La planificación urbana, diseño de infraestructura y sistemas urbanos es un aspecto en la búsqueda del desarrollo que cumple un rol fundamental en la mejora de la calidad de vida. A pesar de esto, en ocasiones se percibe como si su razón de ser se diluyera en proyectos que no entendemos, o en la concreción de obras que en vez de ser valoradas por la comunidad, desencantan.

Hoy vemos como nuestra ciudad crece, no sólo en cantidad de habitantes, sino también en infraestructura a través de obras públicas que, aun teniendo la certeza de que cada una de éstas buscan "sumar", en oportunidades la concreción de estos anhelos resulta alejarse de lo que la ciudadanía espera o necesita. Obras como el Puente San Pedro, Mercado Municipal, avenida Mackenna, los kioskos sobre un tramo de esta avenida, o el viaducto que se pretende sobre el acceso a calle Freire por su extremo norte en conexión con Pilauco, entre otras, nos han sorprendido y nos siguen sorprendiendo, incluso a quienes brindamos tiempo y dedicación a temas de inversión pública, desarrollo de proyectos y obras de construcción.

Más allá de nuestro gremio, la baja participación local en estos temas que son de alto impacto ciudadano constituyen frenos al desarrollo, acentuando matices que atentan contra la calidad de vida como una forma más de marginalidad, inequidad urbana y segregación, fomentando el centralismo en la toma de decisiones.

Como expone el arquitecto y urbanista Iván Poduje, debemos proyectar un país más "ancho" que reconozca la transversalidad de lo local como una forma real de desarrollo territorial, inclusivo, integrado, representativo, que abarque hasta las comunas más pequeñas, a quienes están y viven más alejados.

Valoramos los concursos de ideas llevados por el municipio osornino, fundamentales en etapas iniciales, sin embargo, aún creemos necesario reforzar los aspectos de seguimiento al desarrollo de los proyectos y concreción de las obras, además de la generación de un banco de proyectos que respondan a un sentido local y brinden una consideración mayor desde la ciudad y desde el territorio.

Las Mesas de Trabajo que la CChC Osorno ha propiciado con el municipio, y que estamos prontos a reactivar y oficializar a través de un convenio de colaboración, buscan mitigar lo expuesto. Lo mismo haremos a través del convenio de trabajo con la Subdere, donde junto al intendente y su equipo, aportaremos como gremio con insumos técnicos para el fortalecimiento de la inversión pública en nuestra región.

En la línea de nuestro afán descentralizador, contaremos la próxima semana en nuestra sede con la exposición de la gerente general del Centro de Estudios e Investigación de Libertad y Desarrollo, Bettina Horst, con quien tendremos la ocasión de discutir sobre los intendentes elegidos (2017) y su impacto en el desarrollo regional y nacional, entre otros asuntos de interés local.

Ronald Scheel Bass, presidente de la CChC de Osorno

Apesar de que para este mes la Municipalidad de Osorno pretendía tener habilitada la farmacia popular que prestará servicios a sus habitantes, su apertura tendrá que esperar un tiempo más hasta obtener mayores claridades que se han solicitado a la Contraloría General de la República, a fin de evitar que su implementación se vea entorpecida una vez que ya esté en pleno funcionamiento. La idea de este tipo de centro de venta de medicamentos por fuera del sistema comercial surgió el año pasado en la comuna de Recoleta, en la Región Metropolitana, y se extendió como un reguero de pólvora por numerosas comunas del país, en gran parte por las sensibilidades heridas a nivel ciudadano que había dejado el caso de la colusión de las farmacias, y también por el alto precio que demanda la compra de muchas de las recetas de los profesionales médicos.

En el caso de la iniciativa de farmacia popular de Osorno, el plan apunta a un modelo mixto, capaz de recoger parte de las experiencias ya concretadas en la propia Recoleta y Viña del Mar. Quizás si la principal novedad anunciada para el proyectado establecimiento en la ciudad está en que todos los ciudadanos, sin distingos de ingresos o de su adscripción al sistema de salud (isapre o Fonasa) podrán acceder a comprar sus remedios, lo que sin duda podría beneficiar a amplios sectores de la clase media que suelen ser marginados de los beneficios estatales.

Una vez que la Contraloría responda las inquietudes formuladas desde Osorno, ojalá lo más pronto posible, el municipio estará en condiciones de cumplir con esta promesa que sin duda aportará al acceso equitativo a la salud. Probablemente en el camino continuarán apareciendo nuevas complicaciones, como la reciente constatación del Instituto de Salud Pública en cuanto a que los laboratorios están vendiendo los remedios a las farmacias populares ya en funcionamiento a un precio mayor, pero el objetivo trazado exigirá de parte de las autoridades la mayor convicción para responder a las expectativas formadas. De lo contrario, la frustración será perjudicial, tanto para gobernantes como para gobernados.