Recursos para afrontar la sequía
La extensión del déficit hídrico en la provincia de Osorno ha dejado sin fondos de emergencia a cinco municipios.
Resulta tremendamente extraño que una tierra tan pródiga en precipitaciones como lo ha sido históricamente Osorno, que en el imaginario nacional se le asocia con verdes praderas y ríos caudalosos, esté presentando en el mes de julio, pleno invierno, los efectos de una larga sequía cuyos efectos se han ido acumulando en el tiempo. Ahora ya no están esas lluvias que duraban días, las escenas de ríos a más no poder de caudal y lagos con su cota máxima. En esos días caía tanta agua que la idea de reunirla no se asomaba en ninguna de las preocupaciones de las autoridades o de la comunidad. Era un recurso que parecía infinito.
Hoy, en cambio, la zona sur del país está sufriendo un déficit hídrico del 63 por ciento. En el cauce de los ríos se observan bancos de arena, en las marcas de los pilotes de los puentes se exhibe la huella de días mejores, y los lagos lentamente retroceden varios metros. Lo que podría parecer una curiosidad geográfica es en realidad un drama de proporciones para el diario quehacer de las familias de las zonas rurales, donde los pozos profundos son ahora pozos secos y donde actividades tan vitales como la agricultura y la ganadería están en jaque.
En los municipios esto se comprueba a diario, pues han tenido que extender en el tiempo la distribución de agua adonde hace falta. Si hasta hace unos años esta repartición se hacía sólo hasta abril, pues luego aparecía en toda su magnificencia la temporada de lluvias, ahora se realiza incluso hasta hoy, y todas las previsiones indican que tendrá que continuar hasta agosto. Tanto ha sido el cambio que las municipalidades de Purranque, Río Negro, Puyehue, San Juan de La Costa y San Pablo ya agotaron sus fondos de emergencia para llevar agua a los sectores afectados, por lo que tuvieron que pedir el auxilio de la Oficina Nacional de Emergencias (Onemi) para garantizar el suministro de agua mediante los camiones aljibe.
La única forma de que se recuperen los pozos profundos es que llueva prácticamente durante dos meses. Como esto se ve muy lejano por culpa del cambio climático, los municipios y el nivel central tendrán que adecuar sus presupuestos para que la distribución de agua se asegure por casi todo el año. Una paradoja para el verde y lluvioso sur de Chile.