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"En Osorno tenemos que impulsar la asociatividad de productores de leña"

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Rodrigo Alarcón

En su rol de vicepresidente ejecutivo de la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo), Eduardo Bitrán estuvo en Osorno el viernes en el encuentro "Leña, calor del sur", desarrollado en Inia Remehue. Allí planteó las alternativas que dicha institución está coordinando con ministerios y agencias estatales para apoyar la producción eficiente de leña seca y, como tema central, la dilatada catalogación de la leña como un combustible.

Bitrán sostuvo que no se contempla apoyar otras formas de calefacción en Osorno, como por ejemplo subsidiar el consumo eléctrico o el uso de parafina para combatir la contaminación del aire.

Lo justifica reconociendo que la leña es la energía preferida en la zona no sólo porque es la más barata, sino por su calidad y nobleza. Pero enfatiza la diversificación hacia otros derivados, como briquetas y pellets. Además, adelanta que se buscará instalar pocos pero grandes centros de acopio de leña en la ciudad para facilitar la fiscalización.

-¿Por qué no se ha incluido la leña como combustible?

-Venimos de un período desde la política pública en que esto no se ha tomado como problema central, pero está cambiando. Hoy día nos hemos propuesto la implementación de una política pública que involucra la estandarización de este combustible. Con ese estándar podremos establecer una norma nacional para la leña seca y eso ya lo transforma en un combustible.

-¿Qué efecto práctico tiene para el consumidor que la leña pase a ser catalogada como combustible?

-Que va a tener estándares que normen cómo se debe producir y comercializar. Habrá una norma de calidad que tendrá que cumplir cada uno de los que la comercializa, desde el mayorista al minorista. Vamos a tener un sistema de fiscalización para este combustible que es muy importante acá en el sur para que no sea una amenaza a la salud de la población. Esa es la gran diferencia: que no estemos más en la ilegalidad, que esto se formalice también hacia el ámbito extractivo, lo que en términos técnicos se llama una "cadena de custodia" que nos lleve hasta el bosque nativo y nos asegure que su explotación se haga en forma sustentable.

Cadena de la leña

-Hay un cuestionamiento medioambiental y no sólo de salud pública en torno al uso de leña en Osorno...

-Este combustible es neutro desde el punto de vista ambiental. Al momento de consumir, las emisiones son compensadas por la captura de dióxido de carbono que genera el bosque al crecer. Esa es una enorme ventaja sobre cualquier otro combustible fósil.

-Hay preocupación entre los productores. ¿Qué planes considera Corfo para apoyarlos?

-Conaf está trabajando con nosotros en ver mecanismos nuevos de financiamiento para apoyar a los productores forestales pequeños. Está claro que tenemos que ir hacia esquemas más asociativos. El modelo individual de microempresario forestal no tiene la escala que permite un negocio rentable. Por eso tenemos que buscar nuevas fórmulas de carácter más colaborativo.

-Ellos plantean su inquietud respecto a que el Estado entre a regular mucho más el negocio...

-El Estado va a regular la calidad. Si estamos hablando de la leña como combustible, que no quepa duda de eso. El Estado está trabajando para cumplir un objetivo fundamental: que la gente pueda vivir en un ambiente con aire limpio. Esa es la prioridad número uno del Estado. Obviamente eso hay que hacerlo de manera de no matar la actividad económica porque el 20 por ciento de la energía del país proviene de la dendroenergía (energía obtenida de biocombustibles forestales como leña, pellets y briquetas). Y eso debe seguir así, pero tenemos que hacerlo de manera sustentable. El gran problema en Osorno, por ejemplo, es la leña húmeda usada para la calefacción.

-¿Y Corfo planea apoyar otras formas de energía en Osorno, subsidios a la electricidad, parafina, etc.?

-A Corfo no le compete. Sí nos compete apoyar, por ejemplo, los pellets, que son extraordinariamente eficientes. Desde el punto de vista ambiental emiten casi ocho veces menos que la leña seca. Y estamos trabajando en apoyar la instalación de plantas de pellets. Por eso preferimos desarrollar esta cadena dendroenergética con todos sus derivados, porque además tenemos como objetivo revertir el cambio climático. En la zona hay una enorme actividad económica en torno a este ámbito. No podemos desconocer que hay miles de empleos ligados.

¿Estas ayudas se darán a través de fondos concursables?

-Estamos apoyando junto al Ministerio de Energía la instalación de secadores y centros de acopio, por ejemplo. Ahora estamos viendo la posibilidad de generar centros de acopio a gran escala porque eso facilita la fiscalización. Y ahí vamos a apoyar con garantía financiera, con subsidios. Van a tener que endeudarse y contratar créditos, claro. Acá mismo en Osorno hay un grupo de 40 pequeños productores que están organizándose en torno al relleno sanitario para tomar el metano y usar ese gas para secar... serían cerca de 40 mil metros cúbicos de leña seca que vendrían de muchos productores asociados. Ese tipo de iniciativas a nosotros nos interesa y las vamos a apoyar.

"El Estado va a regular la calidad. Si hablamos de la leña como combustible, que no quepa duda de eso. Pero obviamente tenemos que hacerlo sin matar la actividad económica".

Matriz Dendroenergía es

aquella que se obtiene del uso de biocombustibles de la industria forestal. Productores

de leña manifestaron su inquietud a autoridades presentes por la próxima regulación del mercado.

