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Escritor revive la PAA y critica la estructura educacional en "Facsímil"

literatura. Alejandro Zambra participó en el tercer ciclo de conferencias "Bajo El Volcán", donde explicó que a través de las pruebas de selección "nos programan a pensar de cierta manera".
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Al consultarle de qué iba a hablar en su encuentro con la comunidad osornina, Alejandro Zambra contestó "no sé, lo que salga nomás".

Esa respuesta define muy bien al escritor santiaguino que entre los diversos reconocimientos, el año 2010 fue elegido por la revista británica Granta entre los 22 mejores escritores de lengua española menores de 35 años. Precisamente el poeta y narrador ha sido calificado como uno de los mejores exponentes de su generación con éxitos literarios como "Formas de Volver a Casa" y "Bonsái".

En esta ocasión llegó a Osorno para compartir el viernes un nuevo ciclo en las conferencias denominadas "Bajo El Volcán", que cada mes otorgan la posibilidad a los amantes de las letras, acercarse a reconocidos autores nacionales y conocer más de ellos a través de en un diálogo directo.

Indescifrable

Zambra, de 39 años, es un artista indescifrable. Tras cada pregunta, responde con un "quizás", pues para él nada es tan certero.

En su encuentro con la comunidad osornina, porque no le gusta encasillarlo en la palabra "conferencia", leyó unos fragmentos de su último libro "Facsímil" y luego dejó abierta la puerta al diálogo.

"Ni siquiera pensé en titular este encuentro en Osorno. Para mí es una conversación que toma forma en la medida que sucede, pero ahora que lo pienso, le pondría 'Elogio al desorden".

Y es precisamente el desorden -una especie de orden no lineal- lo que caracteriza al escritor, el cual sale de lo convencional en cada instante, proyectando este sello en sus libros.

Facsímil

La inspiración para este autor no existe. Dijo que no la busca, más bien lo suyo viene desde la obsesión.

"No busco inspiración a la hora de escribir, soy obsesivo. A veces no puedo dejar de pensar en algunas cosas que después escribo, pero como una indagación", explica.

Su último libro se llama "Facsímil" y su estilo lo define como "raro", pues no es amigo de clasificaciones literarias que obligan a seguir un formato.

Por eso, explica Zambra, le cuesta tanto clasificarse dentro de los géneros literarios, que son como la ropa -dice-, pues "cuando te la pones no te queda cómoda al principio, pero después de un tiempo adopta la forma de tu cuerpo y se vuelve tuya".

Con esta visión nace su última creación donde trae de vuelta la antigua medición para optar a la educación superior o Prueba de Aptitud Académica (PAA).

"Facsímil" aborda de forma divagante y analítica dicho examen donde aborda la unidad de comprensión de lectura, formato donde se van respondiendo una serie de preguntas; mientras en otra parte del texto se relata la historia de unos alumnos que copian en la prueba.

"Siento que en los tiempos de la Prueba de Aptitud Académica nos programaban a pensar de una cierta manera y entender la realidad también de una cierta manera. Y como la prueba era tan importante, al final terminaba siendo un entrenamiento para enfrentar el formato", analiza el escritor, que juega con la forma y el fondo para abordar historias en su libro, que a través de ejercicios como el uso de ilativos, términos excluidos y comprensión de lectura, revela su crítica visión del sistema educacional.

escribir

"Siento que escribir es lo contrario a un facsímil", dice el escritor, que lanzó su primer libro a los 23 años.

Cuando se escribe, se hace el ejercicio de desprogramarse y olvidar la correcta redacción, donde como en la música se puede improvisar, saliendo de la norma y generando un producto nuevo, sentenció.

Desde niño le gustaba leer, y la escritura para él era un juego que sin darse cuenta se fue convirtiendo en hábito, en una forma de vida que hoy lo alza como un reconocido escritor.

"No tengo muy claro lo que voy a hacer antes de hacerlo". Así, por ejemplo, llegó a crear uno de sus éxitos, "Bonsái" (2006), que el año 2012 fue llevado al cine.

Cuenta que un día comenzó a pensar en estos árboles pequeños, que para él son torturados, pero a la vez le parecían bellos, aunque sentía que era una belleza problemática fundada en la fragilidad y la violencia del recorte de ramas y raíces.

Al consultarle por las nuevas generaciones de escritores y qué deben hacer al momento de enfrentarse a un relato, Zambra dice que "a la hora de escribir, no hay consejo que sirva porque la escritura siempre está desafiando sus propios límites".