"Gracias a los que velan desvelándose. Ustedes son, sin saberlo, los guardianes de nuestro sueño y la conciencia de la ciudad" Gabriela Mistral, "Nadie lo ha dicho mejor que Gabriela" Pág. 45 Libro de Carabineros de Chile (1992)
Por supuesto, después de esto ¿quién se atrevería a escribir? Sin embargo, cuando pensamos que doña Gabriela vivió un Chile harto más tranquilo, imposible no preguntarse qué escribiría hoy de nuestros "paquitos" ¿Cómo "frasearía" el heroísmo del Tte. Hernán Merino C.? ¿Con qué verso describiría todo lo que Carabineros debió enfrentar durante la "upe" en los años 70? ¿Qué diría del cabo segundo Pedro Núñez, muerto en un atentado terrorista en pleno centro de Santiago en 1984? ¿O del cabo segundo Alejandro Gálvez Gálvez, cuarto mártir de este año? ¿Cómo interpretaría las reformas que amparan con derechos al criminal y entorpecen la acción policial? ¿Alguna rima quizás?...
En fin, señor carabinero, esta dueña de casa con ínfulas de escribidora que nunca será poeta, jamás publique un libro ni reciba un premio, pero que ha vivido más de medio siglo en un Chile cada día más corrupto y violento, protegida por usted es, sin duda razón suficiente para escribirle.
A usted que contesta el 133. Usted concentrado arriba de un helicóptero en una maniobra perfecta o emocionado, en tierra recibiendo a un nuevo ciudadano. Usted pateado por la espalda, apedreado por mocosos mal educados, atacado por asesinos y acusado por autoridades. Usted que día a día sale de casa con su uniforme verde dispuesto a ser el blanco de lo peor de la sociedad. Usted, que por dos chauchas arriesga su vida por los demás.
Ayer en su día las autoridades habrán leído los discursos correspondientes, sin embargo entre brindis y abrazos, en medio de sonrisas protocolares y recuentos oficiales ojalá no olvide a esa gran cantidad de ciudadanos, especialmente mamás que hoy en medio de este caos nacional, podemos decir con orgullo y tranquilidad a nuestros hijos: "Si te pierdes o necesitas algo, acércate a un Carabinero, a nadie más". Sólo por eso, gracias.
Vivian Arend