Secciones

"Poemas de amor"

La autora uruguaya, fallecida el año 2009, quiso sin medida al escritor Juan Carlos Onetti. Lo adoró y después lo aborreció en la misma intensidad. Entre tanto, escribió 67 poemas que incluyen tres "Adiós", cuatro cartas y una escena erótica frente a un espejo. La historia de estos amantes en verso se acaba de publicar en Chile.
E-mail Compartir

Idea y Onetti se conocieron a comienzos de los años 50. Su historia de amor transitó entre el magnetismo y el despecho, hasta sus últimos días. Eso transmiten los poemas del libro de 1957.

Idea Vilariño Ediciones Udp 100 páginas

$12.000


Idea Vilariño, la poeta que amó y odió a Juan Carlos Onetti

En la edición hay tres poemas que se llaman "Adiós". En uno de ellos Idea Vilariño sale como de un traje, una especie de mortaja "(…) como de bajo un derrumbre/ arrastrándome/ sorda al dolor/ deshecha la piel/ y sin ayuda". En otro "Adiós" no quiere nada de nada. "Ni siquiera tu vida aceptaría". Y en la tercera despedida poética le escribe a Onetti: "Estás borrado".

Siempre No

"Vilariño talla versos límpidamente ligados por esa ausencia, por el no, porque el amor está en la medida en que no está; 'tu amor es una ausencia', dice en 'Tango', y ese no ser es su afirmación más radical y más enamorada", sostiene Abalo. El libro tiene, además, un origen histórico, o real.

¿Cómo fue que se conocieron Onetti y la Vilariño?

Y QUIÉN ES ELLA

Elena Idea Vilariño Romani nació en 1920. A los veinticuatro años tuvo que tomar las riendas de la familia, cuando ya no vivía ninguno de los dos padres. Un año después, publicó el libro de poemas "La suplicante", y en los diez años siguientes publicó otros cuatro, todos de poesía.

CHILE y NICANOR PARRA

En un apunte referido a la poesía chilena, en 1955, Vilariño reseñó en la mítica revista "Marcha" los "Poemas y antipoemas" de Nicanor Parra.

Juan Forn dice que asistieron catorce personas, la periodista Ana Fornaro sostiene que eran quince. Leila Guerriero declara que en realidad fueron doce. Diez personas y dos funcionarios del camposanto. El asunto es que su funeral fue reservado.

Idea Vilariño falleció en abril del 2009, un mes antes que Juan Carlos Onetti. Mientras la agonía y muerte de este último acaparó portadas y artículos dedicados a su vida y obra, la muerte y funeral de la poeta uruguaya estuvieron marcados por la ausencia y discreción.

Se conocieron a comienzos de los años 50 y desde el principio fue un amor escrito con fuego: "Había un hombre que llegaba a mi casa sin aviso, a cualquier hora (…). Cerrábamos las puertas y las ventanas. Se detenían todos los relojes. Ya no sabíamos si era de día o de noche o si era sábado. Nos transformábamos en enemigos, en parientes, en desconocidos. En alguna oportunidad llegamos a pasar días, encontrándonos a tientas, invocando algo que era como dar la vida. Era una experiencia de éxtasis", dijo la poeta en la revista "Punto y Coma", según señala el prólogo de los "Poemas de amor", de 1957, publicados recientemente por Ediciones Udp en Chile.

Fue Onetti quien inspiró la mayor parte de estos poemas: "Pese a todo fue el hombre más importante de mi vida, aun contando todas las formas del desprecio, de la indiferencia, de mandarlo al diablo que pudo haber", diría ella.

La dedicatoria de sus "Poemas de amor" fue cambiando de una edición a otra. Mutaba del original "A Juan Carlos Onetti" a cualquier otro amor de turno.

"Vilariño sacaba y reponía esta dedicatoria en las diversas ediciones del libro. Aunque este gesto, el de negar su nombre en la primera página, podrá leerse como una venganza", escribe la poeta y editora Milagros Abalo en el prólogo que abre esta nueva edición .

Onetti por su parte diría que lo de Vilariño hacia él era amor a la literatura y también a la cama.

En el poema "El Espejo", Idea describe el reflejo de uno de esos encuentros sexuales:

"(…) El espejo mirá el espejo dijo/ y arrodillada hundió por fin el rostro/ y le dejó que él viera la cabeza/ dorada hundiéndose en el vello negro/ y su cuello doblándose/ tan armoniosa tan hermosamente/ dejó que él viera absorto enamorado/ ese pedazo de su amor viviendo/ encerrado en el óvalo de oro".

