Pablo Quejer
U n incendio destruyó la tarde del jueves seis viviendas en la calle San Martín con Barcelona de la población Quinto Centenario y dejó sin hogar a 23 personas, quienes quedaron albergadas en la sede social del sector y donde familiares.
Y entre los afectados está el dirigente vecinal Sergio Villegas, quien con la tragedia suma un nuevo episodio negativo en su vida.
De pelo canoso y con una sonrisa en el rostro, Villegas -quien ha trabajado durante su vida como carpintero, mueblista, vendedor de toda clase de productos, técnico para calefont y que por causas que aún desconoce- cuenta que el destino le ha llenado la vida de tragedias, como la pérdida de su esposa Mirta Castro y su primogénito Luis Villegas.
Las amigos cercanos al dirigente lo definen como una persona con harta "garra", algo que el dirigente acepta, ya que desde la infancia es huérfano.
Según relata, sus padres adoptivos fallecieron durante los primeros años del régimen militar. Como nadie se preocupó de él, quedó en situación de calle, se alimentó de las sobras que la gente le daba y sufrió de alcoholismo, enfermedad que le afectó por años.
Pero a pesar de todo, pudo formar una familia y entablar amistad con los vecinos de la población Quinto Centenario.
-¿Hace cuántos años vive en esta población?
-Estoy desde el año 1992. Antes vivía en un campamento que estaba al costado del Fuerte Reina Luisa donde fuimos erradicados por la municipalidad de aquel entonces para formar la Quinto Centenario. Aquí me casé y tuve cuatro hijos. Aparte de eso conocí a mis amigos que me acompañan hasta el día de hoy.
-¿Y cómo ha sido su vida personal luego de perder a su hijo Luis y a su esposa?
-Lo he llevado de la mejor forma posible, no ha sido para nada fácil. Yo no sé qué tengo, sigo buscando la razón del porqué me han pasado tantas cosas malas en la vida. Quedé huérfano a los 11 años, ya que mis padres me dejaron abandonado. Luego la familia Villegas me adopto y al tiempo fallecieron.
-Sin duda ha sufrido mucho ¿cómo lo hace para sobreponerse?
-Cuando caí en el alcoholismo, me salí solo. Cuando falleció mi hijo, lo superé con mi señora, cuando mi esposa fue atropellada y murió, me afirmé en la familia que tengo en la actualidad, fue súper duro, pero salí adelante gracias a ellos.
Salir adelante
-¿Qué piensa hacer ahora para recuperar las cosas que perdió?
-El primer paso fue tratar de pasar la noche de la mejor forma posible, así que para eso nos organizamos con los vecinos. Logramos conseguir ropa y con la ayuda de la municipalidad conseguimos colchones y frazadas, aparte de algo de ropa para usar en los días que vienen. Hasta el momento no hemos pasado hambre.
-¿Cómo fue la primera noche sin su hogar?, ¿fue muy duro?
-Con mi hija Evelin y otros cinco vecinos dormimos en una pieza de tres por seis metros cuadrados. Me desperté a las tres de la madrugada y me puse a organizar a las seis de la mañana. Fue duro para mi hija que paso frío, gracias a Dios mi nieto está bien y se está quedado en otra parte.
-Usted pidió ayuda, ¿espera algo de la gente o de las empresas de la ciudad?
-Solo quiero que se den cuenta en qué condiciones quedamos, perdimos todos los documentos y algo de dinero que teníamos para el día. No espero nada y de hecho nadie nos ha contactado para darnos una mano.
-¿Qué es lo que necesita para reconstruir su hogar?
-De todo: madera, clavos, cemento y ladrillos. Necesitamos gente que nos quiera colaborar, yo creo que eso es lo que desea la gente de acá, que no nos ignoren más, que nos apoyen, nosotros perdimos todo. Ayer en los medios dijeron que no había muerto nadie, bueno, murió mi perrita recién nacida, ¿se merecía morir?, creo que no.
-¿Qué le pediría a las autoridades municipales?
-Mire, antes que pedir algo, me gustaría agradecer la labor que realizó bomberos, creo que ayer fueron dos incendios los que tuvieron que controlar de forma simultánea y si hay algo que solicitar es que se pongan más grifos, ayer el pobre hombre tuvo que correr dos cuadras para conectar la manguera para apagar el siniestro.
-¿Qué es lo que queda por hacer?
-Queda mucho trabajo y no me puedo rendir, hay que salir una vez más hacia adelante.