Cuando observamos la marcha del país, vemos como continúan los eternos conflictos entre las grandes empresas y los abastecedores de materias primas, o entre las grandes empresas y los consumidores.

Aquí aparece en gloria y majestad la estructura Cooperativa. En esencia, ésta pretende crear riqueza, pero para ser repartida entre muchos. Busca desarrollar a las regiones y al país entero, pero beneficiando a miles de Chilenos.

Cuando vemos a una clase media que se está consolidando en Chile, es trascendental cuidarla, porque es la llamada a dar estabilidad política y social al país a lo largo del tiempo. Esta situación es de extraordinaria importancia, pues evitará los a veces trágicos movimientos pendulares de carácter político y social, que han ocurrido a lo largo de la historia de Chile.

En la estructura cooperativa se cuida esta clase media, pues ella es la que participa de y se beneficia. Como representantes de las cooperativas y pymes, no nos interesa un país que le pertenezca a tres o cuatro familias. Queremos una nación que le pertenezca a miles de chilenos, que participen en cientos de miles de empresas cooperativas, demandando y dando trabajo, produciendo servicios, generando progreso, descentralizando al país, y lo más importante, abasteciendo a los chilenos y al mundo entero, en la proporción que podamos.

Sin embargo, para lograr este fin, las cooperativas tienen una tremenda responsabilidad en su conducción. En el manejo de las cooperativas debe primar el profesionalismo, la excelencia y la honorabilidad. Será responsabilidad de sus integrantes lograr que estos valores se desarrollen de manera permanente. Hemos presenciado trágicos ejemplos que cuando esto no ocurre las cooperativas quiebran o son utilizadas para beneficio de unos pocos.

Por ejemplo, Europa y países como Alemania basan su economía en las estructuras cooperativas. En Chile se debe entregar educación cooperativa a los niños, sobre la importancia de estas estructuras, como una alternativa para alcanzar objetivos en conjunto.

Debemos aprender a trabajar unidos mirando al futuro. Debemos enseñarles valores a nuestros hijos desde pequeños para que enfrenten la vida con otra mirada. El individualismo exacerbado en las nuevas generaciones es algo de lo cual debemos hacernos cargo.

Fernando Becker Director Cooperativas A.G.

"Sería una pequeñez que alguien quisiera sacar réditos políticos a partir de un momento tan doloroso para el país. Lo que se ha hecho aquí es avanzar en reconstrucción, en distintos años, y le ha tocado a distintos gobiernos". Con estas palabras, la ministra vocero de Gobierno (s), Javiera Blanco, se refirió a uno de los tópicos fundamentales que se repite cada año, en la conmemoración del 27 de febrero de 2010.

Ese día un terremoto considerado como uno de los más fuertes ocurridos en el mundo desde que existen registros, fue seguido de un tsunami que arrasó ciudades costeras e islas, dejó 525 muertos, más de 800 mil damnificados y daños materiales imposibles de cuantificar con total certeza.

Las dificultades siguieron por la falta de acceso a los servicios básicos, episodios de saqueos y una serie de experiencias que hicieron aflorar tanto lo mejor como lo peor de nuestra sociedad. Con todo, el recuerdo de esta tragedia representa una buena cuota de dolor y amerita reflexiones profundas.

Por eso, el llamado de la ministra Blanco suena coherente y necesario, aunque evidentemente choca con una realidad marcada ya hace un buen tiempo por los discursos que apuntan precisamente en el sentido contrario, es decir, la búsqueda del provecho político y electoralista.

Ahora bien, si de lo que se trata es reconocer las lecciones que dejó el 27/F, evidentemente que la necesidad de estar mejor preparados para enfrentar en el futuro un evento de esta naturaleza aparece como prioridad en cualquier debate. Y en ese orden de cosas, el principal desafío es no trepidar en la necesidad de seguir avanzando de forma consistente en la implementación de medidas de mitigación.

También se observan matices, pues por un lado ha habido de manera transversal avances significativos, como la reconstrucción de viviendas, de infraestructura y edificación de parques de mitigación, por otra parte se mantienen dudas en materias como la institucionalidad asociada a las emergencias y la necesidad de generar una cultura ciudadana que apunte a la prevención y preparación ante las catástrofes.