Los amantes pasarían rápidamente del amor al daño: "Discutíamos, nos dejábamos de ver, pasaban meses, yo comenzaba otra relación y, cuando estaba en lo mejor, llamaba Onetti y se iba todo al demonio", anota Ábalo.

El escritor viajó a Montevideo desde Buenos Aires el verano del 52. Se encontró¬-según se ha señalado en varias publicaciones, libros y artículos- con los integrantes de la revista "Número". Idea Vilariño recluida en su casa luego de una temporada con eczema en la piel, le dijo a Manuel Claps -cuando este último le advirtió de su visita- que "con ese cretino no quería saber nada". En la otra esquina, Onetti consideraba que Idea Vilariño era una "buscona". Ambos tenían, sin conocerse, una idea fija de lo que a oídas habían ido construyendo sobre el otro.

"Esa misma noche me enamoré de él. Me enamoré", recordaría posteriormente la autora del libro "No". "Onetti le confesaría después que ella lo había impresionado como un ser delicado, con una sonrisa giocondiana y silenciosa", cuenta Carlos María Domínguez, autor de "Construcción de la noche", la biografía de Onetti.

Luego comenzó la correspondencia. La revista "Número" era la excusa para extender la conversación. Al comienzo, repleta de formalidades, comenzó a desarrollar otros tonos: "Me gustaría, usted lo sabe, estar a su lado y mirar por una ventana la llovizna sobre las enredaderas", escribió Onetti finalmente desde Buenos Aires.

Cuando Dolly, la esposa de Onetti durante más de veinticinco años, iba a Buenos Aires, el escritor se levantaba de la cama y se "mudaba" a la residencia de Idea Vilariño. Amantes de temporada, tenían como casi única actividad el encerrarse a discutir, casi sin comer, a ventanas cerradas, como recalcaba Vilariño en esa entrevista realizada para el libro "Construcción de la noche".

También habla de lo atractivo del escritor, de su conflictividad, de las idas y venidas en una compleja relación donde Onetti aparecía o desaparecía, como pasó en una temporada en la que prometió pasar un fin de semana con la escritora en otra residencia que ella tenía.

El escritor llegó dos semanas después y le confesó haber estado con otra mujer. Sin embargo, recalcó haber pensado en ella y en lo que tenían. Ese tipo de situaciones eran las que precedían cada expulsión del escritor de la casa de Vilariño.

¿Hasta dónde llegan los límites de la rabia y del desamor? Una entrada en el diario de la poeta dice que Onetti es "fundamentalmente bueno y egoísta. Toma lo que quiere de una, cuando quiere. No conoce, no entiende a los otros. Los interpreta según sus esquemas personales".

Una relación tortuosa cruzada por las discusiones sobre las implicancias de su relación como lo único que, al parecer, tenían en común.

Idea Vilariño escribió sus "Poemas de amor" para que la presencia de Onetti apareciera en esa casa vacía donde ella habitaba, sola. "No te acordás/ seguro/ no sabés que una noche/ te esperé y fue una noche/ de amor/ y no viniste/ y fui vagando por la casa/ escuchando la escalera/ esperándote", dice el poema "Me pregunto".

Asociada a la mítica generación del 45, compuesta por Mario Benedetti, Manuel Claps y Emir Rodríguez Monegal -entre otros-, ejerció también la crítica literaria, al ensayo -donde reflexionó sobre el tango- y la traducción. Destacan sus traducciones de Shakespeare, Raymond Queneau y W. H. Hudson. Vilariño, además, durante veinte años trabajó en la enseñanza secundaria como profesora de Literatura. Finalizada la dictadura, el año 1985, obtuvo la cátedra de Literatura Uruguaya en la Universidad de la República. Desde entonces, y hasta su muerte, se dedicó a aumentar la cantidad de poemas de sus libros ya publicados y a la escritura de su diario. Participó también en un documental sobre su vida, estrenado a mediados de 1998.

Si Ignacio Valente se mostraba generoso y esperanzado por la frescura que significaba la irrupción de este libro, la poeta y crítica literaria uruguaya optó por comentar con algo de ironía y dureza el trabajo del antipoeta.

"El ejemplo de Nicanor Parra", se tituló la crítica, y en ella se leen frases como esta: "Puede suponerse que la escasez de producción o el deseo de dar a la imprenta todo lo acumulado llevó al autor a combinarlo en un libro que, seguramente, hubiera ganado con la amputación de sus dos primeras partes"; o la siguiente: "No hay nada en sus versos que no anduvieran haciendo hace veinte años los poetas de vanguardia de habla española. No escatima los toques pour épater al lector, los despropósitos, los finales truncos o desconcertantes, los viejos clisés surrealistas".

