Secciones

caminar dos minutos cada hora en el trabajo ayuda a vivir más

actividad. Un estudio asegura que realizar pausas durante la jornada laboral puede reducir la muerte a temprana edad hasta en un 33%.

E-mail Compartir

El simple acto de caminar dos minutos por cada hora de trabajo puede ayudar a prevenir enfermedades y prolongar la vida. Así lo asegura un estudio publicado en la Clinical Journal de la American Society of Nephrology.

Las excusas para abandonar la silla por unos instantes no faltan: ir en busca de un documento, conversar de pie con un compañero o sencillamente recorrer los pasillos de la empresa.

Según estudios anteriores, permanecer sentado durante largos períodos de tiempo puede conducir a un mayor riesgo de muerte a temprana edad, así como a enfermedades cardíacas, diabetes y otros padecimientos relacionados con la falta de movimiento.

El objetivo de los científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Utah fue revertir la tendencia de una sociedad "sedentaria" a través de una actividad que no requiere indumentaria deportiva ni máquinas de ejercicios: ponerse de pie en periodos cortos de tiempo durante la jornada laboral.

"El ejercicio es genial, pero la realidad es que la cantidad práctica de ejercicio vigoroso que se puede lograr es limitada. Nuestro estudio sugiere que incluso los pequeños cambios pueden tener un gran impacto", sostuvo Tom Greene, uno de los autores del estudio, en un comunicado institucional.

detalles del estudio

Los científicos observaron durante tres años a un total de 3.626 participantes. De éstos, 383 tenían enfermedad renal crónica. Para realizar el análisis, los voluntarios utilizaron acelerómetros para medir de manera objetiva sus quehaceres cotidianos.

Los resultados arrojaron que las actividades de baja intensidad por sí mismas no compensan los efectos que pueda producir el sedentarismo. Sin embargo, si esta actividad se realiza durante dos minutos cada hora, el riesgo de muerte prematura se reduce en un 33% en la población general y en un 41% entre los pacientes con enfermedad renal crónica, "que son aún más sedentarios". En resumen, el trabajo debe ser constante.

"Fue fascinante ver los resultados debido a que el actual enfoque nacional está en la actividad moderada o vigorosa. Ver que la actividad con luz tiene una asociación con una menor mortalidad es intrigante", señaló Srinvasan Beddhu, académico de medicina interna en Utah y autor principal del estudio.

El especialista explicó que la sumatoria diaria de calorías que se queman durante las actividades de baja intensidad pueden incluso alcanzar la meta semanal recomendada de ejercicio moderado.

"Sobre la base de estos resultados podríamos recomendar la adición de dos minutos de caminata por hora en combinación con las actividades normales, que deben incluir 2,5 horas de ejercicio moderado a la semana", añadió Beddhu.

El ejercicio moderado fortalece el corazón, los músculos y los huesos, además de otros beneficios, por lo que los autores aconsejan no descartarlo del todo.

El estudio también fue publicado en la American Journal of Clinical Nutrition, con un llamado a la comunidad médica a incentivar a las personas sanas con algún riesgo en su salud a dejar el sedentarismo y realizar breves periodos de actividad física.

Un ambiente agradable en la oficina contribuye a tener una buena salud. La luz natural es primordial para evitar dolores de cabeza y trastornos en la vista debido al uso prolongado del computador. Adornar el espacio de trabajo y colocar plantas también es beneficioso incluso para el estado de ánimo. El abuso del aire acondicionado puede acelerar el resfrío, por lo que es recomendable ventilar la oficina o permanecer con la ventana abierta si el tiempo lo amerita.

3.626

personas formaron parte del estudio realizado por la Universidad de Utah. Entre ellos, 383 padecían de problemas renales.

2,5

horas de ejercicio moderado adicionales recomiendan los especialistas para mantener un estado de salud ideal.

especialistas advierten que los niños comen de más cuando están estresados

E-mail Compartir

Un estudio publicado en la American Journal of Clinical Nutrition aclararía una duda respecto del aumento de la obesidad infantil: los niños son más propensos a comer en exceso cuando viven alguna situación estresante, en especial si los padres suelen utilizar la comida como recompensa.

El documento, escrito por especialistas de las universidades británicas de Birmingham, Aston y Loughborough, señala que consumir alimentos en este tipo de situaciones es una conducta aprendida y antinatural, ya que el estrés y la agitación emocional suelen reducir el apetito en lugar de aumentarlo.

Los hallazgos sugieren que los niños y niñas que siguen esta tendencia aprendieron esta conducta en la infancia temprana, quizás debido a la forma en que sus padres los alimentaron o consintieron.

Las autoras del estudio Claire Farrow, Emma Haycraft y Jackie Blissett realizaron un experimento con 35 niños de entre dos y cinco años de edad, quienes fueron divididos en dos grupos y debieron colorear un dibujo para obtener un juguete como recompensa. El equipo le retuvo a un grupo uno de los lápices, lo cual significaba que esos niños no podrían conseguir el premio, creando una hipotética situación estresante. El lugar en el que se hizo el experimento estaba lleno de "snacks" para los niños.

Los resultados arrojaron que los niños que no tenían su lápiz para terminar el dibujo fueron los que consumieron más alimentos durante la prueba. Los padres reconocieron que habían utilizado la comida como recompensa en el pasado.

La importancia de la investigación radica en que tanto los padres que retienen comida como quienes la entregan en forma de recompensa generan estrés en los niños y perjudican su comportamiento, situación que puede derivar en obesidad infantil.

Ya que la muestra del estudio es baja, las autoras aclararon que es necesario profundizar los hallazgos a una escala mayor.

Recompensa

El estudio afirma que hay padres que otorgan comida como recompensa a los niños durante la infancia temprana, lo que daría origen a este comportamiento.

Consecuencias

La comida como un consuelo ante el estrés puede derivar en obesidad infantil. La investigación indica que esto es una conducta aprendida.