Prácticamente en todas las ciudades del país pasa lo mismo. Agobiadas por la acumulación de basura en sus calles, la envían lejos, donde nadie la vea, donde el hedor de los desechos de la vida diaria quede confinado a un lugar recóndito que pocos conozcan y que poco valga la pena conocer; porque la sociedad de hoy podrá ser infinitamente más capaz para producir bienes y servicios que hace algunas décadas, pero aún soberbiamente poco solidaria para admitir que toda esa basura que se envía lejos, termina afectando a quienes también viven lejos del tráfago urbano.

En Curaco, a unos cuantos kilómetros de Osorno, ha pasado algo así. Hace poco menos de 35 años se instaló ahí un vertedero (categoría que equivale a juntar basura sin ningún tipo de tratamiento) que ha recibido los desechos de la ciudad y de otras comunas de la provincia, sin ningún miramiento hacia quienes vivían cerca o a quienes llegaron poco después por una oferta de vivienda que sin recursos económicos, era lógicamente la mejor (única) solución.

En ese lugar, las pocas familias han tenido que convivir por décadas con las consecuencias de un recinto que acumula basura diariamente sin más tratamiento que la compactación. El mal olor, las negras murallas de moscas y los jotes amenazantes son para ellos el panorama frecuente; sin hablar de las norias de las que antes podían surtirse de agua y que hoy están inutilizables porque los desechos de los desechos aparentemente avanzaron sin contemplación por las capas subterráneas.

Es un drama invisible que las autoridades y la propia ciudad han ignorado por años, porque allá donde la basura llega, es mejor no meter la nariz. Se trata de familias casi todas mayores de edad, sin energías para levantar barricadas ni lógicas de conflicto que en otros sitios habría hecho estallar las redes sociales.

Osorno tiene un deber para con ellos. Por años su calidad de vida se ha visto disminuida por recibir en su entorno la basura de las ciudades; corresponde al menos conocer su calvario y retribuirles de alguna forma lo que perdieron.

Hace algunas semanas, junto al intendente regional de Los Lagos, Leonardo De La Prida; a la Seremi de Agricultura, Pamela Bertín; y a representantes de la Federación Gremial Nacional de Productores de Leche, Fedeleche -encabezada por su presidente Horacio Carrasco-, sostuvimos una importante y fructífera reunión con el embajador de China en Chile, Li Baorong. El propósito del encuentro era el de explorar áreas de cooperación y negocio con ese país asiático.

El diálogo sostenido con el diplomático abrió la puerta a una nueva oportunidad de desarrollo para los productores de carne y leche de las provincias de Osorno y Llanquihue.

Ya no se trata sólo de hacer negocios con China mediante la venta de productos o de ganado en pie, sino también de comenzar a diseñar una estrategia de cooperación entre la Región de Los Lagos y alguna provincia específica de China, con la finalidad de establecer un proceso de acompañamiento que permita el intercambio de conocimientos y el desarrollo tecnológico requerido para mejorar la productividad.

En abril próximo, la Región de Los Lagos será sede del 14° Congreso Panamericano de la Leche. Será un espacio relevante para conocer el estado actual del mercado lácteo internacional y también para articular alianzas estratégicas y nuevos negocios. En ese evento, se espera la presencia del ministro chino de Agricultura, con el que los productores de la Región esperan afinar la naciente relación de trabajo entre ambos países.

La alianza con alguna provincia china es vista con optimismo por los representantes de los productores regionales, en tanto constituye una posibilidad viable y oportuna para establecer vínculos con empresarios extranjeros interesados en cooperar con el mejoramiento de la producción regional con una mirada de futuro que apunta más allá de la exportación de productos o materias primas a China.

Los empresarios asiáticos conocen las fortalezas de nuestro territorio regional. Ellos buscan hoy un espacio para desarrollar acuerdos que permitan satisfacer los requerimientos de su mercado interno, uno de los más grandes del mundo, con socios como los productores de la Región de Los Lagos, depositaria de un enorme potencial agrícola y una fortaleza indiscutible en la producción de carne y leche. Una buena noticia y una gran oportunidad para avanzar.

Rabindranath Quinteros Lara, senador por Los Lagos