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Científicos instalan sistema para monitorear los cambios en el mar del archipiélago chilote

REGIÓN DE LOS LAGOS. La iniciativa se enmarca en el trabajo del Centro Musels -con sede en la Universidad de Concepción- y entregará información en tiempo real a productores de mitílidos de Chiloé.
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La Estrella de Concepción

El impacto de fenómenos como el cambio climático y la acidificación y desoxigenación del océano en la producción acuícola de bivalvos marinos es uno de los principales focos de las investigaciones que desarrolla el Centro para el Estudio de Forzantes Múltiples sobre Sistemas Socio-ecológicos Marinos (Musels), que tiene su sede en la Universidad de Concepción.

Este núcleo de investigadores que reúne también a integrantes del Centro de Estudios Avanzados de Zonas Áridas (Ceaza), y las universidades Pontificia Universidad Católica de Chile, Adolfo Ibáñez, del Desarrollo, Austral de Chile y Santo Tomás está en plena fase de implementación de un sistema que busca entregar información en tiempo real a los productores de mitílidos, particularmente de los fiordos del Archipiélago de Chiloé, en la Región de Los Lagos, donde se concentra la mayor parte del cultivo de estos moluscos bivalvos conocidos como choritos o mejillones.

Según explicó el doctor Cristian Vargas -biólogo marino, profesor asociado de la Facultad de Ciencias Ambientales de la UdeC y director del centro-, además de las variables que históricamente han impactado la condición de los océanos, como la temperatura y salinidad, hay otros factores que hoy se alzan como relevantes. Entre ellos, se cuentan la caída del pH a nivel global y la desoxigenación del agua de mar.

"Se está perdiendo oxígeno a lo largo de los años y eso tiene una repercusión en los organismos. Y otra de las amenazas es la acidificación del océano, que se refiere a la disminución del pH o grado de acidez que tiene el agua de mar, producto del incremento del dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, por múltiples factores que incluyen la deforestación y la emisión de los combustibles fósiles", detalló Vargas.

Precisó que el océano actúa como agente regulador del dióxido de carbono, que se acumula en el fondo del mar. "Si bien la curva de CO2 en el planeta se está incrementando, gracias a eso no lo hace mucho más. El problema es que a medida que el océano absorbe más CO2, el pH del agua de mar empieza a caer. Y eso es lo que está pasando hoy", dijo.

A ello se suman otros forzantes locales como son los contaminantes, metales traza, nutrientes y fármacos utilizados incluso en el mismo sector acuícola.

Equipos

Los dos sistemas de observación que se han instalado recientemente al norte y al sur de Castro, en Chiloé, son una especie de balsas flotantes en la cuales se ubican los equipos de monitoreo que están sumergidos a 5 metros de la superficie del agua. Estos equipos permiten revisar en forma constante cómo cambia la temperatura, salinidad, oxígeno y pH en el agua de mar en los sectores de Chiloé donde se produce la etapa de engorda y cosecha de los mitílidos.

Como un nuevo paso en el proyecto, los científicos trabajan en la implementación de un sistema que se conecte vía satélite y entregue los datos a los productores en el lugar en que se encuentren. "La idea es que cuenten con esa información rápidamente y pueden tomar decisiones en base a esos datos", argumentó Vargas.

El proyecto

El centro Musels partió en 2014, financiado por la Iniciativa Científica Milenio ICM, entidad dependiente del Ministerio de Economía, Fomento y Turismo.

La apuesta de este tipo de proyectos es asignar recursos para efectuar investigación de excelencia, abordando problemáticas de relevancia nacional e internacional y que sean urgentes para el país, desde un punto de vista multidisciplinario, donde científicos de variadas áreas y profesiones unan sus esfuerzos de investigación para lograr beneficios para país.

En el caso de Musels, un conjunto de investigadores de distintas disciplinas conformó este centro o equipo de trabajo que tiene su sede en la Universidad de Concepción. Así, se relacionan oceanógrafos, ecólogos, economistas, biólogos y sociólogos en una labor que integra a diferentes disciplinas.

Para Cristian Vargas, el desarrollo de este trabajo responde a una mirada estratégica para Chile: "Como país tenemos una de las costas más extensas del mundo, pero no ha sido suficientemente estudiada, a pesar de que existe un importante sector de nuestra economía que depende de nuestro enorme océano que todavía es altamente desconocido. Pero también hay un tema de patrimonio cultural, como ocurre en el caso de Chiloé, donde la gente se trasladó de cultivar papas en la tierra a choritos en el mar".

De acuerdo a los objetivos de este núcleo milenio, se apunta a consolidar un grupo de investigación reconocido internacionalmente e incrementar la capacidad multidisciplinaria entre los miembros de la agrupación.

Así, el principal impacto y el reto de esta iniciativa será enfrentar posibles soluciones a los complejos problemas con los que se enfrenta la industria acuícola en la actualidad.

De esta forma, la propuesta rompe la separación histórica que existe entre las ciencias sociales, la economía y las diferentes ramas de las ciencias naturales, como la biogeoquímica y la ecología marina, para evaluar la capacidad de adaptación de los sistemas socio-ecológicos de la acuicultura de moluscos en Chile.

Lanzan concurso para bautizar el puente sobre el canal de Chacao

CHILOÉ. Además del atractivo de pasar a la historia por poner nombre a la megaobra, el ganador se llevará 20 millones de pesos
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Mientras están a punto de comenzar los trabajos de construcción del puente colgante más largo de Sudamérica, hoy parte un millonario concurso para bautizar al viaducto que unirá por tierra a la Isla Grande de Chiloé con el continente.

En efecto, una alianza público-privada ideó que el emblemático proyecto de conectividad posea un nombre que represente fielmente el sentir de los habitantes de dicha zona del país y que, aunque ya se le llama Puente Chacao a la iniciativa, ello no quita que ostente una denominación más extensa. "Puede ser algo así como el Estadio Nacional Julio Martínez Prádanos; tener un nombre más largo le da personalidad e identidad a todo los que se levantará en el canal, además de honrar a la misma zona", mencionó el ingeniero civil Gonzalo Aguirregaray Anasagasti.

Claro que quien bautice la megaobra de una inversión de 360 mil millones de pesos no solamente tendrá la oportunidad de pasar a la posteridad, sino que además se hará acreedor a la suma de 20 millones de pesos.

Eso sí, no todos pueden participar. La convocatoria es solamente para personas nacidas en Chiloé o en las comunas de Maullín o Calbuco, en Llanquihue, o bien para habitantes de estos mismos territorios que demuestren su residencia.

Desde hoy están disponibles las bases del proceso en cada uno de estos municipios, (diez de la provincia de Chiloé más los dos del otro lado del canal). El plazo para que personas naturales o instituciones puedan participar vencerá el 5 de febrero a las 17 horas. Tras ello se realizará una selección con un amplio jurado que representará a distintos sectores de la comunidad, el Gobierno y la empresa privada, grupo que deberá fallar no más allá de 30 días después.

Y aunque se desconoce la fecha de premiación, se sabe, en todo caso, que será instalada una flamante placa con el nombre de la persona que resulte triunfadora junto con el de su "creación" en un punto estratégico del puente.

La organización está entusiasta de que el concurso logre prender en la ciudadanía, teniendo en cuenta que en los últimos meses han reflotado críticas a esta iniciativa de la que se viene hablando desde el siglo pasado y que incluso alguna vez se llamó Puente Bicentenario.

Quizá ahora alguien triunfe homenajeándolo con creatividad.