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Experto español llama a constructores a importar ideas para aprovechar la lluvia

TECNOLOGÍA. El ingeniero industrial Kristjan Aroaz asegura que a las universidades chilenas les falta poner en práctica iniciativas que le permitan hace uso sustentable del agua.
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Ana María Aceitón L.

Reutilizar el agua lluvia a través de la importación de ideas y tecnología fue el llamado que realizó el ingeniero industrial español Kristjan Aroaz a los constructores, arquitectos y universidades del país, en el contexto del seminario de gestión de las aguas lluvias para un desarrollo sustentable realizado el jueves en la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) de Osorno.

El experto instó a poner en práctica iniciativas que permitan al país hacer uso sustentare del agua, pues los cambios climáticos que se presentan en el país y en el mundo hace insostenible perder el vital elemento.

Entre sus propuestas se encuentra la utilización de estanques subterráneos para la purificación y reutilización de las lluvias, tanques acuapónicos, la construcción de edificios 'autosuministrados', entre otras prácticas que ya han sido probadas y utilizadas en otros países y que se aplican perfectamente a la realidad nacional.

"Los expertos de Chile no crean soluciones prácticas para sus problemas, no existen universidades que se dediquen o preocupen en aplicar los conceptos de inteligencia urbana que ya se utilizan y se han probado en Europa", enfatizó el ingeniero.

Sostenible

En el contexto del seminario donde la mayoría de los asistentes eran socios de la CChC, además de representantes de empresas constructoras, el experto señaló que en primer lugar debe hacerse una distinción entre los conceptos de sustentabilidad y sostenible.

"Para llegar a ser sustentables primero es necesario ser sostenible", aseguró Aroaz.

Para el ingeniero, cuando una comunidad se organiza en función a una gestión responsable en el control de residuos, la reutilización, la adopción de energías alternativas y una habitación de calidad, autoconsumo y por sobre todo de emprendimiento, en ese momento la educación de hábitos saca lo mejor de las personas y da la opción de crecer y tener identidad y se puede convertir en sostenible. El paso siguiente es la sustentabilidad.

Por eso cree que la intervención de la academia es necesaria y fundamental, pues se transforma en una opción para avanzar rápidamente en las prácticas sostenibles.

"Es necesario hacer una trazabilidad de los problemas para identificar cuáles son las potencialidades y debilidades de la comunidad", enfatizó.

Eso sí, señaló que es necesario que esas ideas pasen a la práctica, solo así lograremos superar la sostenibilidad y pasar a la sustentabilidad en los diferentes ámbitos.

Kristjan Araoz fue el representante de la compañía I + K Studio Design que el año pasado denunció a través de las redes sociales que el gobierno rechazó sus mediaguas metálicas, más baratas que las de madera, para reconstruir la zona afectada por el incendio de Valparaíso.

En aquella ocasión Araoz aseguró que no es la primera vez que esto ocurre, siendo la anterior después del terremoto y tsunami de 2010.

En su exposición en Osorno, el ingeniero dejó a la audiencia en reflexión y dio paso a los trabajos del licenciado en Ciencias de la Administración, Carlos Sanhueza, quien detalló algunas de las iniciativas que se están realizado en Chile y que permiten dar solución al anegamiento y de paso la oportunidad de reutilizar y acumular el agua lluvia.

Guateros y redes

Unos de los proyectos más destacados por Sanhueza fue la implementación de zanjas ecológicas en los borderío y calles en desnivel, pues precisó que permiten mayor resistencia a las lluvias intensas.

Las zanjas ecológicas son pozos o trincheras de gran profundidad donde se instala una estructura de geotextial que permite el escurrimiento subterráneo de las aguas y la utilización de superficies impermeables contiguas que almacenan el agua mientras se infiltra en el terreno natural.

En el caso de Osorno, se han utilizado en la construcción de la ribera del Parque Cuarto Centenario y buscan evitar la inundación de las zonas cercanas al río o con dificultad de escurrimiento.

Sanhueza explicó que iniciativas así no son más costosas y tampoco requieren mayor inversión, pero sí la necesaria certificación de los productos porque de eso dependerá el éxito de la implementación.

"Hay iniciativas que han fracasado por la falta de certificación del producto y ello es un error que se puede solucionar, porque los beneficios que trae a la comunidad este tipo de soluciones son más relevantes", dijo.

Otra de las opciones destacadas fue la utilización de guateros de almacenamiento de agua, los que permiten mantener por varios meses el líquido. Esta tecnología ya está siendo utilizada en pequeña escala por pequeños agricultores de San Pablo, quienes cuentan con guateros para almacenar el agua lluvia captada.

