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Diarios inéditos de José Donoso: sus demonios y mundos prohibidos

La decana de la Facultad de Comunicaciones y Letras de la UDP, Cecilia García-Huidobro, editó los diarios del escritor chileno que estaban guardados en dos universidades estadounidenses. Acaba de publicarlos en "Donoso in progress". Este primer volumen tiene más de 700 páginas y aborda 15 intensos años de apuntes del escritor de "Casa de campo".
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José donoso era periodista, escritor y profesor. En 1990 recibió el premio nacional de literatura.

Ochenta cuadernos componen los diarios de José Donoso, guardados por largo tiempo en las universidades de Iowa y Princeton. Varios años atrás, la hija de José Donoso (1924-1996), Pilar, comenzó el proceso de editarlos y en conjunto publicó "Correr el tupido velo", una especie de biografía sobre su padre que también transitaba sobre su propia vivencia. Luego del suicidio de Pilar, el año 2011, Cecilia García-Huidobro, decana de la Facultad de Comunicación y Letras de la Universidad Diego Portales, tomó la responsabilidad de editar los diarios.

"Donoso in progress" es el primer volumen y recopila las partes del diario que transitan desde 1950 hasta 1965. En él, la forma de presentarlos parece ser tan importante como lo que ellos expresan. Sus capítulos repasan ciertas cuestiones fundamentales en la obra de Donoso, pero también nos hablan sobre nuestra propia experiencia.

Sus dudas ("No se llamará El obsceno pájaro de la noche", escribió Donoso seis años antes de publicar el libro con ese título), su angustia, sus enfermedades, el amor, las relaciones con su familia y el detallado montaje que había tras sus obras, llenas de perseverancia, lucha, sufrimiento y algunos esbozos de realización, son, quizás, una expresión abrupta de nuestras inseguridades. Por eso, al abrir los diarios, se lee como una especie de texto prohibido, no tanto porque sean una entrada a su intimidad, sino porque -como en los diarios de Kafka- revelan algo que escondemos de nosotros mismos.

Cecilia García-Huidobro cuenta que leyó a Donoso "antes de conocerlo, como suele suceder con los escritores. 'El lugar sin límites' fue por ejemplo una novela que me fascinó y fue el regalo de cumpleaños para todos mis amigos durante un par de años. Lo conocí el año 87, cuando lo entrevisté para la Revista Universitaria. Fui a su casa en la calle Galvarino Gallardo, donde hacía su mítico taller. Un perro peludo me gruñó durante toda la entrevista, creo que todavía no se me quita el susto. Pese a eso seguimos en contacto y después trabajamos varios meses haciendo la recopilación de sus artículos periodísticos".

-¿Qué cambió en tu percepción de él luego de leer y editar los diarios?

-Yo diría que la lectura de sus diarios no cambió mayormente mi percepción, más bien me permitió conocerlo con mayor profundidad.

-En la parte inicial de los diarios se nota una indiferencia por la filosofía y un interés por una literatura menos ética. Sin embargo, de los diarios parece surgir una posición ante la vida que se va forjando. ¿Es así?

-Donoso era un lector empedernido y es muy entretenido seguir en el diario los comentarios que hace de lo que está leyendo. Suele ser criticón. Sin embargo me llamó la atención que prácticamente no lee filosofía. También detesta la novela más racional, digamos que el nouveau roman le parece abominable, porque está escrito con freno de mano, dejando fuera lo inconsciente, oscuro, ilógico. A Donoso más que importarle lo que se dice, le interesa cómo se dice, el artefacto que surge de una historia.

-De la edición de los diarios de Donoso, ¿se desprende que tuviera algún propósito a la hora de escribirlos?

-Como escribió sus diarios por más de 40 años, obviamente fue cambiando la forma de hacerlo. Yo diría que también hubo un aprendizaje por parte de Donoso de cómo escribir diarios. Lo que no cambia es que siempre es una forma de confrontarse a sí mismo. No termina de llamarme la atención cómo habla consigo mismo y cómo habla de sí mismo en los diarios.

-Donoso se mostraba muy inseguro sobre su trabajo. ¿Funcionaban los diarios como una forma de exteriorizar esa inseguridad?

-Más que exteriorizar, los diarios me parece que cumplen la función de exorcizar todos sus miedos y sus demonios, no solo la inseguridad. Principalmente todo lo relacionado con su creación, con la que era sumamente crítico, pero también con otros temores como la muerte, el amor y ese tipo de actos que parecen aterradoramente absolutos.

