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Hallan cuevas que albergaban a hombres de hace 14 mil años

Paleontología. El descubrimiento se llevó a cabo en enero pasado y se presume, mediante la presencia de un fragmento de piedra volcánica, que los "residentes" las podían haber usado como refugio en el invierno o de resguardo frente a los animales salvajes.

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Hace ocho años en un bar de Pelluco (balneario ubicado a cuatro kilómetros de Puerto Montt), un grupo de científicos norteamericanos y sudamericanos se reunían para votar y decidir si la teoría de Clovis (la cual indicaba que los primeros seres humanos que se asentaron en el continente americano databan de hace 10.600 y hasta 11.250 años antes de Cristo), debía seguir siendo sostenida o no por el mundo científico.

En esa cita llevada a cabo en 2007 y donde estaban presentes hasta representantes de la revista National Geographic, se encontraba el geólogo y decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad Austral de Chile (UACh) Mario Pino, quien vio cómo y por total unanimidad (y algunos muy a su pesar), el grupo de científicos citado votaba que la Teoría Clovis quedaba obsoleta con los descubrimientos realizados en Monteverde (Puerto Montt) y Pilauco, donde la antigüedad de lo encontrado señalaba que los primeros habitantes de la zona habían estado por lo menos desde hace 14 mil años.

Hecho que con el tiempo se ha ido reafirmando a través de los descubrimientos, tal como el realizado durante el verano pasado donde Mario Pino -encargado de la excavación del sitio Pilauco- junto a su ayudante Daniel Fritte, lograron descubrir las dos primeras cuevas donde estos habitantes de hace más de 14 mil años, debieron haberse refugiado, pernoctado o trabajado herramientas con piedras traídas desde San Juan de la Costa.

Descubrimiento

El sitio, ubicado a aproximadamente a 500 metros de distancia al oeste desde donde está ubicado el principal sitio de excavación y rodeado de una naturaleza exuberante compuesta por quilas, maquis, arrayanes y todo tipo de helechos, presenta dos cuevas (una encima de la otra) de dimensiones similares entre ambas -1,50 metros de ancho con tres de fondo la primera y con forma de embudo; en tanto la segunda con cuatro metros de ancho y tres de fondo y semi derrumbada en donde los antiguos residentes de la zona debieron haber llevado parte de sus actividades diarias.

"Bien podrían haber sido habitadas por los mismo animales que en esos tiempos ocupaban la zona", admite el académico de la UACh con total sinceridad, pero un fragmento de piedra volcánica diasítica (piedra con la que fabricaban herramientas y que eran traídas desde donde actualmente se ubica la comuna de San Juan de la Costa, ya que en la zona de Osorno no existen), corroboraron que los antiguos pilauquinos residieron en algún momento en el lugar y, por lo menos, realizaron algunos trabajos o tareas.

Sólo eso, porque Mario Pino no quiere aventurarse más allá de lo descubierto hasta ahora.

Ello porque las cuevas fueron halladas recién a fines del mes de enero, por lo que el tiempo -y el clima de otoño e invierno- no permitieron ir más allá de ciertos estudios iniciales, por lo que se espera que cuando cese el tiempo de lluvias y frío, se puedan inspeccionar más a fondo y ver qué es lo que se puede descubrir en su interior o en el subsuelo.

"Lo que realizamos en la oportunidad, fue hacer una excavación de prospección en la cueva de abajo, pero sólo en la parte exterior. Allí encontramos que la capa (suelo), es la misma base que está presente en Pilauco, lo que quiere decir que tanto el sitio Pilauco como las cuevas, fueron por decirlo de alguna manera, contemporáneas", dice Pino.

Asimismo y examinando el "frontis" de la cueva, el académico y su ayudante lograron encontrar un trozo de roca cuya composición es vidrio volcánico con el que se fabricaban los cuchillos en la época.

En cuanto a si el lugar habría servido como residencia permanente de algún grupo de la época, Mario Pino señala que eso es algo que no podrán determinar hasta que efectivamente se puede ingresar a las cuevas y realizar ciertos análisis. Lo que sí indica, es que espacios como estos muy difícilmente podrían no haber sido aprovechados por los "lugareños" y que servían como refugios tanto de la fauna existente en el época (entre los que existían grandes felinos como el jaguar o puma del Pleistoceno Tardío o el temible dientes de sable) como del clima.

Para el decano de la Facultad de Ciencias de la UACh, lo más probable es que los pilauquinos podrían haber puesto en la entrada de las mismas, una especie de reja compuesta por varas de madera, cubiertas con pieles o cueros para resguardarse.

