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Disponibilidad de semillas de papas cae 30% este año debido a sequía

AGRO. Según el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), las altas temperaturas propiciaron la aparición de insectos generadores de virus. Los agricultores, en tanto, aseguran que el consumidor nacional no paga el valor de un mejor producto, lo cual desincentiva la generación de semillas de buena calidad.
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Jocelyn Vargas Álvarez

La papa es un cultivo muy vulnerable al déficit hídrico, fenómeno que se presentó en la zona sur durante la temporada 2014-2015 e impactó el volumen total de la cosecha y también contribuyó a que exista actualmente en la región de Los Lagos un 30% menos de semillas de calidad disponibles en el mercado.

Alejandro Peña, ingeniero agrónomo y encargado regional de semillas del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) de Los Lagos, manifestó que claramente el contexto climatológico del verano fue un aspecto negativo que contribuyó en la calidad de la semilla obtenida, indicando que las condiciones de altas temperaturas propiciaron la aparición de los áfidos, uno de los principales insectos generadores de virus.

"En esta temporada se pudo apreciar una mayor incidencia de los virus Potato virus y (PVY) y Potato leafroll virus (PLRV), que son los más relevantes en la producción de semillas de papa. El efecto de los virus en los cultivos de papa produce lo que comúnmente se conoce como la "degeneración de la papa'", explicó el profesional.

Esto último es un fenómeno de orden patológico que provoca principalmente el retraso del crecimiento normal de una gran cantidad de plantas, que va de la mano de una caída proporcional de la productividad.

Por otra parte, gran parte de la producción de semillas que los agricultores se ven obligados a plantar no cumplen con los criterios de calidad o simplemente son tubérculos de consumo de menor calibre, por lo que no poseen los mejores potenciales productivos.

Respecto a las consecuencias del uso de semilla de mala calidad, Alejandro Peña enfatizó que "muchas veces al desconocer su procedencia se incrementan los riesgos y costos de producción y además desincentivan la inversión en la investigación y en la creación de variedades, aspectos que limitan el crecimiento y desarrollo de una industria semillera potente".

En el caso de la semilla corriente, Alejandro Peña destacó que aquella "no está autorizada en otras regiones del país, sino que solamente en el 'área libre' y en comparación con la semilla certificada, ésta se produce sin el control del Servicio Agrícola y Ganadero y solo es fiscalizada por su propio dueño, lo que genera que cualquier problema que se presente en la producción de esta área, repercutirá en la disponibilidad de semillas de todo el país.

Luis Miquel, gerente general del Consorcio Papa Chile, recalcó que "no tenemos semillas de calidad porque no se impulsó ese proceso de certificación, es decir sólo se plantaba semilla corriente o papa de consumo de bajo calibre que en el fondo no es semilla tal cual. Por lo tanto, dada las condiciones que tenemos sembramos y plantamos cualquier tipo de papa".

El ingeniero agrónomo Emilio Schnettler indicó que al no estar debidamente certificadas las semillas, la situación ha expuesto zonas de cultivos a enfermedades cuarentenarias y problemas sanitarios graves, siembras en las que anteriormente no existían aquellos focos por ser consideradas como un "área libre de plagas cuarentenarias de la papa", que abarca desde la Región del Bío Bío hasta la Región de Magallanes y la Antártica.

Otro punto que resalta es que la falta de semilla de calidad se produce por la progresiva extinción de sus productores, ya que estos aseguran que el consumidor no paga su valor, ya que alega que no puede comprarla porque es muy cara y por ende se abastece de un producto más barato y de menor calidad que ofrece el mercado informal.

Productores

Armando Águila, quien posee semilleros de papas en la Estación Experimental de Puerto Octay, señaló que en la pasada temporada no obtuvo la cantidad y calidad suficiente de semillas de papas de algunas variedades, de las cuales más vende, por lo tanto no pudo solventar la demanda.

"Este fenómeno se acentúo aún más en la última temporada. Tuvimos problemas con la sequía, por ello hemos satisfecho el mercado con semillas corrientes", especificó el productor.

Águila también destacó que lo ideal sería establecer un sistema nacional, donde todo lo que se produce y se comercialice sea semilla certificada, dado a que se están enfrentando a las enfermedades cuarentenarias y a una competencia desigual con el mercado informal.

