Secciones

Estado de sus casas y animales es la principal inquietud de albergados

puerto octay. Los residentes de Ensenada que llegaron hasta la Escuela Alberto Hurtado de la comuna para resguardarse de la ceniza y el humo cumplieron la segunda noche fuera de sus hogares. Cerca de treinta personas permanecen en el único albergue habilitado de la provincia de Osorno.

E-mail Compartir

Sin saber qué pasó con sus viviendas y a la espera de regresar lo antes posible a sus hogares están las familias del sector Ensenada, en la provincia de Llanquihue, que permanecen en la Escuela Alberto Hurtado de la comuna de Puerto Octay, recinto que fue habilitado como uno de los tres albergues de la Región (además de Puerto Varas y Cochamó) tras la erupción del volcán Calbuco el miércoles en la tarde.

Fueron 38 las personas que pasaron la noche de ayer en el recinto, sin embargo pasado el mediodía 13 personas decidieron trasladarse hasta Puerto Varas para reunirse con familiares que habían evacuado hasta esa comuna.

Otros, en cambio, se quedaron a la espera de que la erupción del volcán termine y así puedan volver para revisar el estado de sus animales y casas.

veinte minutos

Una de esas familias es la encabezada por Marta Castro, de 68 años, junto a su marido Rudy Rivera, de 74 años, quienes llegaron desde el pueblo de Ensenada con tres de sus cuatro hijos, nietos y un bisnieto, en total 16 personas.

Según contaron ayer, mientras almorzaban en el casino de la Escuela Alberto Hurtado de Puerto Octay, todo pasó en menos de 20 minutos.

"Tuvimos que decidir todo rápido, en realidad ni pensamos tanto, nada más que estar seguros. Se escuchó un ruido que parecía como un choque de camiones y en menos de 5 minutos el cielo se puso negro y empezó a caer ceniza y piedrecitas. En eso tomamos un poco de ropa, fuimos a ver nuestros hijos y nos vinimos en caravana para Las Cascadas", relató Marta Castro, quien llegó cerca de las 20 horas hasta el recinto octayino.

Y pese a que desde hace varios días el volcán venía haciendo ruidos extraños, lo que les hacía intuir algo, nunca pensaron que la erupción sería tan rápido.

De hecho el miércoles Marta y Rudy estaban junto a uno de sus nietos en la huerta que tienen en el patio de su casa recolectando algunos porotos y frutos de la tierra cuando empezó la erupción.

"Estábamos con ropa de trabajo cosechando unos porotitos para guardarlos y tener en el invierno, cuando de repente empezó el ruido y apareció todo negro. Ahí le dije a mi vieja que tomara algunas ropas, tomé un bidón de 20 litros de petróleo, lo eché arriba de la camioneta y nos fuimos a ver a uno de nuestros hijos (el papá del nieto que estaba con ellos), pero lo encontramos en el camino", describe Rudy sobre los minutos en que decidieron dejar su casa para arrancar de la erupción del miércoles pasadas las 18 horas y viajar hacia Las Cascadas (distante a 22 kilómetros de Ensenada).

Cerca de las 19 horas, la familia Castro Rivera ya iba por la ruta U-99 camino a Las Cascadas (localidad perteneciente a la comuna de Puerto Octay) al igual que cientos de familias que dejaron atrás su pueblo para buscar refugio y seguridad.

"Olvidé mi celular y cerrar la ventana de mi pieza, quizás cómo estará eso ahora, Dios quiera que pase luego todo y así podamos volver a nuestra casa, si es que aguantó", dijo la mujer, quien vive hace más de 20 años junto a su familia en Ensenada.

A Rudy, en cambio, le preocupa el estado de sus 18 vacas y ovejas, ya que "las dejé sueltas por ahí nomás y dijeron que iban a ir mañana (hoy) los de Indap, pero mañana ya van a ser dos días que mis animales no comen, y no sé qué irá a pasar con ellos, me gustaría ir a verlos", comenta el jefe de hogar.

múltiples necesidades

La situación de las familias en el albergue se ha mantenido estable. Así lo comentó la directora de Educación Municipal (Daem), Viviana Portales, quien coordina toda la ayuda y necesidades de las personas en el recinto.

"Hasta el momento hemos salido bien de la emergencia, para nosotros las personas que llegan acá, más allá de su lugar de procedencia, son nuestra responsabilidad y estamos preocupados que nos les falte nada", precisó.

