Secciones

Tratamiento en etapa precoz podría frenar algunos casos de Alzheimer

EE.UU. Ensayos de un fármaco mostraron que iniciar una terapia en fases tempranas de la enfermedad ayuda a conservar cualidades cognitivas.

E-mail Compartir

El tratamiento temprano del Alzheimer podría ayudar a frenar los síntomas de casos moderados de esta enfermedad, según las conclusiones presentadas ayer sobre una nueva fase de ensayos de un medicamento de la multinacional Lilly.

El anuncio de los nuevos progresos con el medicamento Solanezumab se realizó durante la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer (AAIC), que se celebra esta semana en Washington.

Hasta el momento, Solanezumab y Aducanumab, este último de la empresa Biogen, son los dos medicamentos más prometedores para luchar contra la enfermedad de Alzheimer, que sigue sin tener cura y cuyo tratamiento se está enfocando en la detección temprana de los síntomas asociados.

El medicamento de la multinacional estadounidense "ha mejorado y cuenta ahora, por primera vez, con una metodología estadística" que permite a los expertos determinar cómo mejorar el uso del fármaco, informó a la agencia EFE la directora de investigación de Lilly, Hong Liu-Seifert.

Tras varias fases de ensayos clínicos, el equipo de Liu-Seifert consiguió determinar con más fiabilidad estadística que iniciar el tratamiento en fases tempranas de la enfermedad -de hasta 28 semanas antes- puede ayudar a mantener cualidades cognitivas que en otro caso se perderían.

Liu-Seifert indicó que con el paso del tiempo podrán acumular más datos en pruebas clínicas para determinar si es adecuado iniciar tratamientos para frenar el Alzheimer incluso antes de manifestarse la enfermedad.

El Solanezumab es un anticuerpo monoclonal que actúa como protector neuronal para evitar la acción de una proteína que fue identificada como el indicador temprano del Alzheimer: la amiloide cerebral.

Estas proteínas comienzan a acumularse en el cerebro y desatan los primeros síntomas del Alzheimer, que provoca pérdida de memoria.

Como indicó Liu-Seifert, la identificación temprana de la predisposición a desarrollar este proceso será clave para poder detener a tiempo la enfermedad, que suele manifestarse a partir de los 60 años y afecta a millones de personas en el mundo.

Este fin de semana, el AAIC presentó en Washington un test experimental que puede detectar sustancias asociadas con la enfermedad de Alzheimer, aunque al igual que los medicamentos mencionados, aún se encuentra en proceso de ensayo.

Un mal más usual en ellas

Durante la conferencia en Washington se presentó una serie de estudios que indicaron que este padecimiento neurodegenerativo es más frecuente en las mujeres.

Según las investigaciones, las mujeres adultas con deterioro leve de la memoria empeoran el doble de rápido que los varones, y casi dos tercios de los pacientes de Alzheimer en EE.UU. son mujeres.

A los 65 años, las mujeres aparentemente saludables tienen una posibilidad en seis de desarrollar Alzheimer durante el resto de sus vidas, en comparación con uno de cada 11 entre los varones. Los científicos pensaban que la disparidad se debía a la mayor longevidad de las mujeres, pero hay una convicción creciente de que hay otros factores en juego que tornan más vulnerables a las mujeres.

El conjunto de informes, en el que trabajaron científicos de la U. de Duke, descubrió indicios de dicha vulnerabilidad mucho antes de la aparición de los síntomas de la dolencia.

La investigación presentada en la AAIC mostró que los resultados de los varones en un examen de memoria y habilidades de razonamiento declinaron en un punto por año, mientras que los de las mujeres bajaron dos puntos por año. La edad, el nivel de educación e incluso la presencia del gen ApoE-4 que aumenta el riesgo de Alzheimer no pudieron explicar la diferencia, dijo Katherine Lin, estudiante de Medicina de Duke y coautora del estudio junto con el profesor de Siquiatría de la esa universidad, Murali Doraiswamy.

Astrónomos observan por primera vez el interior de una galaxia temprana

E-mail Compartir

Un equipo de astrónomos logró observar por primera vez cómo se forman las galaxias en el universo temprano gracias al telescopio ALMA del Observatorio Europeo Austral (ESO), ubicado en el Desierto de Atacama.