"No hay semillas porque no quedan productores de semillas. No me quieren pagar lo que vale y me exponen a una competencia desleal. Y el consumidor dice que no puede comprar papas de mejor calidad porque son muy caras,entonces, compra de menos calidad y más barata", señala.

Walter Ulloa, productor de papas de la región, afirmó que hace tres años plantaba 120 hectáreas y ahora bajó a 68.

"Estoy intentando plantar con la mejor calidad de semillas, pero en menos hectáreas porque no puedo arriesgar el capital. Esta situación me ha desmotivado un poco, porque el cultivo resulta cada vez más caro y está quedando en las manos de los grandes agricultores", afirmó Ulloa.

En la contraparte se encuentra Andrés Vargas, productor de papas de la comuna de Purranque, quien trabaja con un programa de autoabastecimiento de semilla certificada, el cual le ha brindado buenos resultados tanto en el rendimiento con en rentabilidad.

Para el futuro los productores de papas esperan que se instale un sistema de certificación, lo cual implicaría que las entidades puedan realizar la inspección y evaluación del producto, garantizando su pureza, calidad y sanidad.

"No tenemos semillas de calidad porque no se impulsó ese proceso de certificación, es decir sólo se plantaba semilla corriente o papa de consumo de bajo calibre que en el fondo no es semilla tal cual".

Luis Miquel, Gerente Consorcio Papa Chile

Datos

Consumo per cápita de papas en Chile es cercano a 50 kilos por año y 13 kilos de papas procesadas, cifra que va en aumento según detalla Odepa.

Temporada oficial comienza en el mes de septiembre y luego la cosecha se realiza en febrero y marzo.

"No hay semillas porque no quedan productores de semillas. No me quieren pagar lo que vale y me exponen a una competencia desleal".

Armando Águila Productor

$5 millones aproximadamente es el costo de una hectárea de papas con riego y 3 millones de pesos una hectárea sin riego. Esta última es la preferencia de los productores, aunque con riesgo.

7O por ciento de la superficie nacional sembrada con papas se ubica en la zona sur de Chile (Bío Bío y Los Lagos), señala el informe la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa).

80 por ciento asciende el déficit hídrico en la última temporada en la zona sur, respecto del promedio de lluvias en las últimas dos décasdas, según lo indica la Dirección Meteorológica de Chile.

Disponibilidad de semillas de papas cae 30% este año debido a sequía

AGRO. Según el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), las altas temperaturas propiciaron la aparición de insectos generadores de virus. Los agricultores, en tanto, aseguran que el consumidor nacional no paga el valor de un mejor producto, lo cual desincentiva la generación de semillas de buena calidad.
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Jocelyn Vargas Álvarez

La papa es un cultivo muy vulnerable al déficit hídrico, fenómeno que se presentó en la zona sur durante la temporada 2014-2015 e impactó el volumen total de la cosecha y también contribuyó a que exista actualmente en la región de Los Lagos un 30% menos de semillas de calidad disponibles en el mercado.

Alejandro Peña, ingeniero agrónomo y encargado regional de semillas del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) de Los Lagos, manifestó que claramente el contexto climatológico del verano fue un aspecto negativo que contribuyó en la calidad de la semilla obtenida, indicando que las condiciones de altas temperaturas propiciaron la aparición de los áfidos, uno de los principales insectos generadores de virus.

"En esta temporada se pudo apreciar una mayor incidencia de los virus Potato virus y (PVY) y Potato leafroll virus (PLRV), que son los más relevantes en la producción de semillas de papa. El efecto de los virus en los cultivos de papa produce lo que comúnmente se conoce como la "degeneración de la papa'", explicó el profesional.

Esto último es un fenómeno de orden patológico que provoca principalmente el retraso del crecimiento normal de una gran cantidad de plantas, que va de la mano de una caída proporcional de la productividad.

Por otra parte, gran parte de la producción de semillas que los agricultores se ven obligados a plantar no cumplen con los criterios de calidad o simplemente son tubérculos de consumo de menor calibre, por lo que no poseen los mejores potenciales productivos.

Respecto a las consecuencias del uso de semilla de mala calidad, Alejandro Peña enfatizó que "muchas veces al desconocer su procedencia se incrementan los riesgos y costos de producción y además desincentivan la inversión en la investigación y en la creación de variedades, aspectos que limitan el crecimiento y desarrollo de una industria semillera potente".