El coleccionista de los manifiestos futuristas

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-¿Qué pervive hoy del Futurismo?

-El movimiento artístico "futurismo" anticipó en 1909 todo lo que sucedió posteriormente en el arte e incluso más allá de él. La teoría futurista es un punto de partida fundamental, aunque hoy no podemos llamarnos "futuristas", uno debe seguir. Para mí el Futurismo es un campo de búsqueda: los documentos que encuentro (36 manifiestos originales, entre ellos el de Filippo Tommaso Marinetti, publicado en Le Figaro de París), inevitablemente, permean mi trabajo creativo.


en resumen

Hasta el 14 de agosto se mantendrá en el MAC la exposición "Futurismo: Primera Vanguardia", colección de Pablo Echaurren con documentos originales de la primera vanguardia del siglo XX, que alentaba la ruptura con la tradición y exaltaba el movimiento, la velocidad y las máquinas. Además incluye "Iconoclast II", ocho collages de Echaurren creados entre 1993 y 2012.

-¿Qué lo llevó a coleccionar estos documentos?

-Tengo una mente de recolector y sin duda el Futurismo era un gran terreno para ejercer este tipo de pasión. Sin embargo, cuando empecé a coleccionar los documentos de los futuristas todavía no existía la debida atención por este tipo de investigación, así que me divertí como un explorador en la selva o como un niño con juguete nuevo. Creo que es fascinante cómo los collages funcionan como cartas de navegación para viajar hoy sin ninguna nostalgia por el pasado.

-¿Cómo se formó la Fundación Echaurren Salaris?

-La Fundación la formamos el 2010 con mi mujer Claudia Salaris, historiadora del arte que investigó en torno al Futurismo y su incidencia en el arte. Nos abocamos a preservar las obras de nuestra propiedad y evitar que en el futuro puedan dispersarse en mil arroyos. Y, aunque el trabajo sobre el Futurismo juega una importancia decisiva para la historia de las vanguardias el mundo, toda nuestra labor la estamos haciendo solos, sin la ayuda de las instituciones.

Pablo Echaurren posee manifiestos, cartas y documentos de más de cien años de antigüedad.

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Alfonso Gonzalez Ramirez

Cameron Crowe honra a los anónimos del rock

La recién estrenada serie "Roadies" muestra a los trabajadores que conectan los cables de una banda de rock. Con humor se para detrás del escenario, zona que conoció muy bien cuando fue crítico musical.
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Cameron crowe ha sido guionista, productor y director de 11 películas. La última: "Aloha".

El director Cameron Crowe.


en resumen

Cameron Crowe fue el periodista más joven que tuvo revista Rolling Stone. Con 15 años entrevistó a Bowie y Dylan. Ganó un Oscar por el guión de "Casi famosos". "Roadies" es su primera serie.

Por Andrés Nazarala

A los 16 años de edad, Cameron Crowe salió de gira con los Allman Brothers. Tras la experiencia -que duró tres meses- publicó una crónica en la revista Rolling Stone que le abrió las puertas al fascinante mundo de la crítica de rock. Ésta estaba liderada por el incomparable y genial Lester Bangs, quien moriría en 1982 de una sobredosis de valium mientras escuchaba el nuevo disco de Human League con el fin de reseñarlo.

Si Crowe no siguió la senda del periodismo musical es porque se cruzó con el cine: en 1981 escribió el guión de "Fast Times at Ridgemont High" y siete años más tarde saltó a la dirección con la entrañable "Digan lo que quieran".

El rock seguía presente, aunque de otra manera, en una obra cinematográfica que se acercaba a la juventud pre-grunge sin exageraciones ni acentuaciones dramáticas. El novel cineasta empezaba a mostrarse como un retratista generacional cuya impronta sería la empatía por cada uno de los personajes, además de una mirada romántica hacia los vaivenes existenciales que anteceden a la adultez.

En el año 2000, ya consagrado y con una filmografía irregular aunque siempre interesante, el cineasta necesitó regresar hacia sus años de aprendizaje y dirigió "Casi famosos", centrada en una banda muy parecida a los Allman Brothers que en los 70 recorre Estados Unidos.

El énfasis de la mirada estaba puesta, sin embargo, en los personajes laterales que rodean a todo grupo de rock, especialmente en un joven crítico (inspirado en él mismo) y en un par de adorables groupies que buscan afectos tras bambalinas. Ahí brillaba también el gran Lester Bangs, interpretado por otro talento marcado por la tragedia: Philip Seymour Hoffman.

La serie "Roadies" -que debutó el domingo pasado en el canal Showtime (el primer episodio se puede ver a través del sitio web del canal)- amplía aún más la mirada del panóptico roquero: se preocupa de trabajadores anónimos tras una famosa banda que, bajo la mirada de Crowe, es aquí completamente secundaria. Lo que importa son los roadies, los mánagers, los técnicos y cómo todos se relacionan con el ego de las celebridades, la devoción masiva y, por supuesto, la voracidad de las groupies.

Consciente de los procesos más inmediatos que demanda la televisión, el director incrementa el elemento humorístico para componer una galería de personajes que incluyen a un manager que comienza a sentirse "demasiado viejo para el rock" (Luke Wilson) y una productora que se ve acosada por un groupie (Carla Cugino). Son trabajadores atrapados en el pandemonio del rock and roll, mártires de una industria ruidosa y millonaria.

Rich Fury/Invision/AP