"La existencia de estas cuevas no tienen por qué dar a entender que estos habitantes vivían en ellas a diario. Es posible también que sólo hayan servido como refugio o para llevar a efecto algunas actividades particulares. Quizás sólo eran refugios temporales, ya que está la posibilidad de que el verdadero campamento pudiese estar lejos", señala el encargado del proyecto.

difícil acceso

Uno de los puntos más interesantes del descubrimiento realizado, es que éste pudo hacerse en base a una serie de relatos que circulaban en el sector de Pilauco y que era transmitido por diversos vecinos, quienes aseguraban que en las proximidades de la excavación descubierta en 1986, se encontraban cuevas como las actualmente descubiertas por Pino.

Es así como el académico recibió el relato de un vecino del lugar, quien le contó que cuando era pequeño, él jugaba junto a unas cuevas que siempre le habían llamado la atención.

Dato que fue rescatado por el docente quien junto a su ayudante comenzó a explorar el lugar, encontrando las dos estructuras mencionadas.

Por lo mismo, para los investigadores la existencia de más lugares como éste en los alrededores no sería algo extraño por lo que la exploración del lugar sería una de las actividades a seguir apenas finalice el periodo de lluvias.

Pese a que el lugar encontrado es de difícil acceso en esta época, el equipo logró elaborar una especie de sendero mediante la fabricación de una escalas, ya que el suelo presenta terrenos lodosos y resbaladizo.

"Es un terreno al que cuesta mucho llegar ya que el lugar presenta una pendiente vertical muy pronunciada y donde los porrazos no estuvieron ausentes. Las cuevas son un lugar que te entregan seguridad, aun para la época cuando vivieron estos habitantes, ya que ahí no llega cualquiera", indica el docente quien agrega que la vista que se logra de las cercanías es privilegiada pues entrega un panorama total del valle de Osorno.

ayuda

Una de las piezas claves al momento de llevar a cabo las exploraciones o el trabajo de campo es Daniel Fritte, osornino y ayudante del doctor Mario Pino, quien se encargó de llevar a cabo el trabajo de despeje y acceso hasta el lugar de las cuevas.

Ello porque para lograr llegar al lugar en donde se encuentran ambos hallazgos, no es una tarea fácil. Las lluvias y la abundante vegetación circundante a orillas del río Damas y contigua a la villa Los Notros, hacen dificultosa la tarea de exploración, sobre todo cuando el terreno se vuelve blando y resbaladizo.

Para ello Daniel Fritte debió dedicar gran parte del presente año en despejar un espacio dominado por quilas y enredaderas, por lo que finalmente pudo elaborar un sendero relativamente "transitable".

Tras ello Fritte confeccionó una serie de rústicas barandillas, escaleras y estructuras que permitieran un acceso más cómodo al lugar donde se encuentra la primera de las cuevas, la cual está ubicada en la cresta de una pendiente de unos 45 grados, la cual posee una particular forma de embudo.

Todavía más difícil es el acceso a la segunda cueva (que se encuentra unos ocho a diez metros más arriba de la primera), donde cuyo grado de inclinación es aún mayor que el de la primera. Por lo mismo para subir hasta ella, se debe utilizar un lazo con el que el visitante debe escalar a fuerza de manos para llegar al lugar.

"La primera vez que intentamos llegar, nos demoramos como cuatro horas para avanzar apenas cien metros. Además hubo un gran trabajo", dice el osornino.

Las cuevas en época de invierno, presentan una alta presencia de humedad, ya que el musgo aflora por cada uno de sus contornos. Lo mismo que las vertientes subterráneas, las cuales hacen que en las paredes el agua escurra con abundancia.

"Hay que pensar que miles de años atrás, estas cuevas podían haber estado a orillas mismas del río, por lo que el panorama podría haber sido un poco diferente al que estamos viendo ahora", comenta Pablo Parodi, estudiante de segundo año de la carrera de Arqueología de la universidad SEC de Santiago y quien se encuentra apoyando el trabajo de campo desde principios de año.

Uno de los llamados que realizó Mario Pino al momento de la entrevista, tuvo relación con el hecho que desde el momento en que se realizó el descubrimiento en Pilauco en el año 1986, mucho del material que se encontró en aquella época, partió a manos o colecciones privadas y nunca más se volvieron a ver. Por lo mismo el académico instó a que las personas que poseen algunas de estas muestras, a restituirlas. "Nosotros tenemos sólo una porción de lo que se descubrió el '86. Quien quiera devolver algo, lo puede hacer en el sitio", señaló el experto.

Febrero de 1986

fue el año en el que se descubrió en Pilauco, huesos de Gonfoterio con lo que se dio inicio a la excavación que entregó datos de habitantes que vivieron hace 14 mil años.

2 son las cuevas

que se encontraron en el sector y que habrían servido para actividades básicas como pernoctar, confección de herramientas o refugios temporales.

500 metros

de distancia aproximadamente del sitio de excavación actual, se encuentran las cuevas que fueron encontradas durante el verano de este año.