Leonardo Yevenes
En uno de los cubículos de venta que se encuentran al interior de la Feria Los Ándes de Rahue Alto, situada en calle Argentina, Cindy Águila y Orlinda Guala revuelven una pequeña sartén en la que están cocinando huevos revueltos para el desayuno.
Falta poco para que se cumplan las 11 de la mañana y estas dos mujeres comparten calmadamente la primera comida del día debido a que al interior del recinto prácticamente no hay clientes dando vuelta o viendo mercaderías. La razón: de los aproximadamente 40 puestos que hay a disposición al interior del galpón que fue renovado completamente en noviembre pasado con una inversión de 130 millones de pesos y 610 metros cuadrados, apenas tres de ellos se encuentran funcionando. Los demás están vacíos.
A los puestos de Guala y Águila (que manejan cosméticos y paquetería respectivamente) se suma una cocinería donde se sirve muday, pero nada más.
Dando vueltas
Según explica la última de estas comerciantes, el día a día funciona así: casi sin nada que hacer, sólo esperar que llegue algún cliente.
"Lo que pasa es que la gente no llega aquí por varias razones, entre ellas porque casi no hay locatarios, por lo que los clientes no tienen nada que venir a comprar al estar apenas nosotras tres", afirma.
Asimismo, otra de las explicaciones para ver una feria nueva casi completamente vacía se debería a que justamente los mismos locatarios que alguna vez estuvieron instalados en el lugar, alegaban que el barrio no proveía una clientela asidua, debido a que es una zona donde hay principalmente adultos mayores, por lo que fue en base a esta misma razón por la que comenzaron a abandonar los puestos que en su mejor momento alcanzaron a quince ocupados.
"Es como un círculo vicioso. Primero los comerciantes se quejaron de que no venía gente, luego éstos se fueron y con eso mucho menos gente comenzó a venir al darse cuenta que no hay puestos. Si los locatarios se hubiesen quedado, cumplido con los horarios y abierto cada día, la gente del barrio se habría acostumbrado a venir y ahora tendríamos más clientes. Como dijo una autoridad al ver lo que estaba pasando con nosotros, 'el feriante es quien finalmente hace la feria'".
Otro punto que alegan los locatarios tiene relación con el cobro que se hace de los puestos por parte del municipio y que debido a la prácticamente nula concurrencia de clientes, se les hace muchas veces complicado cancelar.
"Pagamos 25 mil pesos que no es tanto si ve como un cobro mensual, pero yo el mes pasado vendí sólo $20 mil", dice Guala al momento en que muestra un cuaderno de matemáticas donde salen sus ventas bien especificadas.
"Para mi es caro porque en este sector vive mucha gente de edad -yo llevó 46 en la población Las Vegas- a la que muchas veces sólo le alcanza para comprar algunas cosas", dice.
Competencia
Sin embargo, y tal como lo explica Irma Aguilar, quien lleva más de 30 años en el sector vendiendo frutas y verduras, incluso cuando el lugar era sólo una pampa, la mayor razón por la que la gente no acude a es porque cerca de la Feria Los Ándes se instala todos los días jueves una feria de Las Pulgas, donde cientos de comerciantes se allegan a lo largo de la calle Bolivia (distante a unas cinco cuadras), lo cual le quita público a la feria instalada.
"Esos son los peores días y el momento cuando vendemos menos, porque toda la gente del barrio se va para allá. Yo creo que si esa feria se eliminara, la gente comenzaría a venir aquí", advierte.
Y agrega que en los días de más ganancia venden 10 mil pesos, veinte cuando es a todo reventar. "A eso hay que agregarle los pagos correspondientes a la luz y al agua", señala esta mujer de poco más de 70 años y una de las pocas comerciantes que se instala en uno de los 15 puestos que se ubican al exterior del galpón.
La feriante también atribuye la falta de interesados y escasas ventas con la poca publicidad que tiene el recinto, lo que podría incidir en la concurrencia de los "caseros".
Dirigentes y autoridad
Al respecto de esta situación, el presidente de los comerciantes, Luis Angulo, señaló que por el momento se encuentran en plena etapa de revisión de lo que está sucediendo con la feria, por lo que declinó hablar al respecto. Señaló que durante los próximos días se estarían realizando las gestiones para concretar una reunión con el municipio y ver soluciones.
El alcalde de la comuna, Jaime Bertín, manifestó su preocupación por el tema, debido a que en primera instancia admite que sería una situación nueva para él, ya que cuando entregaron el recinto en noviembre, el galpón al menos contaba con 20 puestos.
"La verdad es que no estábamos enterados al respecto, por lo que una de nuestras primeras medidas será enviar a alguien del municipio que pueda constatar lo que está sucediendo en el lugar y ver de qué manera podemos arreglar el problema", afirmó.
Según Bertín, tal vez uno de los puntos a corregir sería el tema de la nula publicidad que se le ha hecho al nuevo recinto, el cual con ayuda de una iniciativa podría mejorar su nivel de visitas.
Sin embargo, a la autoridad le extraña el poco interés que han mostrado los mismos feriantes de no querer ocupar puestos en un recinto que está nuevo y con servicios.
"Todos sabemos que la gente o el cliente no va a asistir a una feria en la que no hayan puestos ocupados, por lo que para que lleguen clientes al lugar primero hay que trabajar en ello", dijo.
Otro aspecto que preocupa a la autoridad es que pasados varios meses desde que fue abierto el nuevo galpón, todavía nadie se ha acercado hasta el municipio a conversar acerca del tema y a plantearles alguna posible solución.
"Hasta ahora nadie me ha solicitado una entrevista. La verdad es que estamos un poco desconectados del tema y menos aún hemos recibido planteamientos de lo que se podría hacer", agregó.
Bertín señaló que si se le plantea, está la posibilidad de realizar campañas tal como se hizo con el Mercado Municipal, donde se han instalado en el frontis gigantografías.