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Astronautas cosechan y degustan la primera lechuga cultivada íntegramente en el espacio

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Los astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI) cosecharon y degustaron ayer la primera lechuga cultivada en el espacio, un hito que los científicos consideraron un paso importante para posibles misiones humanas a Marte.

"Un pequeño bocado para el hombre, una hoja gigante para la humanidad", escribió la NASA en su cuenta de Twitter al comunicar el hecho, que ocurrió después de 33 días de cultivo en una caja especial llamada Veg-01.

Pero los astronautas sólo pudieron consumir la mitad de la lechuga, debido a que el resto será envasado y congelado en la EEI hasta que se pueda llevar a la Tierra para su análisis, según indicó la NASA en un comunicado.

Antes de comerlas, los astronautas debieron limpiar las hojas con toallitas desinfectantes. Después las aliñaron con aceite de oliva extra virgen y aceite balsámico.

El camino a la mesa fue largo, dado que las semillas debieron estar 15 meses en la estación antes de ser activadas.

Después de mucho tiempo, finalmente llegó el veredicto de los comensales. "Está increíble", opinó Kjell Lindgren, miembro de la tripulación, citado por The New York Times.

"Se parece a la rúcula", comentó el astronauta Scott Kelly, en una transmisión en directo a través de Internet.

Luego de la comida, Lindgren aseguró que tener cultivos en la nave ha aportado beneficios sicológicos para el equipo espacial, cuyo campo de visión a menudo se limita al blanco y el aluminio.

El doctor Gioia Massa, científico a cargo del experimento, coincidió con Lindgren. "Entre más lejos de la Tierra viajen los humanos, mayor es la necesidad de poder cultivar plantas como alimento", señaló en un comunicado.

Varios usuarios de las redes sociales publicaron fotos con sus propios platos con lechuga para solidarizar con los astronautas.

Los perros son capaces de reconocer los rostros de los humanos

Mascotas. Investigadores identificaron una zona en el cerebro canino encargada de distinguir caras, una capacidad que según los científicos es innata.

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Los perros tienen una región especializada en sus cerebros para procesar rostros, lo que les permitiría reconocer las caras de las personas, según encontró un estudio de la Universidad de Emory, en EE.UU., que proporciona por primera vez evidencia de la existencia de una zona que cumple esta función en la corteza temporal de los canes.

"Nuestros hallazgos muestran que los perros tienen una forma innata de procesar caras en sus cerebros, una cualidad que sólo se había observado en humanos y otros primates", sostuvo Gregory Berns, uno de los autores del experimento, en un comunicado publicado por la casa de estudios.

De acuerdo con Berns -quien es neurocientífico de Emory-, tener una maquinaria neuronal dedicada al procesamiento de rostros sugiere que esta capacidad se desarrolló a lo largo de la evolución cognitiva y puede explicar la extrema sensibilidad de estos animales a las señales sociales de las personas.

Berns dirige el Dog Project del Departamento de Sicología de la Universidad de Emory, que investiga interrogantes evolutivas sobre el mejor y más antiguo amigo del hombre.

La iniciativa fue la primera que entrenó a perros para que pudieran, de manera voluntaria, ingresar a un escáner de imagen por resonancia magnética funcional (fMRI) y permanecer inmóvil durante el proceso, sin restricciones o sedación.

En un estudio anterior, el proyecto identificó la región caudada del cerebro canino como un centro de recompensa, y encontró cómo esa región responde de manera más fuerte a los olores de los humanos conocidos que a los de otras personas, e incluso a los de los perros que les son familiares.

Caras vs. objetos

Para esta nueva investigación, los académicos se enfocaron en cómo los perros responden a los rostros en comparación con su comportamiento frente a objetos cotidianos. "Los perros son, obviamente, animales altamente sociales, por lo que tiene sentido que respondan a las caras", dijo Berns. "Quisimos saber si esa respuesta es aprendida o innata", agregó.

En el trabajo científico participaron perros que miraron imágenes estáticas y videos en una pantalla mientras eran sometidos a fMRI. Los responsables del estudio resaltaron que fue un ejercicio desafiante debido a que los perros en general no interactúan con imágenes bidimensionales, y debieron recibir entrenamiento para aprender a poner atención a la pantalla.

La universidad señala en su sitio web que una limitación del estudio fue el pequeño tamaño de la muestra: sólo seis de los ocho perros que fueron analizados en la investigación pudieron fijar la mirada por al menos 30 segundos en cada una de las imágenes para cumplir con los criterios del experimento.

Sin embargo, los resultados fueron claros en los seis animales que lograron completar el experimento, señalaron los autores. Una zona en su lóbulo temporal respondió significativamente más a los videos con rostros humanos que a a los objetos.

Esta misma región respondió de manera similar a las imágenes estáticas que contenían caras de personas y canes.

Berns indicó que si la respuesta de los perros a los rostros fuese aprendida -asociando una cara con comida, por ejemplo-, se observaría una respuesta en el sistema de recompensa de sus cerebros, pero eso no ocurrió.

Décadas atrás, otra investigación encontró neuronas de reconocimiento facial en las ovejas. "Ese estudio identificó sólo unas pocas células de selección de rostros y no una región completa de la corteza", afirmó Daniel Dilks, profesor asistente de Sicología en Emory y el autor principal de este nuevo trabajo.

Los seres humanos tienen al menos tres regiones de procesamiento facial en el cerebro, entre ellas una llamada FFA y asociada a la capacidad de distinguir rostros de otros objetos. "Podemos predecir qué partes de tu cerebro se van a activar cuando observas un rostro", dijo Dilks.

Una hipótesis de estos hallazgos es que distinguir rostros es importante para cualquier criatura social. "Los perros han cohabitado con los humanos por más tiempo que cualquier otro animal", recordó Dilks. "Ellos son increiblemente sociales, no sólo con otros miembros de su especie, sino que con todas las especies. Entender mayores cosas sobre la cognición y percepción canina puede decirnos más sobre la cognición y percepción en general", añadió.

8

perros participaron en el estudio de la U. de Emory. De ellos, sólo seis lograron completar el experimento con éxito.

Por 30

segundos al

menos, los perros debieron fijar la mirada en las imágenes y videos que se les mostraban.