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Vecinos de Octay hierven el agua por la presencia de sedimentos

sanidad. Tres mil quinientos habitantes de la zona urbana de la comuna consumen el agua que proviene de pozos y vertientes, sistema de distribución administrado por el municipio. Las poblaciones Playa Raquel y Alto Jardín son las más afectadas. El alcalde llamará a un plebiscito para decidir si privatizan o no el suministro.
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veronica.salgado@australosorno.cl

"No tenemos seguridad de estar bebiendo agua que sea apta para el consumo humano, por eso la hervimos, ya que muchas veces incluso tiene hasta mal olor". Son las palabras de Mauricio Vargas, uno de los más de 3.500 vecinos del sector urbano de Puerto Octay, quienes son abastecidos de agua potable por un sistema de distribución municipal que no está funcionando de forma adecuada y entrega el líquido a la comunidad con presencia de barro y sedimentos.

La preocupación ha sido manifestada por los dirigentes al alcalde Carlos Mancilla, ya que según explicaron lo que falta es una mantención adecuada a la planta de tratamiento de agua que es sacada de vertientes y pozos profundos.

El problema principal afecta a las poblaciones Playa Raquel y Alto Jardín, cuyos habitantes constantemente se ven enfrentados a cortes en el suministro, sumado a que reciben agua de color café y barro, el cual queda acumulado al final de las tazas, ollas o vasos que son usados en el consumo diario.

El alcalde Mancilla explicó que el problema radica en la falta de compromiso de la propia comunidad, que no cancela la cuenta mensual y por lo mismo el municipio no posee los recursos para recambiar los filtros que mejoren el aspecto del líquido.

En la comuna lacustre no existe una empresa encargada de suministrar el agua potable a la comunidad, tal como ocurre en Osorno con la firma Essal. El responsable de la administración es el municipio, quien también debe mantener el sistema de tratamiento de aguas servidas.

Esto ocurre porque el territorio de la comuna no está incluido en el rango operacional de ninguna empresa concesionaria y el municipio tampoco ha solicitado a la Superintendencia de Servicios Sanitarios que incluya la zona y así entregar el control del agua de consumo domiciliario a manos privadas.

El organismo encargado de verificar que la calidad del agua sea apta para el consumo humano es la Autoridad Sanitaria, quienes desde la erupción del volcán Calbuco el 22 de abril pasado han realizado al menos cuatro monitoreos en la zonas que resultaron de alguna forma afectadas por la caída de cenizas, los cuales han demostrado que el agua está en óptimas condiciones.

agua revuelta

Mauricio Vargas vive desde hace cuatro años en la villa Alto Jardín junto a su esposa Gloria y sus hijos Fabián de 8 años y Rocío de 3 años. Todos beben el agua que les provee el municipio a través de un pozo profundo existente en la misma villa octayina.

Mauricio explicó que la calidad del agua que sale de sus llaves es un tema que lo preocupa desde que llegaron a la villa. De hecho, para el consumo de los menores prefiere comprar botellas de agua mineral o jugos por temor a que los pequeños se enfermen del estómago.

"Siempre sale con sedimentos, nos duda beber el agua porque no tenemos certeza que sea potable aunque nos aseguren que sí lo es. Tenemos claro que el agua la entrega la municipalidad y que debe ser un sistema solidario, pero eso no significa descuido", dijo.

Agregó que es tan evidente que el agua trae barro y tierra, que incluso las mangueras y filtros de las lavadoras se tapan y quedan inutilizables producto del material.

A juicio del hombre, el tema de la contaminación de las napas subterráneas tiene directa relación con el mal estado de los tubos del alcantarillado y las cámaras de aguas servidas que están malas y corren por la villa sin control.

"Al final de la villa existe una cámara mala que es una fuente de mal olor, pero además va directo a la tierra y llega hasta las napas subterráneas. Si el olor incluso sale por las llaves en algunas ocasiones", comentó Vargas.

Una situación similar vive Yolanda Márquez, de 74 años, quien vive junto a su marido enfermo de 83 años y también son vecinos de la villa Alto Jardín. La mujer explicó que para asegurar el consumo prefiere hervir el agua.

"Siempre al final de las ollas queda como tierra, el agua de la llave sale revuelta y me da cosa tomarla, porque ya no tengo la salud que tenía de joven y una enfermedad es un riesgo para mi familia", comentó la adulta mayor.

Marta Vargas, tesorera de la junta de vecinos de la villa, explicó que efectivamente se han entregado todos los antecedentes a las autoridades locales, pero que la solución no ha llegado.

Explicó que en el sector son muchos los vecinos que no pagan el consumo justamente porque nada asegura que el agua que llega a sus hogares sea realmente potable.

"Muchos vecinos tenemos la idea que es mejor que el agua se privatice, porque así estaremos pagando calidad y tendremos un organismo a quien reclamar por la mala calidad. Habrá alguien que deba responder a las entidades fiscalizadoras", argumentó la dirigenta.

círculo vicioso

Los vecinos de la población Playa Raquel también están afectados por la mala calidad del agua, que en su caso proviene de la misma vertiente que el resto del sector centro de la comuna.

Artemio Millán lleva siete años en la población y reconoce que existen problemas con la calidad de agua, principalmente por la presencia de tierra, lo que muchas veces le da un mal sabor.

"Efectivamente es un tema de filtros pero también es responsabilidad de los vecinos que no pagan su consumo, lo que provoca que el municipio no tenga los recursos para realizar las mantenciones adecuadas", indicó el vecino.

La opinión es compartida por Evaristo Díaz, presidente de la junta de vecinos de la población, quien señaló que el tema ha sido conversado con las autoridades por el problema del color y sabor. Agregó que la copa donde se almacena el agua para distribuir en la población no ha tenido mantención hace bastante tiempo.

"Cuando un filtro se descompone es necesario que el municipio cuente con los recursos para repararlo, pero eso no ocurre porque muchos vecinos han abusado del sistema y no pagan sus cargos a fin de mes", dijo.

Argumentó que el gran temor de muchas personas en la comuna es que el sistema lo privaticen y la gente no pague las cuentas. Según los vecinos y dirigentes, el promedio de una cuenta de agua en la comuna no supera los diez mil pesos mensuales.

Plebiscito comunal

Carlos Mancilla, alcalde de Puerto Octay, precisó que en todas las mediciones realizadas en la comuna se ha podido verificar que el agua cumple con los estándares necesarios para consumo humano.

El tema efectivamente es complejo, porque muchos vecinos no pagan sus cuentas a fin de mes, lo que impide tener recursos disponibles para realizar reparaciones y mantenciones al sistema.

"Yo espero que el Concejo Municipal me apoye para llamar a plebiscito en agosto y consultarle a la comunidad si quiere privatizar el agua o no, o que siga siendo municipal. Yo estoy en contra de que pase a manos privadas, pero que sea la comunidad la que decida", explicó la autoridad comunal.

Mancilla señala que retomó un proyecto que presentó a la Subsecretaría de Desarrollo Regional (Subdere) en 2013 para la adquisición de un moderno sistema de filtración de agua potable, pero no obtuvo fondos ese año.

El objetivo de la iniciativa es terminar con los últimos problemas que ha presentando el líquido, lo que según Carlos Mancilla se debe al exceso de minerales que presenta el agua. Ello explica, a su juicio, el olor que algunas veces perciben los vecinos.