"Hay que aprovechar el agua que abunda en el invierno para la subsistencia durante el verano, especialmente en áreas donde hay sequía", dijo.

4 exponentes dieron a conocer sus experiencias sobre gestión de las aguas lluvias.

"La última apuesta de Hitler, Ardenas 1944"

El nuevo libro del historiador británico Antony Beevor, "La última apuesta de Hitler, Ardenas 1944", ofrece un relato trepidante sobre un episodio clave de la Segunda Guerra Mundial.
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Tras varios días de lucha sin cuartel en medio de los bosques nevados, los soldados norteamericanos de la 82 División Aerotransportada empezaron a encontrarle una extraña utilidad a los abundantes cadáveres de sus adversarios: apilaban a los alemanes muertos como si fueran sacos de arena para proteger sus posiciones y no dejaban que fueran retirados para sepultarlos.

El lugar era alguna parte de una región boscosa y escarpada de Bélgica llamada Las Ardenas. El cuándo, diciembre de 1944 y eso sólo podía significar un lío muy grande. El relato nos llega de manos de Antony Beevor, el reconocido historiador inglés que se ha especializado en las grandes batallas de la Segunda Guerra Mundial y que ahora regresa con "La última apuesta de Hitler, Ardenas 1944" (Editorial Crítica).

Graduado en la academia militar de Sandhurst y ex soldado, Beevor se ha convertido en un actor central entre los investigadores del conflicto militar más grande de la historia. Sus libros han buceado en algunos de sus episodios más importantes (Stalingrado, la caída de Berlín y el desembarco de Normandía, entre otros), con un estilo que mezcla a partes iguales el relato de mirada amplia con cientos de pequeñas historias de los protagonistas que vivieron -y sufrieron- esos eventos. Sus fuentes documentales son extensas y combinan obras especializadas, diarios de vida, partes militares, entrevistas, recortes de prensa, chistes de moda en la época y documentos que permanecieron secretos por décadas.

Las Ardenas marca un capítulo crucial en la caída del Tercer Reich. A fines de 1944, todo parecía perdido para los jerarcas nazis: mientras en el Este Stalin concentraba un ejército de casi siete millones de soldados con el objetivo declarado de reducir a cenizas a Alemania, en el Oeste las fuerzas aliadas avanzaban rápidamente rumbo al Rin tras liberar París, Luxemburgo y buena parte de Bélgica. El único que discrepaba de esa visión era Adolf Hitler, que el 16 de septiembre, durante una reunión de generales, interrumpió abruptamente al generaloberst Alfred Jodl para anunciar un cambio de planes: la Wehrmarcht realizaría una masiva ofensiva relámpago en Las Ardenas con el objetivo de llegar a Amberes y cortar en dos el frente aliado. Así, aseguró el líder del Tercer Reich, se produciría un nuevo Dunkerque y, a continuación, una fractura entre los enemigos de Alemania, que terminaría ganando la guerra. Para espanto del general Heinz Guderian, responsable del frente del Este, anunció que se transferirían varias divisiones claves al frente occidental. Acto seguido, hizo a todos los presentes jurar secreto bajo pena de muerte y echó a andar sus planes.

La aventura era una locura de principio a fin, pero ninguno de los presentes se atrevió a llevarle la contra al Führer, anota Beevor. Y si bien la ofensiva estaba destinada al fracaso, Hitler eligió pegar en una zona del frente que los aliados tenían relativamente desprotegida: de hecho, el general norteamericano Omar Bradley había mandado a recuperarse a la región de Las Ardenas a varias divisiones severamente diezmadas durante los combates recientes. Para peor, los servicios de inteligencia aliados no fueron capaces de detectar lo que se estaba fraguando, pues estaban convencidos de que Alemania era incapaz de montar una ofensiva.

El libro de Beevor ofrece un relato pormenorizado y trepidante, que dedica extensos capítulos a cada uno de los 11 días críticos de la batalla. Nos lleva desde el 16 de diciembre, cuando un masivo bombardeo de artillería a las 5.20 de la mañana anunció el inicio del ataque alemán, hasta el 26 de diciembre, cuando el Tercer Ejército del general George Patton logró llegar con ayuda hasta la sitiada ciudad de Bastogne, que se convirtió en una especie de pequeño Stalingrado para los alemanes, en una "lucha sangrienta, incierta y costosísima por lo que, en último término, era un pueblo sin importancia", según dijo un general germano.

Al final, los alemanes se quedaron sin combustible para sus tanques y no pudieron doblegar a los defensores. Para inicios de enero de 1945 ya habían asumido su derrota y enfrentaban un masivo contraataque aliado.

Con justicia Las Ardenas es considerada la batalla más sangrienta del frente occidental. Se libró bajo condiciones extremas: en medio de la nieve y con termperaturas que llegaban con facilidad a los 17 grados bajo cero.

