La edad cronológica no predice la verdadera esperanza de vida
DETERIORO. Un estudio advierte que en la actualidad el envejecimiento se debe medir según el estilo de vida y la prevalencia genética de una persona.
Quedó atrás la clásica asociación entre edad cronológica y salud. Mientras hay adultos mayores que gozan de buena salud y lucidez mental, en la mediana edad ya se evidencian enfermedades recurrentes en la vejez, especialmente de tipo cardiovascular.
Un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) da cuenta de cómo medir hoy en día la edad biológica de la persona y sugiere que ya no es posible predecir su esperanza de vida de manera cronológica.
La investigación busca determinar el deterioro de su organismo no a través del envejecimiento, sino a partir de ciertas condiciones que favorecen la aparición de ciertos males.
Caminos divergentes
Martha McClintock, académica de sicoloía y desarrollo humano de la Universidad de Chicago (EE.UU.), da cuenta de un nuevo modelo para evaluar el envejecimiento de las personas.
Esto incluye factores como la salud mental, antecedentes de fracturas o daños orgánicos y el nivel de actividad física que realizan.
McClintock señaló que hay que repensar el envejecimiento y que existen caminos divergentes, como si se tratara de "deltas en un río. Llegamos al final de la jornada a través de diferentes vías", explicó la académica, citada por Time.
En general, las enfermedades solían actuar de manera cronológica. Por ejemplo, cuando una persona padece alguna enfermedad cardíaca o cáncer, se hacen predicciones a partir de su edad. Mientras más años tenga, mayor es el riesgo de mortalidad.
El estudio de Chicago, al igual que otros, plantea que las personas responden de manera diferente a estas enfermedades y es necesario tomar en cuenta factores como la prevalencia genética y su estilo de vida. Estas experiencias se pueden ajustar y dar lugar a resultados diferentes.
Los resultados
McClintock y su equipo revisaron datos de 3.000 personas de 57 a 85 años inscritos en un programa de salud. Los investigadores realizaron un seguimiento durante más de cinco años y registraron varias características de salud física y mental.
Los especialistas estudiaron 54 variables de salud, incluyendo factores como la movilidad y la vista, que podrían entregar datos sobre si la vejez va bien encaminada.
Los resultados mostraron que las personas consideradas más sanas tenían un mayor peso y una presión arterial más alta. Estos participantes presentaron niveles positivos en cuanto a enfermedades específicas, movilidad, vista y audición.
En cambio, quienes tenían un peso normal no tenían problemas cardíacos o diabetes. Sin embargo, sufrieron de úlceras o anemia, además de un riesgo de mortalidad dos veces mayor durante los cinco años del seguimiento.
Un tercer grupo presentó condiciones de salud negativas, no se trataron de manera correcta enfermedades como la diabetes y por ello no gozaban de buena movilidad.
McClintock señaló que estos resultados ponen de relieve la complejidad de la imagen que la sociedad tiene del envejecimiento y remarcó la importancia de ampliar las variables del deterioro de la salud.
En cuanto al peso corporal, el equipo de investigación hizo hincapié en evitar el sobrepeso para frenar la aparición de enfermedades metabólicas. Pero las personas que no las padecen en la vejez no necesitan de controles de peso extremos.
Los predictores de salud más precisos
El estudio de Chicago remarca que hay predictores de salud que pueden ser más precisos. Estos son la depresión, la soledad y la fragilidad ósea. "En lugar de políticas centradas en la reducción de la obesidad como un problema de salud, un mayor apoyo a la reducción de la soledad entre los adultos mayores aislados o la restauración de las funciones sensoriales sería más eficaz en la mejora de la salud y el bienestar de la población de más edad", subrayó Edward Laumann, coautor del trabajo.