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Austriaco elabora muebles con diseños únicos en Las Quemas

EMPRENDEDOR. Heinz Ziernwald llegó hace 22 años a Chile y se quedó en Osorno por amor. Ahora se dedica a la confección de muebles de diseño exclusivo en su empresa Muebles HZ. Y si bien evita entregar precios -ya que considera que cada creación es diferente a otra- señala que puede vender desde una tabla cepillada hasta el amoblado completo para una cocina o una casa. Para él, todos los clientes son iguales.
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Leonardo Yevenes

Antes de comenzar a hablar, Heinz Ziernwald, de 48 años, prende un cigarro y ofrece algo de beber. Entre las alternativas hay café, té, cerveza o pisco sour, que Heinz reserva para quienes le visitan en su oficina impecablemente decorada con madera.

Abierto a la hora de hablar y entusiasta de lo que hace, este austriaco alto y delgado se ha consolidado en los últimos años como uno de los grandes artesanos de la madera, ya que en su taller ubicado en el sector Las Quemas en Osorno, a pocos metros antes de llegar a la Ruta 5, diseña y elabora muebles únicos e irrepetibles.

Oriundo de un pueblito alejado a 80 kilómetros al oeste de Viena (la capital) y cercano a la frontera con Alemania, Ziernwald llegó hace 22 años a Chile contratado por un empresario de la zona, donde desempeñaba su profesión relacionada con la madera, "porque en Austria esto se estudia y casi todas las actividades que se llevan a cabo se realizan de manera profesional, no como en Chile donde lamentablemente se lo toman como un oficio", aclara.

Por lo mismo, el respeto que tiene por quienes realizan esta labor en nuestro país es grande, ya que considera que muchas veces este trabajo no es tomado con la seriedad que se debería.

Eso sí, y aunque le cuesta admitirlo, los muebles que elabora en su taller son de alta calidad y fabricación única, orientados a aquellos clientes que desean encargar un algo fino y exclusivo.

Se trata de muebles que pueden costar desde 100 mil pesos hasta la remodelación de una cocina que puede alcanzar los seis millones de pesos.

Enemigo de dar cifras concretas a sus trabajos -a los que considera tan disímiles que es imposible ponerle un precio fijo- Ziernwald se apura en señalar que las puertas de su empresa están abiertas para todos quienes deseen venir, que no tiene clientes exclusivos y que le "carga" que muchas veces lleguen personas en autos de lujo y consideren que -por poner un ejemplo- una silla diseñada y trabajada por él y sus colaboradores, por la que podría cobrar 50 mil pesos, la encuentren cara.

Referente al material con el que trabaja, señala que laboran con cualquier madera que se encuentre seca en temporada, aunque lamenta que muchas veces el tema se vuelva informal debido a que no cuenta con el stock de madera cuando lo pide el cliente, por lo que en ocasiones debe hacer modificaciones a los pedidos.

"No es como ir al supermercado a comprar cecinas o confort, lamentablemente", agregó el profesional.

Se quedó por amor

Proveniente de la región de Waldviertel ("cuadrante boscoso" en castellano), este austriaco indica que su lugar de origen es notablemente parecido a la zona de Osorno, "sólo que aquí es mucho más amplio", explica.

Heinz Ziernwald llegó a la zona en 1994 gracias al contrato de un año que le ofreció un inversionista chileno para que trabajara en la construcción y mueblería de un fundo que poseía en la zona. En medio del proceso Heinz se enamoró de una chilena y pronto se dio cuenta que iba a ser muy difícil mantener a una familia con el sueldo que recibía en el fundo, tras lo cual surgió la idea de independizarse.

"Como dependiente iba a estar frito si yo quería un futuro", dice este hombre de modismos chilenos bien arraigados.

Sus inicios fueron lentos, ya que comenzó a trabajar con dos muchachos a los que les enseñó lo que sabía, no obstante hoy día ya cuenta con 11 personas a su lado y en algunos momentos llegó a tener hasta 50 funcionarios en proyectos muy específicos.

Para este empresario, dos cosas son fundamentales al momento de entregar un trabajo: calidad y cumplimiento en lo que se pide y cuándo se pide, lo que a su juicio le ha traído dividendos con el número de clientes a corto y mediano plazo.

Eso sí, reconoce que a través de los años ha experimentado altos y bajos, debido a la fluctuación del mercado, sobre todo porque existe una época especial donde la gente le solicita un mayor número de trabajos, que es entre agosto y diciembre.

"Luego de eso comienza a bajar, específicamente porque llega marzo y todos los chilenos están mal con los gastos. ¿Quién va a querer comprar un mueble en esa fecha si tiene que comprar un montón de cosas", explica en buen chileno.

Todos por igual

En cuanto a sus clientes, los describe como personas fieles que llevan años encargándole muebles o habilitaciones específicas de un dormitorio o cocina, por poner ejemplos.

"Todo nuestro trabajo y publicidad se hace por medio del boca a boca, ya que apenas hace un año y medio recién comenzamos a contratar publicidad formal", explica.

Y aunque reconoce que los precios son variados y que pueden alcanzar cifras poco acostumbradas en el mercado nacional, enfatiza en el hecho de que las puertas de su empresa están abiertas para todos y que no busca un tipo de cliente específico, porque reconoce que en nuestro país las clases sociales se encuentran muy marcadas, "no como en Austria donde el alcalde se sienta con el obrero y éste con el doctor", aclara.

Sobre este mismo punto, Heinz señala que los precios pueden ser pequeños o altos y casi sin límites, lo que asemeja al trabajo que hace en madera, donde tampoco existen límites, donde todo varía de acuerdo a la madera, diseño, el tiempo que le dedica y hasta el cariño que le tiene a una madera difícil de conseguir o que ha tenido mucho tiempo en su taller o en su casa.

"Aquí puedo vender desde una tabla cepillada de tres mil pesos hasta un mueble al que debo calcular su valor, porque son únicos y a pedido. Ninguno puede ser igual a otro y en cuanto a segmentos de gente, nosotros trabajamos con todos, sin distinción alguna", manifesta Heinz.

De hecho, hasta su talle llega gente que busca precios y otros que contratan grandes trabajos por etapas, y otros casos donde los pedidos quedan a medias debido a que se les acabó el dinero, pero que luego se recuperan y retoman el proyecto.

"A los mueblistas en este país se los ve muy por debajo, cuando lo que hacemos es una labor importante". "Hay gente que se queja porque una silla puede valer 50 mil pesos y andan en camionetas de 20 millones de pesos".

100 mil pesos y hasta seis millones -por poner una cifra- puede costar un mueble o proyecto de remodelación, dependiendo de la madera, el tiempo y las características de cada pedido.

1994 fue el año en que el ciudadano austriaco llegó a Chile desde la región de Waldviertel. Tras ello formó una familia junto a una chilena y creó su propia empresa.

11 trabajadores tiene la empresa de este austriaco de 48 años de edad, quien viaja por lo menos una vez al año a Europa a ver a su familia.