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Amamantar es bueno para las madres, no sólo para las guaguas

BENEFICIOS. La lactancia materna protege de un tipo agresivo de cáncer de mama y la diabetes tipo 2, según dos investigaciones científicas.
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Mabel González

El amamantamiento no sólo es beneficioso para el desarrollo del bebé, sino también para la salud de la madre, según un par de estudios publicados recientemente.

Tales investigaciones relacionan la lactancia materna con una menor propensión de las mujeres a sufrir enfermedades como el cáncer de mama y la diabetes.

Según recogió The New York Times, el primer trabajo -publicado en Annals of Oncology- analizó una serie de investigaciones anteriores que abarcaron un total de 40 mil casos de cáncer en todo el mundo. Con esos datos encontró que la lactancia materna reduce el riesgo de un tipo de cáncer de mama muy agresivo llamado "receptor hormonal negativo".

De acuerdo con los investigadores, liderados por la oncóloga Marisa Weiss, incluso un breve periodo de amamantamiento protege de estos tumores, que son más comunes en mujeres jóvenes.

En opinión de Weiss, el embarazo y la lactancia son pasos importantes en el proceso de maduración de las mamas debido a que dar pecho desencadena cambios en las células de los conductos de la leche, los que hacen que el seno se vuelva más resistente al cáncer.

"La glándula mamaria es inmadura e incapaz de hacer su trabajo -que es producir leche- hasta que pasa por un embarazo a término", sostuvo la doctora. "La lactancia materna obliga a los pechos a crecer y finalmente 'conseguir trabajo', producir leche y 'presentarse a trabajar' todos los días y todas las noches", explicó, citada por el diario estadounidense.

Pero las bondades de la lactancia no se limitarían a la salud de los pechos. Algunos científicos bautizaron esta etapa como el "cuarto trimestre" del embarazo que completa el ciclo reproductivo, restaurando la salud cardiaca y metabólica de la mujer.

Con esa premisa se desarrolló el segundo estudio, publicado esta semana en Annals of Internal Medicine. Allí los científicos quisieron determinar si la lactancia materna reduce la probabilidad de mujeres con diabetes gestacional de desarrollar esta enfermedad a largo plazo.

Para ello estudiaron a 959 mujeres que habían padecido diabetes gestacional durante sus embarazos y las monitorearon por dos años después del parto.

Del total de madres evaluadas, 113 (cerca de un 12%) desarrollaron diabetes tipo 2 después de la gestación. Pero quienes dieron de mamar redujeron el riesgo a la mitad. Además, entre más largo fuera el periodo en que dieron pecho, más bajó esta propensión.

Las madres que dieron pecho por más de diez meses redujeron el riesgo de diabetes en casi un 60% en los dos años que fueron monitoreadas.

De las 205 mujeres que sólo alimentaron a sus hijos con leche materna y no usaron leche de fórmula durante los primeros dos meses de vida del bebé, 17 (es decir, 3,9%) desarrolló diabetes, en comparación con las 27 mujeres (8,79%) de las 153 mamás que no dieron pecho y sólo usaron fórmula.

Para Erica Gunderson, la autora principal de este estudio, estos resultados muestran que el embarazo es un "desafío metabólico". Recordó que durante la lactancia, los niveles de glucosa son más bajos y existe menor demanda de insulina. "Una de las posibles explicaciones biológicas es que esto da a las células pancreáticas de la mujer un descanso, lo que permite la recuperación de las exigencias del embarazo", indicó.

Evidencia previa

Cáncer y artritis

Investigaciones científicas anteriores han mostrado que la lactancia materna puede disminuir el riesgo de cáncer de ovarios y artritis reumatoide.

Salud cardiovascular

Estudios también han sugerido que el amamantamiento puede contribuir a la salud cardiovascular, al mantener una presión arterial saludable, entre otros efectos.

La ONU quiere poner fin a la epidemia del VIH en el año 2030 tras constatar una disminución de los contagios

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La batalla contra la propagación del virus de inmunodeficiencia adquirida (VIH) se lleva librando desde hace más de 30 años, y, aunque no se ha encontrado una cura definitiva, los datos más recientes de la ONU aumentan la esperanza de poder llegar a tener al virus bajo control dentro de poco.

Nunca antes tuvieron los infectados por el VIH tantas posibilidades para acceder a una terapia que pueda prolongar su vida y reducir los riesgos de transmisión.

La ONU califica de "extraordinario" el progreso a largo plazo tras analizar los datos presentados por el Programa de Lucha contra el VIH de la organización. Unos dos millones de personas se infectaron a lo largo de 2014, con lo que la cifra de nuevos contagios se redujo un 35% desde el año 2000.

En los niños, la tendencia a la baja es aún más destacable, puesto que el año pasado se contagiaron unos 220 mil. Hace 15 años, la cifra de menores que se contagiaron ascendió a 520 mil.

A nivel global 36,9 millones de personas viven con el virus. La mayoría de ellos, unos 25,8 millones, se encuentra en Africa central o el sur de Africa.

En Asia y el Pacífico, la cifra de personas con VIH asciende a 5 millones y en Europa Occidental y central, así como en América del Norte, hay unos 2,4 millones. También se estima que alrededor de 17,1 millones de personas no son conscientes de que son portadores de la enfermedad.

Aunque todavía no se ha descubierto una cura, los tratamientos más modernos permiten que los efectos del virus no se sientan hasta varios años después del contagio.

Hoy, unos 15,8 millones de personas reciben tratamiento con antirretrovirales. Esta cifra confirma que se duplicó el número de personas que se someten a tratamiento desde 2010.

Si se observa el cambio a largo plazo, es aún más notorio, puesto que en 2005, sólo 2,2 millones de personas tenían acceso a este tipo de medicación.

El tratamiento que reciben las personas en las diferentes regiones del mundo es muy diferenciado. Según la ONU, en el norte de Africa y en Medio Oriente sólo recibe tratamiento un 14% de los afectados.

Las condiciones y facilidades para acceder al tratamiento mejoran de forma radical en Europa, Norteamérica y Latinoamérica.

El plan de la ONU tiene como objetivos que en el año 2020, la cifra de personas con acceso al tratamiento se haya vuelto a duplicar, focalizarse en mejorar la información dirigida a los grupos de riesgo potencial, y que, en el año 2030, se alcance el final de la epidemia.