Según informó ayer el ESO en un comunicado, se utilizó ALMA para detectar las nubes de gas con formación estelar más distantes encontradas hasta ahora en galaxias normales del universo temprano.

Estas observaciones permiten empezar a ver cómo se construyeron las primeras galaxias y cómo despejaron la niebla cósmica en la época de reionización. "Se trata de la detección más distante hecha hasta ahora de este tipo de emisión de una galaxia 'normal', vista menos de mil millones de años después del Big Bang", subrayó Andrea Ferrara, investigadora de ALMA.

"Por primera vez estamos viendo galaxias tempranas, no solo como pequeñas manchas, ¡sino como objetos con estructura interna!", destacó.

Cuando las primeras galaxias empezaron a formarse unos cuantos cientos de años después del Big Bang, explicó el ESO, el universo estaba poblado por una niebla de gas de hidrógeno.

A medida que empezaron a aparecer y a aumentar las fuentes brillantes -tanto estrellas como cuásares alimentados por enormes agujeros negros- éstas despejaron la niebla e hicieron el universo transparente a la luz ultravioleta, lo que los astrónomos llaman la época de reionización.

Hasta esta nueva observación con el telescopio ALMA poco se sabía sobre esas primeras galaxias, que solo se habían visto como manchas muy tenues.

El equipo de astrónomos liderado por Roberto Maiolino, de la Universidad de Cambridge, se concentró en buscar galaxias poco llamativas y poco comunes, las que llegaron a convertirse en la mayoría de las galaxias que se ven actualmente.

Combinando las nuevas observaciones de ALMA con simulaciones por computador, fue posible comprender en detalle los procesos clave que tienen lugar dentro de las primeras galaxias.

Observación

Se utilizó ALMA para detectar las nubes de gas con formación estelar más distantes encontradas hasta ahora en galaxias normales del universo temprano.

Contribución

Estas observaciones permiten empezar a ver cómo se construyeron las primeras galaxias y cómo despejaron la niebla cósmica en la época de reionización.

Encuentran fragmentos del Corán que podrían ser los más antiguos del mundo

E-mail Compartir

La Universidad inglesa de Birmingham encontró unos fragmentos del Corán que podrían ser los más antiguos del mundo, de más de 1.300 años de antigüedad, por lo que su autor pudo incluso haber escuchado predicar al profeta Mahoma.

Las piezas llevaban al menos 100 años archivadas en una colección de libros y documentos de Medio Oriente en la biblioteca de la universidad, sin que nadie advirtiese de su importancia.

Los fragmentos fueron descubiertos por un catedrático que hacía una investigación, por lo que solicitó estudios de radiocarbono, que confirmaron la antigüedad del material.

La directora de Colecciones Especiales de la universidad, Susan Worrall, dijo a la BBC que los expertos que evaluaron el texto no imaginaron "ni en sus sueños" que fuese tan antiguo.

"Descubrir que teníamos los fragmentos más antiguos del Corán en todo el mundo ha sido emocionante", afirmó Worrall.

Los análisis fueron realizados por la Unidad de Acelerador de Radicocarbono de la Universidad de Oxford, que establecieron que los fragmentos fueron escritos en piel de oveja o cabra y que podrían ser de los más antiguos del Corán aún existentes.

Las pruebas establecieron con una probabilidad del 95% que el material fue escrito entre los años 568 y 645, por lo que lo sitúa en el periodo en que se inició el Islam con la predicación de Mahoma en La Meca.

"Las fechas nos llevan a los años de la fundación del Islam. Según la tradición musulmana, el profeta Mahoma recibió las revelaciones que conforman el Corán, las escrituras del Islam, entre los años 610 y 632, el año de su muerte", dijo David Thomas, profesor de Islam de la U. de Birmingham.

"La persona que los escribió bien pudo haber conocido al profeta Mahoma. Probablemente lo habría visto, lo habría escuchado predicar. Lo habría conocido personalmente", según el catedrático.

Los fragmentos están escritos en hijazi, una forma antigua de árabe.