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Adultos mayores que viven solos buscan apoyo en amigos y grupos

población. Según datos del Senama, de los 23.450 adultos mayores que residen en la comuna de Osorno, 3.049 lo hacen sin ninguna compañía. Presidenta de la agrupación Acción Social Diana de Rob, agrupación que atiende a estas personas, señaló que incluso tuvieron el caso de una mujer que casi no hablaba debido a la soledad.

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Mientras don Tito canta y toca un bolero con una guitarra que apoya en su pierna derecha, la señora Elfrida Saldivia se preocupa de leer sin equivocarse la letra de la canción que está impresa en papel carta y con letras bien grandes para poder verlas.

Viuda desde hace una década, Elfrida -de 79 años- trata de mantenerse ocupada y entretenida durante toda la semana desde que quedó sola. Por ello cada miércoles y jueves asiste a las diferentes actividades que se desarrollan para un grupo de adultos mayores en la sede del agrupación Diana de Rob, que se ubica en el barrio de Ovejería. Además, pertenece a una junta de vecinos de adultos mayores con los que se reúne por lo menos una vez al mes.

Así como Elfrida, son cientos los adultos mayores de la provincia y la comuna que desde que quedaron solos o falleció su cónyuge ocupan la mayor parte de su tiempo realizando actividades con el fin de pasar sus días lo más entretenidos posible.

Según cifras del Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama) regional, 3.049 adultos mayores viven solos en Osorno (12,9%) de un universo total de 23.640 personas que pertenecen a este grupo etario en la comuna.

Además, los estudios del Senama indican que en los últimos dos años la cifra de adultos mayores (más de 60 años) aumentó en más del 15% en la provincia, debido fundamentalmente a dos razones, que según la coordinadora regional del Senama, Adriana Maldonado, serían la baja tasa de natalidad presentada en el país y en la Región, sumado al aumento en el nivel de esperanza de vida, que actualmente llega a los 82 años en Los Lagos.

Puzzles y cartas

María Segura se siente afortunada, pese a que, según afirma, tiene "todas las enfermedades del mundo", las que enumera una por una y llegan a una docena.

Aún así, dice haber tenido suerte durante toda su vida, ya que aunque la casa en la que vive en calle Guillermo Matta no le pertenece (es propiedad de una hermana) igualmente la puede usar como hogar para vivir sin pensar en pagar un arriendo o dividendo.

"Si no fuera porque ella me deja vivir aquí, no tendría dónde estar", señala la mujer a quien le apasionan los puzzles y los largos juegos de carioca con sus amigas.

Ello, porque declara que jamás trabajó fuera del hogar durante su vida, nunca completó sus estudios básicos y tampoco se casó ni tuvo familia.

"Toda la vida viví junto a mis padres y los cuidé hasta que fallecieron y luego de varias etapas llegué a vivir en esta casa", señala la adulta mayor de 66 años, que muestra un carácter afable.

Y como María vive de una pensión que apenas supera los 82 mil pesos, dice que no se puede dar ciertos lujos como prender las dos estufas que tiene en el comedor, a pesar del frío reinante de junio. "Si tuviera dinero tendría las dos prendidas", dice.

Otro ítem para el cual también le faltan recursos es para comprar remedios, los cuales debe racionar para llegar a fin de mes.

Aún así, lo que le falta en dinero dice compensarlo en amistades.

"Yo estoy todo el día realizando actividades en la Iglesia del Carmen (que se encuentra a pocos metros de su hogar), también participo en una asociación de adultos mayores o me junto con amigas que regularmente me visitan. Lo que puede faltarme en el plano económico, me sobra en lo social", señala satisfecha.

Por lo mismo, a pesar de vivir sola, María dice que jamás se ha sentido así, ya que siempre puede contar con alguien que la acompañe.

Y en caso de enfermedad, siempre puede contar con alguna de sus hermanas que la viene a ver y a cuidar.

soledad

A punto de tomar once, Beatriz Almonacid se da el tiempo para señalar que vive sola desde hace cinco años, cuando finalmente su esposo Jaime Guzmán no pudo seguir luchando contra un cáncer con el que peleó valientemente durante siete años.

A sus 72 años, esta mujer que actualmente vive en el pasaje Hott, en el sector de Ovejería, aclara que a pesar de ser una experiencia fuerte la de continuar una vida sin la presencia de su marido, siempre ha podido contar con el apoyo de sus hijos que continuamente la vienen a visitar, ya sea desde la propia ciudad o Iquique, donde viven dos hijas.

Eso sí, Beatriz dice extrañar la compañía, presencia y las actividades que realizaba su esposo, cuando salía de compras o pagaba las cuentas.

"Extraño todo de él, desde su compañía hasta la preocupación que tenía porque no faltara nada en la casa", explica.

Por lo mismo, los inicios de la recuperación fueron duros para ella.

"No quería salir de mi casa y nada me animaba. Había días en que no tenía ganas ni siquiera de levantarle", admite.

Eso, hasta que comenzó a contar con el apoyo de distintos familiares que comenzaron a visitarla frecuentemente.

Por lo mismo, ahora aclara que prácticamente se obliga a salir de casa, a juntarse con amigas o a pasar veranos enteros en Iquique junto a su familia, ya que la soledad para ella puede resultar el peor enemigo y atentar contra su salud.

contar penas y alegrías

Ruth Toledo es presidenta de la organización Acción Social Diana de Rob, cuya labor está enfocada especialmente en apoyar a aquellos adultos que tienen la necesidad de compartir su soledad o de participar en actividades que los mantengan ocupados.

"Aquí nos preocupamos principalmente de aquellos adultos mayores que tienen hijos, pero que nunca los visitan regularmente o que no se portan muy bien con ellos", dice Ruth, quien admite que la soledad es un grave problema que está invadiendo a la sociedad actual y donde las mujeres son las más afectadas, "porque generalmente los hombres son los que parten primero", afirma la voluntaria.

Por eso la mayor parte de quienes participan en esta organización, que tiene su sede en calle Manuel de Salas y funciona hace 58 años, son mujeres que se van quedando solas y que nadie se quiere hacer cargo de ellas.

"Aunque también tenemos hombres, pero los varones son más reticentes a venir aquí, tal vez por una cuestión de machismo".

Y entre las experiencias vividas en la institución, Ruth Toledo indica que les tocó vivir el caso de una abuelita que casi había perdido la capacidad de hablar porque no tuvo con quién hacerlo durante años.

"Lo que más necesitan estas personas es la compañía de sus pares, de comprensión, conversar y poder contar sus penas y alegrías", enfatizó la presidenta de la entidad de ayuda social.

El 43,5 por ciento de los adultos mayores que hay en Osorno, pertenecen al sexo masculino (10.285 personas).

El 56,5 por ciento de los adultos mayores pertenece al sexo femenino en Osorno.

12,9 por ciento

de los adultos mayores (60 o más años) que residen en la comuna de Osorno viven solos, según las cifras que maneja el Senama de Los Lagos.

20 mil nuevos

adultos mayores se incorporaron a la población de la Región de Los Lagos en los dos últimos años. Actualmente existen 147 mil adultos mayores en el territorio.

15 por ciento

de la población osornina se encuentra calificada en el segmento de adulto mayor, con un total de 23.640 individuos en toda la comuna.