-En el prólogo dices que los diarios, más que develar cuestiones sobre el autor, las encubre o las diversifica. ¿Qué podemos encontrar?

-Los encubre, porque por muy desgarradoramente íntimo que sea, un diario también es una máscara, otra máscara en la que cobijarse, sobre todo para alguien como Donoso, empeñado en deshacer la idea de unidad del ser humano, obsesionado con el tema del hombre sin identidad.

-Seguiste, como criterio, el trabajo de Robert Gottlieb sobre los diarios de Cheever. ¿Hay algo que emparente esos diarios con los de Donoso?

-Los diarios son radicalmente distintos, diría yo. La forma en que fueron escritos y concebidos por sus autores los pone en veredas opuestas. Más bien lo que los emparenta son ciertas decisiones editoriales de cómo debe armarse un libro de estas características.

-¿Cuáles fueron las dificultades más importantes a la hora de editarlos? ¿Te propusiste algún objetivo específico?

-Leer el prólogo de Gottlieb me llevó al convencimiento que los diarios son un registro en busca de editor. Salvo cuando han sido escritos con plena conciencia e incluso voluntad de publicarlos, demandan un zurcido de alto nivel. Y es que la cotidianeidad pasa por encima de cualquier desasosiego y esas son las hebras que hay que tomar a la hora de seleccionar y organizar el material. Ayudó la coherencia de Donoso en cuanto a la constancia de ciertas obsesiones e ideas recurrentes. Me propuse que este no fuera un libro para especialistas. Ojalá la academia también le interese, pero mi objetivo es que fuera atractivo para cualquier lector inquieto y no solo los profesores de literatura.

-La noción de diario íntimo es una cuestión que se discute en el inicio del libro y que supongo pudo ser problemática al momento de editarlo. ¿Cuál fue tu criterio para decidir cuál de esa intimidad debía ser publicada y cuál no?

-Es que la intimidad es en realidad todo el diario, en ese sentido es un coto privado al que uno accede sin invitación. Ese es el dilema. Pero claro, si alguien no quiere que se lean sus cuadernos, no debería dejarlos a buen resguardo en una biblioteca. Los quema y ya. Una ambigüedad que pone de manifiesto una profunda contradicción humana. La decisión no es qué intimidad debe ser publicada y cuál no. La decisión es adentrarse en el diario o renunciar a él.

-Después de la edición, ¿qué libro de Donoso te parece más importante? ¿Cuál podría cobrar más vigor?

-Estos "Diarios tempranos" corresponden a la época en que trabaja en sus primeros libros, por eso el título "Donoso in progress". Es emocionante asistir paso a paso a la gestación de "Coronación", "El lugar sin límites" y en buena medida "El Obsceno pájaro de la noche". Conocer el backstage de estos tres importantes libros es fascinante y contribuye a revalorizarlos.

-De los diarios se observa que Donoso mantenía una abundante correspondencia con otros artistas. ¿Funcionaban esas cartas como un intermedio entre el Donoso público y privado? ¿Qué intereses artísticos se pueden develar de ellas?

-El epistolario que se conserva en los archivos de Donoso es notable y ahí está en una buena medida una autobiografía involuntaria de José Donoso con el movimiento literario de la época como telón de fondo. Mientras trabajaba en los diarios, leí muchas cartas con el fin de contextualizar mejor el momento en que vive. Fue muy provechoso y me encontré con nuevos rasgos de su personalidad. Una de las cosas que me llamó la atención, por ejemplo, fue la generosidad de José Donoso para ayudar a otros escritores a conseguir plazas en universidades norteamericanas o para presentar libros de sus amigos a editores y agentes literarios.

¿Cuál es el lugar que pueden ocupar los diarios de Donoso dentro de su obra total?

-Ese es un buen punto que habrá que empezar a discutir. En mi opinión, deberían pasar a formar parte de su obra como en algún momento sucedió con sus artículos periodísticos. Los diarios contradicen y refuerzan sus textos, y esa tensión enriquece y renueva toda su escritura.

Cecilia García-Huidobro retomó el trabajo que dejó inconcluso la hija de Donoso al morir.


"Donoso in progress"

"Cuando chico lo que más me gustaba era ir donde el sastre. El sastre tenía de esos espejos movibles, y parándome yo entre las dos alas, y moviendo las alas en forma conveniente, sucedía que mi pequeña figura se multiplicaba en forma infinita, y veía una galería de Pepes unánimes, ritmados, que se prolongaban hasta que la vista ya no lograba comprender los fenómenos de la óptica" (p. 115).

