Jóvenes trabajan en fiestas de fin de año para costear sus estudios
EMPLEO. El fenómeno se acrecienta con especial énfasis entre Navidad y Año Nuevo, además de Fiestas patrias, donde los secundarios y universitarios aprovechan la flexibilidad del "medio tiempo" para juntar recursos. Principalmente realizan funciones de apoyo en secciones de empaque, bodegas o atención a clientes.
Yerko Aros tiene 18 años y pese a que muchos jóvenes de su edad utilizan estos días para divertirse con sus amigos, pasear con la familia, practicar deporte al aire libre o simplemente dormir hasta tarde, él decidió ingresar por primera vez al mundo laboral. Actualmente es posible verlo acomodando calzado en la tienda Hites, donde se desempeña como personal de apoyo en la sección zapatería.
Su objetivo es claro: reunir dinero para costear sus estudios universitarios, ya que su anhelo es estudiar el 2016 la carrera de Pedagogía en Educación Física en la Universidad de Los Lagos.
Tiene claro que sus metas las puede conseguir con su esfuerzo personal, ya que así se lo ha enseñado la propia vida, la que ha estado marcada por episodios en los que ha debido hacerse fuerte e incluso madurar antes de tiempo. El primero de ellos ocurrió en 2002, cuando tenía cinco años de edad, año en que su padre quedó con grave secuelas -que lo obligan a usar muletas- tras sufrir un accidente automovilístico cuando viajaba a Maicolpué. Y luego, quizás el golpe más fuerte ocurrió el 9 de abril de 2008, cuando se perdió el rastro a su hermana Hasper del Río Nactoch -de 15 años de edad-, la que nunca llegó a clases al Instituto Comercial.
"Me ha tocado vivir muchos momentos terribles desde chico, pero mis papás siempre me dijeron que saliera adelante. Lo que nos sucedió como familia hizo que tuviera que madurar temprano", manifestó con entereza el joven, al explicar cómo ha sobrellevado los duros golpes.
Y esa madurez precisamente es la que lo motivó a trabajar en un lugar que le otorga la posibilidad de reunir el dinero para cancelar su matrícula o bien guardarla si debe volver a rendir la PSU el próximo año.
"Espero que este año me haya ido bien en la prueba, porque la verdad no tenía muy buenas notas, así que si no quedo este año en la carrera que quiero, voy a juntar esta platita para ver si el otro año puedo entrar a la U", explicó el joven trabajador sobre sus anhelos.
Independencia
Respecto a la necesidad de trabajar, explicó que lo hace porque no quiere preocupar a su mamá que se desempeña como manipuladora de alimentos y menos a su padre, que aún no se recupera totalmente del accidente, debido a que tiene la esperanza de que volverá a caminar sin ayuda.
Nadie dijo que trabajar con público sea fácil y eso lo tiene más que claro Yerko, quien ha debido utilizar sus habilidades sociales para lidiar con las indecisiones y exigencias de los clientes... quienes siempre tienen la razón.
"Mucha gente llega indecisa y elige como 10 pares de zapatos a la vez, los que tengo que ir a buscar para que se los prueben y muchos se desesperan mientras esperan. A veces algunos me dicen que soy demasiado bueno porque trato de darle en el gusto a todos los clientes, pero finalmente eso es parte del trabajo", expresó Yerko.
Sustento del hogar
En la misma tienda, pero en la sección juguetería trabaja desde el 27 de noviembre -al igual que Yerko-, Daniel Amoyao, quien vive en la villa Los Lagos del Sur y que a sus 20 años padece de una enfermedad crónica denominada vértigo periférico, la cual comenzó a padecer durante las pasadas Fiestas Patrias. Según explicó, repentinamente perdió el equilibrio y comenzó a sentir que el mundo literalmente se le daba vueltas.
Desde aquel episodio quedó cesante ya que por recomendación médica tuvo que retirarse de su trabajo como peoneta en una empresa de transporte, donde repartía productos a supermercados.
Según el diagnóstico, la enfermedad podría manifestar los síntomas nuevamente, incluso es posible que su anterior trabajo haya colaborado en la aparición de su padecimiento.
Sin embargo su familia requiere imperiosamente del ingreso, ya que él junto a su hermano son los sustentos del hogar, además de ayudar a su madre y abuelo.
"No he podido continuar con mis estudios superiores porque debo trabajar para ayudar a mi familia, pero en un futuro quiero entrar a estudiar Técnico en Informática en el Tecnológico de la Universidad de Los Lagos", expresó.
En otra reconocida tienda ubicada en las cercanías de la plaza de Armas de Osorno se desempeña Banesa Castro. Desde el 2012 que aprovecha de trabajar durante la temporada en que las multitiendas requieren de mayor personal.
Para ella ha sido de gran ayuda, especialmente ahora que cursa el tercer año de la carrera de Enfermería en la Universidad San Sebastián de Puerto Montt.
De hecho, debe trasladarse a la capital regional, luego que la casa de estudios comenzara el cierre de algunas carreras en Osorno, episodio que a ella la encontró cuando recién iba en el segundo semestre.
Vivir en puerto montt
"Cada año ayudo a mis padres a financiar mis estudios, porque como mi mamá trabaja de feriante en la calle Errázuriz y mi papá está cesante, no nos alcanza para cubrir todos los gastos. Nos ha costado mucho esfuerzo salir adelante. Mi hermana mayor se tituló como sicóloga, realizando también trabajos esporádicos", detalló la esforzada joven.