En el caso de la semilla corriente, Alejandro Peña destacó que aquella "no está autorizada en otras regiones del país, sino que solamente en el 'área libre' y en comparación con la semilla certificada, ésta se produce sin el control del Servicio Agrícola y Ganadero y solo es fiscalizada por su propio dueño, lo que genera que cualquier problema que se presente en la producción de esta área, repercutirá en la disponibilidad de semillas de todo el país.

Luis Miquel, gerente general del Consorcio Papa Chile, recalcó que "no tenemos semillas de calidad porque no se impulsó ese proceso de certificación, es decir sólo se plantaba semilla corriente o papa de consumo de bajo calibre que en el fondo no es semilla tal cual. Por lo tanto, dada las condiciones que tenemos sembramos y plantamos cualquier tipo de papa".

El ingeniero agrónomo Emilio Schnettler indicó que al no estar debidamente certificadas las semillas, la situación ha expuesto zonas de cultivos a enfermedades cuarentenarias y problemas sanitarios graves, siembras en las que anteriormente no existían aquellos focos por ser consideradas como un "área libre de plagas cuarentenarias de la papa", que abarca desde la Región del Bío Bío hasta la Región de Magallanes y la Antártica.

Otro punto que resalta es que la falta de semilla de calidad se produce por la progresiva extinción de sus productores, ya que estos aseguran que el consumidor no paga su valor, ya que alega que no puede comprarla porque es muy cara y por ende se abastece de un producto más barato y de menor calidad que ofrece el mercado informal.

Productores

Armando Águila, quien posee semilleros de papas en la Estación Experimental de Puerto Octay, señaló que en la pasada temporada no obtuvo la cantidad y calidad suficiente de semillas de papas de algunas variedades, de las cuales más vende, por lo tanto no pudo solventar la demanda.

"Este fenómeno se acentúo aún más en la última temporada. Tuvimos problemas con la sequía, por ello hemos satisfecho el mercado con semillas corrientes", especificó el productor.

Águila también destacó que lo ideal sería establecer un sistema nacional, donde todo lo que se produce y se comercialice sea semilla certificada, dado a que se están enfrentando a las enfermedades cuarentenarias y a una competencia desigual con el mercado informal.

"No hay semillas porque no quedan productores de semillas. No me quieren pagar lo que vale y me exponen a una competencia desleal. Y el consumidor dice que no puede comprar papas de mejor calidad porque son muy caras,entonces, compra de menos calidad y más barata", señala.

Walter Ulloa, productor de papas de la región, afirmó que hace tres años plantaba 120 hectáreas y ahora bajó a 68.

"Estoy intentando plantar con la mejor calidad de semillas, pero en menos hectáreas porque no puedo arriesgar el capital. Esta situación me ha desmotivado un poco, porque el cultivo resulta cada vez más caro y está quedando en las manos de los grandes agricultores", afirmó Ulloa.

En la contraparte se encuentra Andrés Vargas, productor de papas de la comuna de Purranque, quien trabaja con un programa de autoabastecimiento de semilla certificada, el cual le ha brindado buenos resultados tanto en el rendimiento con en rentabilidad.

Para el futuro los productores de papas esperan que se instale un sistema de certificación, lo cual implicaría que las entidades puedan realizar la inspección y evaluación del producto, garantizando su pureza, calidad y sanidad.

"No tenemos semillas de calidad porque no se impulsó ese proceso de certificación, es decir sólo se plantaba semilla corriente o papa de consumo de bajo calibre que en el fondo no es semilla tal cual".

Luis Miquel, Gerente Consorcio Papa Chile

Datos

Consumo per cápita de papas en Chile es cercano a 50 kilos por año y 13 kilos de papas procesadas, cifra que va en aumento según detalla Odepa.

Temporada oficial comienza en el mes de septiembre y luego la cosecha se realiza en febrero y marzo.

"No hay semillas porque no quedan productores de semillas. No me quieren pagar lo que vale y me exponen a una competencia desleal".

Armando Águila Productor

$5 millones aproximadamente es el costo de una hectárea de papas con riego y 3 millones de pesos una hectárea sin riego. Esta última es la preferencia de los productores, aunque con riesgo.

7O por ciento de la superficie nacional sembrada con papas se ubica en la zona sur de Chile (Bío Bío y Los Lagos), señala el informe la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa).

80 por ciento asciende el déficit hídrico en la última temporada en la zona sur, respecto del promedio de lluvias en las últimas dos décasdas, según lo indica la Dirección Meteorológica de Chile.