Sergio Silva
"Espero que en algún momento puedan perdonarme por lo que sucedió y por la responsabilidad que a mí me compete en el accidente. En lo personal, hasta el último día de mi vida no olvidaré lo que pasó hace un año y 11 días".
El testimonio corresponde a Rodrigo Soto (40 años), quien protagonizó la madrugada del 21 de mayo del 2015 un fatal accidente en la Ruta U-55 a Puerto Octay, donde fallecieron Lorena Elisabeth Maldonado Alvarado (48 años) y Carla Camila Ramos Muñoz (26 años).
En aquella ocasión, la camioneta que conducía Soto impactó de frente al vehículo donde viajaban tres profesoras con destino a la comuna lacustre. Debido a la magnitud del hecho fallecieron dos mujeres, mientras que la copiloto Gisela Ojeda, fue rescatada con diversas lesiones.
Precisamente la docente de educación básica, que ahora vive en Temuco, ayer se enfrentó cara a cara con el conductor que le arrebató a quienes eran sus colegas en la Escuela San Vicente de Paul.
Tanto a las afueras del tribunal como en el interior de la sala también se congregaron familiares y colegas de las docentes fallecidas -un grupo cercano al medio centenar-, quienes pidieron que se aplique justicia en este caso.
El hombre, antes de dar comienzo a su declaración, pidió a los jueces dirigirse a los familiares de las víctimas y en menos de dos minutos expresó palabras de disculpas hacia ellos.
En prisión
El chofer está en prisión preventiva desde el día del accidente, por el delito de conducción en estado de ebriedad con resultado de muerte y lesiones.
La audiencia contó con los alegatos de apertura de parte de Fiscalía y la abogada querellante, junto al reconocimiento de parte de la defensa del imputado sobre los hechos por los que fue investigado y por el cual se piden siete años de cárcel y la suspensión de por vida de la licencia de conducir.
El chofer que protagonizó el accidente reconoció que había participado de una reunión de colegas en una sede deportiva de Cancura, donde según su propio relato habría ingerido cerca de nueve cervezas y dos copas de vino.
El encuentro de camaradería se enmarcó como una forma de afiatar lazos entre los compañeros de labores de una empresa ubicada en la Ruta U-55 a Puerto Octay. Tras culminar la celebración, el hombre habría tomado la determinación de viajar a Puerto Varas donde vive su esposa e hijos.
En el trayecto, y según su propio relato a los jueces, habría tenido un prolongado parpadeo y luego se registró el accidente.
"mi vida cambió"
Ayer Gisela Ojeda, sobreviviente del mortal choque, se reencontró con la persona que causó el accidente y la muerte de sus amigas.
"Mi vida cambió después de ese accidente. Estuve tres meses imposibilitada de hacer mis cosas por sí sola, tuve que tener ayuda de mis familiares. Ahora soy otra persona, con el choque se fue parte importante de mi vida, mis amigas y colegas. Ya no soy la misma que era antes del accidente, me cuesta quedarme dormida, estoy con tratamiento", expresó la joven profesora a la salida del tribunal luego de prestar declaración.
Consultada sobre si acepta las disculpas de Soto, Gisela expreso que sus palabras buscan quedar bien frente a los jueces.
"No tienen mayor validez. Si él hubiera sido responsable, no se habría subido a la camioneta y manejado ebrio. Ustedes escucharon el informe de la alcoholemia, marcó 2,35 gramos de alcohol por litro de sangre", expresó la docente.
El juicio se reanuda hoy donde se conocerá si es o no culpable del delito.
"Ahora soy otra persona, con el choque se fue parte importante de mi vida, mis amigas y colegas. Ya no soy la misma".
Gisela Ojeda, Sobreviviente del accidente