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"El templo físico ha vivido esta tragedia, pero nuestra iglesia espiritual está intacta"

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Jocelyn Vargas

Con ambas manos en sus mejillas para secar las lágrimas que se deslizaban por su rostro, el párroco Nicanor Azúa recordó el dramático momento cuando llegó desde Santiago a Purranque y vio destruida "su casa", la parroquia San Sebastián, ubicada en el centro de la ciudad, que en horas de la madrugada del pasado domingo fue afectada por un voraz incendio que destruyó el 80% de su estructura, incluida la imagen de San Sebastián, a la cual feligreses purranquinos y de distintos lugares de Chile llegan a venerar, especialmente durante la fiesta católica celebrada el 20 de enero.

No obstante, el sacerdote de 49 años, oriundo de Buin, a cargo del templo desde el año 2013, accedió a hablar con El Austral de Osorno sobre el siniestro, la reconstrucción del templo y sobre su pronto traslado a la parroquia Nuestra Señora de la Preciosa Sangre en Cerro Navia, en la Región Metropolitana.

-¿Cómo vivió la triste madrugada de este domingo cuando sucedió el incendio?

-Estaba junto al padre Jorge y mi familia en el matrimonio de mi sobrina y me llegó la noticia como a las 4.30 de la mañana de una persona de la comunidad que me comunicó que la iglesia se estaba incendiando. Ha sido una experiencia muy devastadora. Toda la comunidad ha llorado por lo que sucedió. El templo es un ícono para nuestra comuna y cuando a uno le sucede esto, donde algo que tanto quiere se deteriora, uno siente que muere, es como vivir un duelo. Pero sobre la misma también estamos realizando un arduo trabajo para volver a recomenzar. Si bien es cierto que nuestro lugar de culto en el templo físico ha vivido esta tragedia, pero nuestra iglesia espiritual está intacta, no se ha quemado.

-Sobre algunos rumores de que el incendio fue intencional, ¿qué cree usted que sucedió la madrugada del domingo?

-Aún no lo tenemos claro, ayer vino Labocar de Carabineros, quienes terminaron con la investigación y entregaron los antecedentes a la Fiscalía de Río Negro. Hay que tener cuidado con hacer juicios porque a veces somos un poco lapidario con otros. Estamos en el Año de la Misericordia y el papa y la iglesia nos piden también que seamos misericordiosos y perdonemos. Cuando llegue el resultado de la investigación le pediremos al Señor que nos ilumine.

-¿Qué patrimonio histórico y de connotación espiritual fue afectado por el siniestro?

-La estructura del templo sufrió bastantes daños. Las imágenes de nuestro patrono y de la virgen se pueden salvar porque solo están un poco quemadas y ahumadas. El cuadro de la última cena, gracias a Dios y a la virgen, quedó prácticamente intacto. Sin embargo, el Cristo que era antiquísimo quedó destrozado completamente.

reconstrucción

-¿Cómo se están organizado para la restauración del templo?

-En cuanto a lo material ayer a las 5 de la tarde estuvimos varias horas reunidos con el equipo pastoral compuesto por diáconos, sacerdotes y algunos laicos elaborando un plan de reconstrucción que se realizará a mediano o largo plazo, porque debemos evaluar cada uno de los aspectos. Además, estamos organizando una mesa de diálogo que va estar compuesta por varias personas que se mueven en el medio social, comercio, agro, salud y educación. Pero lo fundamental es que como comunidad e iglesia viva nos fortalezcamos, porque no sacamos nada de levantar un templo de la noche a la mañana si nuestra gente está herida o cabizbaja. Primero hay que nutrir el espíritu y el alma de los feligreses.

-Así como una gran cantidad de feligreses asistieron a la pasada celebración de San Sebastián, hoy tras lo sucedido, ¿le han manifestado con tal intensidad su apoyo?

-No paramos entre reuniones y salir a atender la puerta para recibir abrazos y palabras de cariño de la comunidad y no solamente del pueblo, sino que también de los alrededores, la Región y fieles de todo Chile que vienen a visitar el santuario. Nos hemos sentido acompañados también por parte del municipio y muchas entidades sociales y particulares que nos han expresado afecto y el deseo de ayudar. Por ejemplo, hoy (ayer) recibí un llamado de una persona que ofreció sus servicios gratuitamente para restaurar la imagen de nuestro santo patrono San Sebastián. Además, prontamente vamos a tener habilitada una cuenta corriente en el banco donde la gente podrá realizar su contribución para la reconstrucción.

-¿Estará restaurada la imagen de San Sebastián para la procesión del próximo año?

-En cuanto a nuestro patrono yo les aseguro en el nombre de Jesús que la imagen de San Sebastián y el lugar para adorar va estar y si Dios lo tiene en sus planes estará el templo. Le digo a los hermanos y hermanas que no se desanimen. Por ahora hay un imagen pequeñita de San Sebastián que ayer la pusimos en el jardín para que los hermanos puedan prender sus velitas.

-¿Durante su trayectoria sacerdotal le tocó alguna vez vivir una experiencia como esta o algo similar?

-Nunca en mis 16 años de carrera sacerdotal. Solamente cuando estuve 13 años en una parroquia en Valdivia rayaron la figura de un Cristo grande. Y a mediados de 2015 acá en Purranque cuando nos avisaron que había humo en el santuario, corrimos hacia el lugar y nos percatamos de que habían dejado flores plásticas sobre las velas en el santuario. Si no hubiésemos llegado a tiempo se habría producido un incendio.

-¿Cuál es el sentimiento que alberga al pensar que será trasladado a otra parroquia justo ahora que el templo sufrió este hecho?

-A la comunidad purranquina le tengo un cariño tremendo. Estoy muy agradecido de todos y siempre han ocupado un lugar importante en mi corazón. Por esta razón voy a retrasar un poco mi partida para tratar de ayudar a mis hermanos sacerdotes a comenzar en este nuevo caminar y obviamente desde donde esté voy a seguir apoyando. El señor dice que algún día enjuagará nuestras lágrimas y ese momento llegará cuando este templo esté levantado. Ese día vendré a compartir con mis hermanos la alegría de tener nuestra casa.

-¿Tiene algún mensaje especial para los purranquinos?

-Había que llorar y lloramos, pero ya las lágrimas hay que secarlas y hay que comenzar a trabajar y renacer como el ave Fénix.

"Había que llorar y lloramos, pero ya las lágrimas hay que secarlas y hay que comenzar a trabajar y renacer como el ave Fénix".

Nicanor Azúa, Sacerdote de la parroquia San Sebastián de Purranque