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La espiritualidad en el ámbito de la salud

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No me sorprendió leer que algunos hospitales y ejecutivos de empresas de seguros de salud buscan proporcionar una atmósfera no solo física, sino también espiritualmente sanadora. Esto significa dedicar cada día un tiempo para reflexionar, orar y participar en actividades para la comunidad. Hoy en día, se considera que la salud espiritual es también una estrategia en los negocios.

Hace dos años tuve la oportunidad de dar una conferencia a los docentes de la Facultad de Enfermería de Ciudad Victoria, Universidad Autónoma de Tamaulipas, sobre la importancia de la espiritualidad en su trabajo. Entre varias ideas, compartí mi propia experiencia al prepararme mentalmente para poder ayudar mejor a los demás, y cómo ellos podían hacer lo mismo. La receptividad fue tan grande, que la docente y jefa de enfermería del hospital pensó en ofrecer una charla a los enfermeros bajo su responsabilidad, así que en noviembre del año pasado volví a la universidad. La asistencia fue de más de 100 profesionales de la salud de aquel hospital.

Para todos los que trabajamos con la salud, independientemente de la experiencia que tengamos, es muy importante cuidar de nuestra propia salud y del pensamiento primero, para poder cuidar mejor de los pacientes. Un gran ejemplo de profesionalismo e incluso de superación de límites humanos y amor incondicional, fue Florence Nightingale, fundadora de la enfermería moderna, que cierta vez dijo que su éxito se debía al hecho de que "nunca dio ni aceptó ninguna excusa" para ayudar o hacer el bien.

Como teóloga y contemporánea de Nightingale, Mary Baker Eddy explica que "filántropos ocupados en labores humanitarias han sido capaces de experimentar, sin desfallecer, fatigas y exposiciones al peligro", porque derivan su apoyo "de la ley divina, que se eleva por encima de la humana. La exigencia espiritual… provee la energía y la resistencia que superan todo otro auxilio, e impide el castigo que nuestras creencias quisieran unir a nuestras mejores acciones".

¿Quién no quiere trabajar sin fatigarse, sin exponerse al peligro, siempre lleno de energía? Para lograr esto, la calidad de nuestro pensamiento es lo más importante. Reconocer que, cuando cuidamos de alguien, la compasión, la motivación y la sabiduría que expresamos tienen su fuente en lo divino, quita el falso sentido de responsabilidad propia, y nos brinda la capacidad para hacer bien nuestro trabajo.

Es por eso que los profesionales de salud sí necesitan la espiritualidad. Tomarse unos momentos a diario para reconocer que la fuente de energía, sabiduría y tranquilidad es divina.

Leide Lessa

Tomar fotografías aumenta el placer del momento que se vive

SICOLOGÍA. Un estudio reveló que hay personas que mejoran su experiencia al compartir sus imágenes, siempre y cuando no sean desagradables.
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Pamela De Vicenzi

Para los usuarios de la tecnología y las redes sociales, subir una fotografía en una ocasión especial ya es parte de la vida cotidiana. Matrimonios, salidas a comer, vacaciones o el fin de una jornada copan álbumes en estas plataformas.

Un estudio de tres universidades de EE.UU. descarta que tomar fotografías sea una forma de distorsionar un momento especial. Por el contrario, este acto incrementaría la satisfacción de la persona que las sube a la web, en comparación con quienes niegan esta costumbre.

"Esta es la primera investigación extensa que examina cómo el tomar fotos afecta el disfrute de la experiencia de las personas", escribieron los autores en la investigación, difundida por la Asociación Americana de Sicología (APA).

Los especialistas aseguraron que la fotografía puede aumentar la satisfacción en cuanto a la experiencia gracias al crecimiento de la participación.

El equipo lo conformaron Kristin Diehl (Universidad del Sur de California), Gal Zauberman (Universidad Yale) y Alixandra Barasch (Universidad de Pennsylvania).

Los investigadores describieron nueve experimentos en los que participaron más de dos mil personas. Algunos de ellos se realizaron en un ambiente controlado, es decir, en un laboratorio.

En cada experimento, las personas debieron participar en una actividad, por ejemplo, viajar en un bus o comer en un patio de comidas. Cada uno recibió instrucciones para tomar fotografías en la actividad o sencillamente no hacerlo.

Luego, los voluntarios completaron una encuesta diseñada para medir no sólo el placer que les produjo la experiencia, sino qué sintieron al participar en ella. En la mayoría de los casos, las personas que tomaron fotografías tuvieron mayores niveles de gozo.

Los resultados del estudio contradicen la creencia de la fotografía como un modo de interrumpir la actividad y que menoscaba la experiencia. Los participantes señalaron que "ser fotógrafos" aumentó su compromiso con lo que estaban haciendo.

"Uno de los factores críticos que se demostró que afecta el placer es el grado en que la gente está comprometida con la experiencia", indicaron los científicos. Es más, agregaron, tomar fotografías de forma natural en lugar de posar atrae más a las otras personas.

En otro experimento, los participantes hicieron un recorrido al interior de un museo y portaron lentes especiales que seguían el movimiento de sus ojos.

Los investigadores encontraron que quienes tomaron fotografías pasaron más tiempo examinando las piezas exhibidas, en comparación con quienes se limitaron a observar y recorrer el museo.

Efectos adversos

Sin embargo, hay casos en los que la toma de fotografías no otorga grandes cantidades de placer, sobre todo si la persona está activamente comprometida con la experiencia.

Este fenómeno salió a la luz en otro de los experimentos. Por ejemplo, los participantes que tuvieron que concursar en un proyecto de artes no sintieron mayor goce que quienes observaron sus creaciones.

Otro caso es cuando el aparato fotográfico es pesado o requiere de cuidados, sobre todo si se trata de lentes de gran valor en el mercado. Esto interfiere en la experiencia, según los investigadores.

Esta situación también ocurre cuando hay escenas desagradables. En otro experimento, los voluntarios asistieron a un safari virtual y no soportaron fotografiar la muerte de un búfalo, asesinado por leones.

El placer de fotografiar con la mente

El estudio también dio cuenta de las personas que no tienen el talento para manejar una cámara fotográfica, pero que registran los momentos usando la mente. En esa línea, los investigadores plantearon que entre los participantes hubo quienes sintieron mayor placer a través de estos registros imaginarios, ya que tuvieron la sensación de ser una pieza fundamental en la experiencia. En general, el goce de ser fotografiado depende del grado de participación de quienes aparecen en las imágenes.