Un segundo apunte referido a la poesía nacional. Existe una fotografía. Es de 1952. En ella aparecen Mario Benedetti, Manuel Claps, Emir Rodríguez Monegal, María Portela e Idea Vilariño. Conforman el grupo "Número". Al centro de la imagen está Pablo Neruda, de visita entonces por Uruguay. Fueron ellos, la generación del 45, quienes recibieron al poeta chileno cuando se encontraba en el ápice de su fama.

A pesar de ser una mujer prolífica y destacada en todas las áreas en las que se desempeñó en su vida, el reconocimiento que posee a nivel latinoamericano es producto de su condición de poeta, y particularmente debido a que en 1957 publicó estos "Poemas de amor" y odio.

"Discutíamos, nos dejábamos de ver, pasaban meses, yo comenzaba otra relación y, cuando estaba en lo mejor, llamaba Onetti y se iba todo al demonio", diría Idea Vilariño.

colección idea vilariño

Uno de cada ocho médicos en la salud primaria local es extranjero

ATENCIÓN. La mayor parte de ellos proviene de Ecuador, pero también hay de España y El Salvador. Su arribo se explica por la falta de profesionales del área en el sistema chileno. En Osorno, de los 48 doctores que trabajan en los consultorios, seis son de otra nacionalidad.
E-mail Compartir

Leonardo Yevenes Ch.

El frío y la lluvia de Osorno no son un impedimento para cumplir con sus labores ni tampoco le causan desagrado al ecuatoriano Wilson Mero Quijije. Y es que antes de llegar a Chile, trabajó por un buen tiempo en la sierra de su país, donde dice, el clima era muy parecido al del sur de Chile.

Con 17 años trabajando en Osorno, este médico ecuatoriano nacido en la ciudad de Guayaquil, es uno de los seis facultativos extranjeros -de un total de 48- que hoy en día se desempeñan en la atención primaria (Consultorios y Servicios de Urgencia) de la comuna, los que forman parte importante de la red de salud a la que diariamente miles de pacientes asisten por una atención o en busca de medicamentos.

Según cuenta, su arribo se originó por la crisis que vivió su país a fines de la década del '90, donde llegó a tener hasta tres presidentes en un mismo año. A ello se suma que la inflación obligó a que muchos profesionales emigraran a otros países con mayor estabilidad económica, como España, México, Estados Unidos y, por supuesto, Chile.

"Fue como lo que pasó en Argentina con el denominado corralito, donde se sufrió una profunda crisis financiera", explica el médico que atiende en el Consultorio de Los Carrera.

Recomendado por otros colegas, Mero decidió instalarse en nuestro país debido a la notoria carencia de doctores que presentaba el sistema.

En cuanto a su elección por el trabajo en la salud pública y no privada, señala que si bien cada día tiene la opción de emigrar al plano privado, "mi elección se refiere más a un tema de vocación que al plano económico", explica, con un dejo del acento de su país.

Atención

Según Ximena Acuña, jefa del Departamento de Salud Municipal, la cantidad de extranjeros en el servicio local se ha manteniendo estable desde hace unos años. De los seis profesionales, cuatro son ecuatorianos, una es salvadoreña y otra española, proveniente de las Islas Canarias.

Entre las razones que explican el arribo al sistema público local, Acuña señala que se debe a que muchos de los médicos chilenos no están acostumbrados a trabajar en la atención primaria y, generalmente, pasan directamente al sistema hospitalario o privado.

"Encontrar médicos para trabajar en la salud primaria es difícil. En el caso específico de los médicos nacionales, son muy pocos los que pasan por la atención primaria, pues su ambiente de estudio generalmente se desarrolla en hospitales y al estar ahí las especialidades que eligen luego se llevan a cabo en esos mismos recintos", detalló Acuña.

Eso sí, advierte que la elección de los médicos nacionales por recintos hospitalarios en desmedro de la atención primaria no se relacionan exclusivamente al tema económico, ya que las brechas se han acortado en los últimos años.

Según la jefa de Salud, cada uno de los médicos extranjeros que llega a la comuna debe rendir exámenes de convalidación de título (denominado Eunacom), a excepción de aquellos que provienen de Ecuador, pues cuentan con un convenio entre ambos países, donde sus antecedentes son considerados en el Ministerio de Educación y en el de Relaciones Exteriores para trabajar y residir en el país.

En cuanto al aporte que realizan los extranjeros al sistema, Acuña señaló que en general se destacan por un muy buen trato hacia sus pacientes, algo que los mismos usuarios le han hecho saber.

