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Jane goodall: "son más importantes los derechos humanos" que los animales

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Es probablemente una de las científicas más famosa del mundo y se ha dedicado al activismo medioambiental. Sin embargo, pone toda su fe en la humanidad y en la responsabilidad de esa especie en el mundo. Jane Goodall se ha dedicado a estudiar a los primates y a expandir el mensaje de sustentabilidad alrededor del planeta.

Goodall fue la primera en evidenciar las similitudes entre humanos y chimpancés en sus relaciones familiares y sociales, con sus estudios pioneros en la década de 1960. Y a pesar de que lo hizo utilizando metodologías científicas, incluyó también sensibilidad en su trabajo, por ejemplo, nombrando a los gorilas en vez de numerarlos.

Pese a esto, Goodall matiza sus opiniones respecto de la "humanización" de los animales. "Hay mucha gente luchando por los derechos de los animales, y cuentan con mi apoyo, pero son más importantes los derechos humanos. Yo prefiero luchar por la responsabilidad humana", afirmó la naturalista.

Goodall no es partidaria de la "humanización" ni de la "sobreprotección" de los animales, sino que, señala, "cada animal tiene su propia personalidad" y debe ser "entendida en su contexto", desde la vaca sagrada de la India, hasta los animales que ayudan en los trabajos de cultivo de la tierra.

Para Goodall, la clave pasa por "crear conciencia a través del sentido común", y confía en que la fórmula funcione en todo el mundo. Su fundación tiene programas en 135 países.

"Tiempo atrás, muchos países carecían de este sentido de conciencia y explotaban el medio ambiente" y tras años de trabajo de científicos y activistas, han hecho la transición hacia políticas y prácticas sostenibles.

Goodall destacó la importancia de los jóvenes en este proceso. "Tengo razones para mantener la esperanza. No voy a darme por vencida, por la gente joven, porque si la gente joven se diera por vencida, entonces sí que ya no habría esperanza", sentenció.

expertos advierten sobre los peligros de la inteligencia artificial

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Miles de expertos ligados a la ciencia y la robótica, como Stephen Hawking, el cofundador de Apple, Steve Wozniak y Elon Musk, director de Tesla Motors, entre otros, firmaron una carta en la que advierten sobre los potenciales peligros de la inteligencia artificial, específicamente sobre el uso bélico que se le pueda dar a esa tecnología.

La iniciativa busca generar consciencia sobre el potencial de la inteligencia artificial (IA), que es toda tecnología que realiza una función propiamente humana, como el auto conocimiento.

Los expertos advierten en el documento sobre la posibilidad de que se fabriquen armas que se manejen solas, idea que los que firmaron el texto no quieren que se vuelva realidad.

"La tecnología en inteligencia artificial ha alcanzado un punto en el que el despliegue de armas autónomas es alcanzable -en términos prácticos y no legales- en cosa de años, sino décadas, y la apuesta es muy alta: las armas autónomas han sido descritas como la tercera revolución bélica, después de la pólvora y las armas nucleares", abre la carta, que se hizo pública durante la Conferencia Internacional Conjunta de Inteligencia Artificial, que se realiza por estos días en Buenos Aires.

Quienes firmaron el texto compararon el avance de la inteligencia artificial con el desarrollo de la bomba atómica, destacando que para esta última arma bélica se necesitan materiales difíciles de conseguir, como el uranio, lo que no ocurre en el caso de la IA, por lo que sería más difícil poder tener control de quién la está produciendo.

"El punto final de esta trayectoria tecnológica es obvio: las armas autónomas se transformarán en los (fusiles) Kalashnikov del mañana. Hoy la pregunta clave para la humanidad es si comenzar una carrera armamentista en base a la inteligencia artificial o prevenir su inicio", escriben en la carta.

Varios científicos han calificado antes a esta tecnología como el mayor peligro de la humanidad.

La carta

Miles de expertos vinculados a la tecnología, la robótica y la ciencia, firmaron una carta. Entre ellos, Stephen Hawking y Stece Wozniak.

Las razones

Advierten que la IA se podría convertir en la próxima bomba atómica, sólo que esta arma la puede desarrollar cualquiera sin control.

