Osorninos buscan levantarse tras perder sus emprendimientos
afectados. Albertina Andrade se fue a vivir a Río Blanco tras jubilar del Hospital San José, pero un aluvión arrasó con su casa en la que vivía con su hijo y daba pensión a trabajadores de las piscicultura; mientras que la ceniza sepultó la cosecha de murta que posee en Ensenada el agricultor osornino Alex Ziller, la cual iba a mandar a Europa.
ssilvav@australosorno.cl
Cuando se cumple una semana desde que comenzó el proceso eruptivo en el volcán Calbuco (miércoles 22), las consecuencias en el aire, la tierra, los cursos de agua y, sobre todo en la vida de miles de personas, se han acrecentado con el pasar de los días. Y es así como emergen historias de vida que, paradójicamente, han visto derrumbar sus sueños de emprendimiento como de realización personal.
Una de esas la protagonistas es Albertina Andrade de 62 años, quien literalmente perdió su hogar entre el aluvión de agua, ceniza, árboles y rocas que removió la estructura desde sus cimientos.
Su hogar se encontraba en el sector de Río Blanco, hasta donde llegó el año 2013 tras dejar de cumplir funciones en la Unidad de Traumatología del Hospital Base San José de Osorno, tras acogerse a jubilación.
Osorno fue su hogar por décadas, pese a nacer en Puerto Montt. De hecho acá realizó gran parte de su vida profesional, vivió alegrías y penas, como el incendio de su casa el año 2012, la que se encontraba en el sector Pampa Alegre.
Por lo mismo, viajar a la provincia de Llanquihue y asentarse en Río Blanco era un más que merecido descanso luego de toda una vida de esfuerzo.
Tras reconstruir y remodelar una vivienda de su familia, se radicó en medio de la naturaleza a los pies del Calbuco, hasta donde llegó a acompañarla hace unos eses su hijo Pablo Fernández.
emprendimiento
Según cuenta éste, su madre aprovechaba el tiempo para brindar pensión a personas que llegaban a trabajar en la zona e incluso a quienes llegaban motivados por el turismo. Ese era un emprendimiento que además de brindarle un ingreso, la mantenía vigente y acompañada.
"Ella ofrecía pensión para tener un ingreso extra. Principalmente llegaban trabajadores de las empresas de piscicultura del sector. Así vivía y pasaba el día a día tras jubilar del Hospital Base en Osorno", detalló su hijo, quien se desempeña como administrativo en el Hospital de Puerto Montt.
Pero la naturaleza, la misma que admiraba cada mañana al despertar, le jugó una mala pasada. El pasado miércoles 22 Albertina dejó todo abandonado: su casa, los animales y sus aves. Tenía que salvar su vida y la de su familia luego que el Calbuco, aquel macizo que la vigilaba desde las alturas, comenzó su proceso eruptivo y lanzó ceniza y material piroclástico.
La jornada del 22 de abril jamás se le borrará de la mente, pues ese día fue la última vez que vio en pie su vivienda.
Hoy el sector está desolado. Sólo se ve el material volcánico que arrastró el aluvión y que destruyó todo lo que encontró en su paso.
En estos momentos Albertina se encuentra en la casa de un hermano en Puerto Montt. Debido a los difíciles momentos que enfrentó prefiere mantener silencio, debido a que sigue muy afectada.
Por lo mismo su hijo Pablo prefiere relatar los episodios que marcaron a su familia el día de la erupción
CASA DESAPARECIDA
"Donde estaba la casa, hoy hay barro y piedras. Sólo quedan dos bases de la casa que reparó con mucho esfuerzo mi madre tras jubilar del hospital. Algunos vecinos cuentan han encontrado pertenencias nuestras en el lago (Chapo). Estamos hablando de una distancia de dos a tres kilómetros más abajo", comentó Fernández.
El joven de 25 años llegó hasta la zona de Río Claro hace tres meses para vivir con su madre. Desde ahí cubría alrededor de 37 kilómetros para llegar a su trabajo en el hospital de la capital regional.
No obstante, ahora encontró refugio donde parientes, hogar donde acompaña a su madre y a su abuela, quien también tuvo que salir evacuada tras la erupción.
"Mi madre recién el domingo volvió a la zona. Aún está muy afectada con lo que pasó. Ese día (miércoles 22) habíamos terminado de tomar once cuando hizo erupción el volcán. Pasamos a buscar a mi abuela que vive cerca y arrancamos. Por suerte la casa de ella no quedó dañada", explicó el joven.
Tras la emergencia, Pablo asegura que no piensan volver a Río Blanco, ante la posibilidad de que sea decretada zona de catástrofe.
Por lo mismo, explicó que entregó todos los antecedentes de las pérdidas y de los integrantes de su grupo familiar al Ministerio de Desarrollo Social y al de Vivienda; con el primero, espera obtener un aporte para arrendar alguna vivienda; mientras que a través del segundo quiere obtener un subsidio para tener un hogar en Puerto Montt.
EXPORTACIÓN PERDIDA
En el sector de Ensenada, en el fundo del mismo nombre, el agricultor osornino Alex Ziller aún se lamenta tras perder la producción de murta que tenía para exportación debido a la caída de ceniza en las plantas.
Este osornino comenta vía telefónica desde su predio que el material expulsado por el volcán cubre gran parte de su predio y en promedio alcanza una altura entre 50 a 80 centímetros.
La ceniza la espera retirar con maquinaria y así retomar sus labores agrícolas, como por ejemplo reparar los invernaderos dañados por efecto de la caída del material volcánico.
SIN SEGURO
Lo que más preocupa a Ziller, es la pérdida de la cosecha de murta que había realizado la semana pasada y que sería enviada al extranjero.
"Perdí a lo menos 50 a 80 toneladas de esta fruta silvestre. Mediante un intermediario nacional la iba a exportar a Europa. Ahora todo se perdió con la ceniza que cayó tras la erupción del Calbuco. Como se dice, quedé con los brazos cruzados", expresó el agricultor osornino que tiene su predio en la zona de Ensenada.
Al no concretar el envío de la fruta al Viejo Continente, el empresario arriesga perder entre 80 millones a 100 millones de pesos.
"Lamentablemente no existe un seguro para este tipo de fruto nativo. Ahora sólo queda esperar y reorganizarnos, esperando que calme el volcán y se defina qué va a pasar con el tema de la reconstrucción", comentó Alex Ziller, quien lleva 20 años dedicado a este tipo de producción.
El empresario no demuestra flaqueza a la hora de enfrentar esta emergencia. Manifiesta que las ganas están y busca volver a levantarse para salir adelante de entre la ceniza.