"¿Pues de qué sirve todo esto que estoy escribiendo? ¿Significa una verdad mía? No sé. Lo que sucede, como ahora, es que hay algo terriblemente insuficiente en todo ello. Siento que no toco las cosas. La única cosa bella, porque es lo único exclusivamente humano y que no existe en el reino de la 'verdad', en el reino en lo general, es el amor. Y amor grande yo no he dado nunca" (p. 127).

"Creo que con estas tres sensaciones pilares -mi soledad frente al amor de mis padres, la maravilla del mundo inaprehensible y la casa a la que todos acudían en busca de seguridad- puedo trabajar una niñez interesante en cuanto a mundo íntimo mío" (p. 197).

"Ella me dice que sí, que soy feo, que si no hubiera sido feo las teorías que le he enseñado respecto al amor las hubiéramos podido vivir juntos, pero como son las cosas, imposible. Que sufra con eso, que me hará interesante, ya que yo mismo propago la teoría de que el sufrimiento agranda. Que lo viva" (p. 107).

"Dos meses de nada. Trabajo, inquietud por mi traducción al inglés, neura viva, desconfianza en el pájaro. En todo caso, creo que ahora le daré una nueva embestida. ¡Pueda ser que dure!" (p. 165).

"Pienso que puedo ser muy feliz aquí. Toda la opresión que me asalto en estos últimos días, está totalmente concluida, desvanecida, y siento que tantas cosas se van a decantar, a purificar en mi aquí, que siento que mi vida está tomando su verdadero curso, su curso único. Mi amor por Jose Miguel, que había estado hecho de escombros o de cosas sin construir, enunciadas por la sombra de un mundo naturalmente hostil a tales cosas, en la media hora que he estado aquí, oyendo la furia verde del mar, y toda esta paz que me abraza y esta lejanía y soledad, ha vuelto, y no me avergüenzo de él, más bien siento que tiene la simplicidad y el abandono de todas estas cosas. No sé lo que es, este curioso amor mío, irrealizado e irrealizable, pero es ternura, es deseo de dar vida, de ayudar a vivir, de vivir en conjunto, de rodearse de vida que no sea más que verdadera. Él no me entiende, durante estos días me ha tenido confundido con la fealdad de las cosas que nos rodeaban. Pero llego aquí arriba conmigo esta tarde, vio mi alegría, mi plenitud, y se alegró naturalmente conmigo, solo, prescindiendo del mundo, y vi que repentinamente para el yo ya no estaba confundido con la fealdad de las cosas, con las voces que asolan con su ignorancia (debida, comprensible y natural, pero no por eso menos repugnante) y me vio dueño de una cierta pureza, una cierta altura, de nuevo. Y que, a su manera, me quiso y me comprendió como yo lo comprendo y como yo lo quiero. Creo que ya no nos volveremos a confundir, y eso es una fe grande. Son las siete de la tarde y no lo veré de nuevo hasta mañana. Es bueno así, porque Jose Miguel no es para mí. Amará a Maria Isabel Gandarillas. Se casará con alguna, pero, yo sé, a nadie en su vida querrá como, después quizás, me va a llegar a querer a mí. Yo lo quiero a él: ha despertado en mi algo que yo creía inexistente, esa facultad de asomarme a un alma humana, y vivirla entera, total, y que cada cosa que a ella la conmueva, me conmueve a mi igualmente, con la misma fuerza, de manera que el ya nunca será solo, yo estaré siempre veleta para su viento, rama para su brisa. Todo lo que lo modifica a él me modificará a mí" (p. 117-119).


"Diarios tempranos. Donoso in progress. 1950-1965"

José Donoso

Edición de Cecilia García-Huidobro

Ediciones UDP

712 páginas

$26.000

Por Cristóbal Carrasco

"Digamos que (a Donoso) el nouveau roman le parece abominable, porque está escrito con freno de mano, dejando fuera lo inconsciente".

"Más que exteriorizar, me parece que los diarios cumplen la función de exorcizar todos sus miedos y sus demonios, no solo la inseguridad".

DINKO EICHIN FROST

Adelanto del libro "Diarios tempranos. Donoso in progress. 1950-1965".

Por José Donoso / Edición de Cecilia García-Huidobro.

Creo que ya no nos volveremos a confundir, y eso es una fe grande. Son las siete de la tarde y no lo veré de nuevo hasta mañana.