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Misión de Trumao: un lugar de devoción y belleza escénica

PATRIMONIO. El templo católico establecido en 1849 se emplaza en una colina que mira hacia el amplio valle del río Bueno.
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L a Misión de Trumao, situada a 11 kilómetros de La Unión, es un recinto católico de gran belleza arquitectónica y patrimonial, emplazado en un paraje igual de pintoresco. Desde su ubicación en lo alto de una colina (emplazamiento escogido cuidadosamente por los misioneros para mayor seguridad) se observa el valle del río Bueno y las vegas de Trumao, planicie adornada con verdes praderas y cultivos de trigo.

La misión fue establecida en 1847 por los franciscanos, no obstante esta fecha parece aludir a la reconstrucción del templo por los misioneros del Colegio de Castro, pues existen referencias a un templo en el lugar bastante anteriores. A partir de 1849 queda en manos de los padres capuchinos venidos de Italia. En 1849 tomó posesión de la capilla el padre Constancio de Trisobbio. La iglesia aparece a medio restaurar en 1866. El último padre italiano, Luis de Camerino, agrandó el templo, reconstruyó el campanario y compró una campana nueva. A fines del XIX la misión se entregó a los capuchinos bávaros, quienes se destacaron por su oficio artesano en madera.

La iglesia luce un claro sello franciscano en el diseño de su fachada principal. El interior carece de arcos y bóvedas y está decorado con pinturas realizadas con plantillas en varios colores.

El templo fue completamente restaurado en agosto de 2006 por iniciativa de las hermanas Iroumé Carrére, descendientes de una familia vasco-francesa de comerciantes de Trumao.