Formación

Para Kathia Ruiz, el llevar dos décadas trabajando en la salud pública en Osorno es un camino que tomó naturalmente debido a la formación que recibió como estudiante y como profesional en la Universidad de El Salvador, de donde es originaria.

Llegó hace 22 años por amor a un chileno y actualmente se desempeña como directora del Centro de Salud Familiar (Cesfam) de Ovejería. Recalca que nunca se ha imaginado trabajando fuera de la salud pública, ello -asegura- porque la orientación que reciben los titulados de la Universidad de El Salvador, está enfocada precisamente a la salud primaria.

"Luego de titularse, en El Salvador te obligaban a trabajar ligado al ámbito social, por lo que la mayoría de quienes terminan la carrera, luego se siguen orientando hacia ese ámbito", detalló.

Por eso cuando llegó a Chile su intención siempre fue el de insertarse en la salud pública primaria, para tratar de resolver los "problemas de la gente", antes de que tengan que ser derivados a un hospital, según dijo.

"En la atención primaria somos más exitosos a medida que la gente no se enferme y no tenga que recurrir al hospital", dice entusiasmada esta mujer que mantiene en su oficina, dos cuadros de vivos colores que recrean situaciones de su país natal.

En cuanto al nivel que presenta la medicina local, Ruiz indica que ni siquiera podría compararse con lo que puede verse en El Salvador, debido al nivel de recursos que se destinan en uno u otro país.

"Las diferencias entre Chile y El Salvador son del cielo a la tierra. Nosotros (El Salvador) somos un país muy pobre, donde las tasas de mortalidad infantil alcanzan los dos dígitos. En Chile el acceso a la salud es maravilloso y cuesta no asombrarse cuando comparo estas dos realidades y veo que el usuario se queja por cómo estamos a nivel local, aunque reconozco que siempre habrán cosas que se pueden mejorar".

Eso sí, para Ruiz uno de los desafíos a superar como salud primaria es que los pacientes no tengan que llegar hasta el hospital para resolver sus problemas, pues tal como lo señala, el 90% de los usuarios de la salud pública asiste directamente a dichos recintos de alta complejidad, cuando sus requerimientos se pueden resolver en el consultorio.

Deambular

Dentro de su consulta pediátrica ubicada en el Cesfam Pedro Jáuregui de Rahue Bajo, destacan una jirafa de cartón que ayuda a medir la altura y varios personajes de Disney, como el ratón Mickey, Tribilín o el Pato Donald, para entretener a los pequeños que allí se atienden.

Ahí trabaja Martha Sol Valverde, una ecuatoriana de 47 años proveniente de Guayaquil, que decidió radicarse en Osorno luego de varios años de estar trabajando en distintas parte de Sudamérica, como Colombia y Argentina, además de su país de origen y el nuestro, donde desarrolla desde hace 14 años una vida junto a su pareja chilena, "la cual los ha hecho quedar muy bien a ustedes (los chilenos)", dice con una sonrisa.

Invitada por una colega chilena, Marta poco a poco se fue quedando en nuestro país, pese a que sus planes iniciales eran radicarse en Buenos Aires. Al cambiar sus planes, primero llegó a Valdivia, donde se especializó en medicina familiar y luego trabajó 11 años en San Pablo y posteriormente lleva tres en Osorno.

Una de las cosas que le llamaron la atención al llegar a nuestro país, fue la diferencia que marca el mismo ciudadano chileno con sus pares, donde "generalmente se discriminan entre ellos mismos, ya sea por su origen, color de piel o por el tema social", algo que según comenta, no ocurre en los otros países donde vivió.

Pese a ello señala que le gusta el paciente chileno porque se comporta de manera muy respetuosa. "Califico como una muy buena experiencia mi vida aquí. Me ha ido bien y me llevo muy bien con la gente, que es muy cariñosa y apegada a uno", dice Marta, mientras agrega que la idea de volver a Ecuador no le ha pasado por la cabeza.

Respecto a la amabilidad que destacan los pacientes de los médicos extranjeros, Marta señala que eso se demuestra en el cariño que entregan los usuarios. "Pero también tiene mucho que ver con la oportunidad de uno, de llegar a otro lugar, conocer gente nueva y vivir nuevas experiencias", remarca.

12,5 por ciento De los médicos que atienden en la atención primaria de Osorno son extranjeros: cuatro ecuatorianos, una española y una salvadoreña.

14 años lleva viviendo en nuestro país la doctora Marta Sol. De ese tiempo, once los desempeñó en la comuna de San Pablo y el resto en nuestra ciudad.

2 Dígitos alcanza la tasa de mortalidad infantil en El Salvador, según Kathia Ruiz. Por lo mismo, para la profesional el nivel de salud de Chile y su inversión son altos.