Su vida vivió un giro desde hace un tiempo a raíz del traslado de su carrera. En un comienzo viajaba todos los días a las 6 de la mañana y estaba de vuelta prácticamente a la medianoche. Debido a ese agotador ritmo, la familia tomó la decisión de apoyarla para que se radique en la ciudad puerto y así visita los fines de semana a sus padres.
Pese al agotador estilo de vida, Banesa está llena de vitalidad, por lo que el tiempo de vacaciones no lo utiliza para descansar, sino que para trabajar luego del periodo de clases.
Con los recursos que junta cancela su matrícula y compra materiales que necesita para su carrera durante el año.
En otro sector de la provincia, específicamente en la localidad de Administración Rupanco vive Javiera Angulo (18 años), quien también trabaja como apoyo en la misma multitienda, por lo que se han hecho amigas con Banesa.
Javiera cumple un sistema de 6 por 1, por lo que el día libre viaja para visitar a su abuela y hermano, debido a que su madre trabaja como asesora del hogar en Temuco hace seis años y solamente se juntan cuando la madre viaja una vez al mes a Osorno o se comunican por redes sociales.
Cultivar la tolerancia
"Es primera vez que trabajo, pero quise hacerlo porque he visto el esfuerzo de mi mamá para criar a mis hermanos y a mí. Además con esta plata quiero seguir estudiando Técnico en Enfermería y después seguir Fonoaudiología. Pero primero este año debo pagar mi matrícula", comentó Javiera sobre su motivación.
Al ser su primera experiencia laboral, la joven ha tenido que aprender a desarrollar la paciencia y tolerancia con el cliente. "Una vez le ayudé a una persona que quería cambiar una polera por una prenda de otro código. Llegamos a la caja y nos dijeron que no se podía. La cliente se enojó con la cajera y conmigo y tuvo que llegar mi jefa a solucionar el problema", detalló.
En relación a la empleabilidad de jóvenes como apoyo en el comercio de la zona, el seremi del Trabajo, Gonzalo Reyes, indica que claramente este fenómeno ocurre en épocas como Fiestas Patrias o en vísperas de Navidad y Año Nuevo, donde aumenta la demanda del sector comercio y por lo tanto se abren nuevas oportunidades laborales, en especial para jóvenes.
Fiscalización
En cuanto a las preocupaciones como Ministerio, Reyes sostuvo que la labor es "resguardar la salud y seguridad de todos los trabajadores y, sobre todo, de los jóvenes entre 15 y 18 años que son contratados durante estos periodos, tanto en el comercio como en labores agrícolas de temporada. Por eso sus contratos deben ser registrados en la Inspección del Trabajo, a modo de resguardar sus derechos y que se cumpla la legislación vigente", detalló la autoridad.
Cabe destacar que hay que distinguir los rangos de edades de los jóvenes, en primer lugar los adolescentes entre 15 y 18 años, cuyos contratos por ley deben ser registrados en la Inspección del Trabajo; posteriormente están los jóvenes entre los 18 y 25 años, a quienes el Ministerio del Trabajo -a través del Sence- otorga el beneficio del Subsidio al Empleo Joven, aporte monetario otorgado por el Estado para mejorar el sueldo de los trabajadores que perciben bajos salarios y que pertenezcan al 40% más vulnerables de la población.
Dicho beneficio además apoya a quienes los contratan, es decir, los empleadores también pueden postular a este beneficio.
El representantes de la cartera asegura que "siempre es positivo que los jóvenes accedan al mundo del trabajo, es más, es una de las políticas públicas y que corresponde a las medidas presidenciales. El "Programa + Capaz" ofrece cursos de capacitación en oficios que otorgan nuevas oportunidades laborales a 150 mil jóvenes a nivel país, con eso estamos dando una clara señal de apoyo al empleo joven", remarcó el funcionario de Gobierno.
"No he podido continuar con mis estudios superiores porque debo trabajar para ayudar a mi familia, pero en un futuro quiero entrar a estudiar Técnico en Informática"
Daniel Amoyao, Trabaja en tienda Hites
Datos
Entre 15 y 18 años Sus contratos por ley deben ser registrado en la Inspección del Trabajo
Entre 18 a 25 años El Ministerio del Trabajo a través del Sence otorga el beneficio de Subsidio al Empleo Joven, que consiste en aporte monetario entregado por el Estado.
"Cada año ayudo a mis padres a financiar mis estudios, porque como mi mamá trabaja de feriante en la calle Errázuriz y mi papá está cesante"
Banesa Castro, Estudiante de Enfermería
30 por ciento de los jóvenes entre 15 a 29 años a nivel nacional están trabajando en un lugar con menos de seis meses de antigüedad.
150 mil jóvenes participan de los cursos de capacitación en oficios en el marco del "Programa + Capaz".
40 por ciento de los jóvenes más vulnerables de entre 18 y 25 años de edad y que perciben bajos salarios, pueden acceder al Subsidio al Empleo Joven, explicó el seremi del Trabajo, Gonzalo Reyes.
81 por ciento de los jóvenes entre 15 a 29 años encuestados a nivel nacional declara tener un contrato laboral, según informa el sondeo realizado por el Injuv en diciembre del 2014.