Los alemanes, partiendo por Hitler, tenían en muy baja estima a las tropas estadounidenses y tal vez en este punto, muestra el relato de Beevor, estuvo el principal error del plan ideado por el general Walther Model: pese a varias desbandadas y descoordinaciones, las tropas norteamericanas pelearon con fiereza a pesar de la desventaja numérica, y resistieron en sus posiciones lo suficiente para frenar a la fuerza alemana, que estaba integrada por unidades muy experimentadas y que habían combatido en el frente del Este.

Beevor documenta numerosos episodios de extrema crueldad. Para empezar, las tropas SS masacraron en el pueblo de Malmedy a un grupo de soldados americanos que se habían rendido. Cuando la historia del hecho comenzó a circular, algunos soldados estadounidenses comenzaron a tomarse la revancha con sus prisioneros, en algunos casos con un asentimiento cómplice de sus más altos mandos.

Como gran parte de la batalla se libró en medio de bosques, ambos bandos descubrieron que disparar los proyectiles de artillería contra las copas de los árboles podía tener un efecto terrible: las explosiones desataban una mortífera lluvia de metal y astillas de madera sobre las tropas que estaban debajo. Por si fuera poco, el frío extremo derivó en miles de casos de congelamiento de extremidades y de pie de trinchera.

Casi un millón de soldados combatieron en Las Ardenas y las bajas en ambos bandos se elevaron hasta casi 160 mil tropas, entre muertos, heridos y desaparecidos. Y todo, sin contar a los miles de civiles que vieron sus pueblos arrasados, que murieron durante los bombardeos o que fueron asesinados por las tropas de las SS.

"La sorpresa y la crueldad de la ofensiva de Las Ardenas de Hitler trasladaron la horrorosa brutalidad del Frente Oriental al Occidental", escribe Beevor, pero en vez de miedo en los defensores, el ataque "provocó un volumen decisivo de resistencia desesperada, una obstinada determinación de resistir a toda costa, incluso en pleno asesdio".

A nivel estratégico, Beevor documenta el principal efecto de la locura de Hitler en boca de sus propios generales capturados: "El envío a Las Ardenas del V y del VI Ejércitos Panzer allanó el camino a la ofensiva rusa lanzada el 12 de enero desde las cabezas de puente del Vístula", dijeron Jodl y Keitel en 1945.

Desde las trincheras, el capitán Richard Winters, integrante de la legendaria 101 División Aerotransportada que defendió Bastogne contra viento y marea, tenía una opinión más simple, aunque contundente, sobre todo el asunto: "¡Dios mío! ¿No tienen a nadie más en este ejército para taponar esos agujeros?".

Soldados estadounidenses del 290 Regimiento en las cercanías de Amonines, en el flanco sur del frente de las ardenas.

Este historiador británico se educó en la Real Academia Militar Sandhurst, donde fue alumno del destacado historiador militar John Keegan. Es autor, entre otros libros, de "La batalla de Creta", "El día D", "Historia de La Segunda Guerra Mundial" y "El misterio de Olga Chejova".

Por Antony Beevor Editorial Crítica 592 págs.

$ 25.900.

Por Gabriel Vergara

La locura de Hitler dejó al ejército alemán sin tropas vitales para resistir la embestida soviética.

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Realizan homenaje a mujeres huilliches de la provincia en el Centro Cultural

INDÍGENAS. La actividad fue organizada por el Ministerio de Desarrollo Social.
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"Recibo este homenaje en nombre de todas las mujeres que anónimamente luchan día a día por los derechos de su pueblo". Con estas palabras Viviana Lemuy, maestra de ceremonia de San Juan de la Costa, agradeció el reconocimiento que el Ministerio de Desarrollo Social, a través de sus servicios Conadi, Fosis y Semana, realizó el viernes 4 de septiembre a las mujeres indígenas de la Región, en el marco del Día Internacional de la Mujer Indígena.

Junto con agradecer, Viviana Lemuy entregó un mensaje a todas las mujeres presentes resaltando que ellas son la base de la familia porque debe ser educadora y trabajadora, ya que la cultura se está perdiendo, "nosotras como mujeres mapuches no podemos esperar que nos enseñen desde fuera, sino que nosotras debemos enseñar".

La ceremonia, que se llevó a cabo en el Salón de las Lámparas del Centro Cultural, reunió a más de un centenar de mujeres quienes estuvieron acompañadas por autoridades y parlamentarios de la zona.

El 5 de septiembre se conmemora el día en homenaje a Bartolina Sisa, mujer Aymara que entregó su vida en defensa de su pueblo contra las fuerzas españolas.