El desarrollo que viene
Lo que parece una desventaja, puede transformarse en una oportunidad para desarrollar la "Internet de las cosas" a una escala enorme. Estamos a tiempo de hacer algo distinto para Chile, algo que sobrepase largamente la actividad productiva y sea capaz de ser un faro inédito para el mañana.
El mundo tiene olas de cambio, como la biotecnología, o la libertad de comercio, internet y antes la imprenta, los viajes aéreos, la penicilina, los procesos de pasteurización, religiones y, en general, los grandes inventos, que son algo más complejo que el mero artefacto que resulta creado.
La historia y el futuro se entienden de esa forma, donde es mejor hablar de procesos, es decir, de hechos que gatillan fenómenos más complejos que debemos saber surfear a riesgo de morir aplastados.
Pasó, por ejemplo, con Internet. No es un solo gran invento, sino la conjunción de muchos descubrimientos que dialogan entre sí. La red y su éxito, no sería posible sin los aparatos electrónicos creados para ello, como computadores, o teléfonos inteligentes.
El vicepresidente de Corfo, Eduardo Bitrán, ha dado cuenta de la visión que tiene el Ejecutivo respecto al futuro. Dice que la "Internet de las cosas" (la interconexión digital de objetos cotidianos mediante la red) es la próxima revolución en ciernes. Como sabemos, Chile no tiene grandes desarrollos en este ámbito. No producimos computadores, ciencia, en definitiva, no estamos a la vanguardia en nada.
Sin embargo, tenemos una industria potente, global, fuerte, desde la cual podemos hacer innovaciones y transformaciones que pueden irradiar experiencia y resultados a otras actividades. Lo que parece una desventaja, puede transformarse en una oportunidad para desarrollar la "Internet de las cosas" a una escala enorme, precisamente porque las máquinas tendrán un rol protagónico, por ejemplo, en la minería subterránea, la principal actividad productiva de Chile, y en todas las actividades anexas que de allí se desprendan.
Para que esto suceda, porque este desarrollo no existe en el mundo, debe, indudablemente, existir una visión compartida entre los sectores privado, público, las universidades; ya que esto puede modificarse en una catapulta que lleve al país a otro estadio. Estamos a tiempo de hacer algo distinto para Chile, algo que sobrepase largamente la actividad productiva y sea capaz de ser un faro inédito para el mañana.