Hallan vestigios de asentamiento de cuatro mil años en brasil

prehistoria. En las excavaciones para ampliar el metro de Río de Janeiro se encontraron vestigios de grupos nómades que pasaron por la ciudad.

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Muchas veces es cuando las ciudades se renuevan que aparecen rastros del pasado. Eso fue lo que ocurrió en Brasil, cuando la empresa encargada de ampliar el metro de Río de Janeiro dio con todo un hallazgo histórico durante las excavaciones que se realizan en esa ciudad desde el año pasado.

Casi medio millar de artefactos hechos con piedras y conchas que serían prueba de una ocupación humana con 3.000 a 4.000 años de antigüedad fueron encontrados en la ciudad brasileña, según confirmaron las autoridades locales ayer.

Los artefactos fueron retirados de un lugar arqueológico que se encuentra cerca del puerto y del centro de Río de Janeiro. En esa zona de la ciudad estuvieron el Matadero Imperial y una estación de tren anteriormente, según informó la gobernación regional en un comunicado.

Esa parte de la ciudad comenzó a ser excavada el año pasado como parte de las obras de ampliación del metro de Río, que fue uno de los compromisos adquiridos al ser escogida como sede de los Juegos Olímpicos 2016.

La empresa encargada de las excavaciones preparó el lugar para que pudiera trabajar un equipo de arqueólogos que fue contratado por ellos mismos y que encontró 50 artefactos en piedra y unos 400 en concha.

Se objetos característicos de la Río de Janeiro prehistórica que pueden contar la historia de los grupos de nómadas primitivos que pasaron por el actual territorio de la ciudad mucho antes de que los primeros grupos de indios comenzasen a establecerse, según dijeron desde la gobernación de la ciudad.

Las piezas encontradas corresponderían, según indicaron, a grupos nómades de tiempos anteriores a los primeros asentamientos de tribus. "Son piezas de hace entre 3.000 y 4.000 años, del período cuando los paleo-indios que circulaban por las tierras alrededor de la Bahía de Guanabara eran cazadores, pescadores, recolectores y nómadas y aún no se habían formado en tribus", afirma el comunicado.

Entre los artefactos en piedra y en conchas de ostras, mejillones y mariscos fueron identificadas puntas de lanza y herramientas como martillos primitivos, hachas y raspadores utilizados para separar la piel de la carne de animales cazados o para trabajar la piedra.

"Las piezas prehistóricas van a ayudarnos a contar una parte importante de la historia del proceso poblacional primitivo de Río de Janeiro", afirmó el arqueólogo Claudio Prada de Mello, coordinador del equipo que retiró los artefactos.

Según el especialista, "hacer un descubrimiento de éstos en el centro de Río de Janeiro, un área que ya pasó por varios ciclos de ocupación y de gran movimiento, es algo fantástico".

El arqueólogo agregó que lo más sorprendente es que en el mismo sitio arqueológico, en otra capa de excavación, fueron hallados hace unos años cerca de 220.000 artefactos, restos y objetos de uso cotidiano de la época en que Brasil era gobernada por el emperador Pedro II, como perfumes, remedios, lozas, porcelanas, botellas, cerámicas y hasta joyas de oro.

Entre tales piezas destaca un cepillo de dientes en marfil que estaba intacto y decorado con la inscripción en portugués que lo identificaba como propiedad de "Su majestad, el emperador de Brasil".

En la zona donde se hicieron los descubrimientos funcionaba el Matadero Imperial. Una vez demolido y traslado de lugar en 1881, el lugar fue cubierto con tierra.

Algo similar a lo ocurrido en Río de Janeiro pasó en la Catedral de Santiago en junio. En ese lugar se realizó una excavación arqueológica en la que fueron encontrados vestigios incaicos, que comprobarían que antes de la llegada de Pedro de Valdivia a la zona, había un asentamiento administrativo y ceremonial Inca. La excavación fue encabezada por el Museo Nacional de Historia Natural, con apoyo del Consejo de Monumentos Nacionales y financiamiento del Fondo Nacional de Ciencia y Tecnología.