Y efectivamente así lo han percibido las familias en el albergue, pues según detallan desde que llegaron el miércoles les han entregado todo lo que necesitan. En la noche, luego de la cena, cada uno pudo acceder a colchonetas y frazadas para dormir en las salas de clases que se mantuvieron toda la noche con el calor de la caldera que proporciona calefacción central.

En la mañana personal del Hospital y de salud municipal hizo una revisión personalizada para todas las personas, quienes no lo habían hecho fueron vacunados contra la Influenza; y a quienes olvidaron sus medicamentos por el apuro les entregaron nuevos fármacos y les tomaron la presión arterial, controlaron la glicemia y los revisaron físicamente.

Luego del desayuno, llegaron algunos integrantes del Comité de Emergencia, encabezado por el gobernador Gustavo Salvo y acompañado por el alcalde de la comuna, Carlos Mancilla.

En su visita pusieron a disposición un vehículo municipal para las personas que quisieran trasladarse hasta Puerto Varas. Fueron 18 los albergados que optaron por viajar.

Entre ellos la familia de María Barría, quienes provienen del sector de Hueñu-Hueño, distante a siete kilómetros del volcán.

"Nosotros trabajamos cuidando una casa en ese sector y cuando el volcán hizo erupción a la una de la mañana, dejamos la casa y nos vinimos a Puerto Octay, pero la dueña de la casa está en Puerto Varas, así que tenemos que ir donde ella a ver que pasará con nosotros", explicó María antes de partir.

En el albergue se quedaron durante la tarde 25 personas que recibieron la visita de personal del Fondo de Solidaridad e Inversión Social (Fosis) regional, que elaboró un registro por familia para detallar las identidades de cada integrante de la familia, así como también conocer cuáles son sus principales necesidades, el director de la institución, Enzo Jaramillo, explicó que la información servirá para destinar las primeras ayudas a las familias que permanecerán por un tiempo indefinido en los albergues.

corta estadía

Tanto la familia de Marta como l a de María y otras provenientes de la vecina provincia, esperan que su permanencia en el albergue finalice rápidamente, sin embargo, según la información entregada por el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) es altamente probable que ocurra una nueva erupción del volcán, que ya registra una pluma de humo aproximada de 15 a 20 kilómetros de altura y que ha afectado principalmente a los sectores de Ensenada y Petrohué, donde ha dejado capas de ceniza en el suelo que alcanzan los 50 centímetros de espesor (ver página 4).

Por eso la familia integrada por Marianela Lara y Pedro Figueroa, su hija, yerno y nieta de casi 4 meses de edad, ya piensan regresar a su ciudad de origen en la Región de Valparaíso.

La familia decidió en octubre cambiar de vida y compró un terreno en el sector de Avenida el Zorro, distante a 7 kilómetros del volcán Calbuco, pero la erupción registrada el miércoles les ha hecho evaluar su estadía en la zona e incluso pensar en retornar definitivamente a Quillota, desde donde llegaron hace menos de seis meses.

"Nos vinimos arrancando de los sismos que se sienten todo el día allá, queríamos tener una vida diferente, tranquila y en un ambiente limpio, pero nos encontramos con esto y ahora no sabemos qué hacer", dice con resignación Marianela mientras acaricia a su perrita "Charlot", la única mascota del albergue.

En tanto, Pedro piensa que deberán evaluar cuidadosamente los pasos a seguir.

"Ahora nos vamos a quedar aquí, pero mi hija con su esposo y mi nieta se van para Quillota mañana (hoy), es muy peligroso para la niña y no queremos exponerla. Después cuando podamos ver qué pasó en nuestra casa vamos a decidir qué hacer. El destino pone situaciones difíciles de dilucidar", agregó el padre y abuelo.

Ropa como parkas, chalecos, pantalones, zapatos y ropa interior son algunos de los enseres que se requieren.

Lugar de recepción es el albergue ubicado a tres cuadras de la plaza de Armas de Puerto Octay, en calle Bernardo O'Higgins 411.

38 personas

pasaron la noche del miércoles en el albergue habilitado en la Escuela Alberto Hurtado de Puerto Octay. Durante el día algunas personas se trasladaron a Puerto Varas.

20 años

o más es el tiempo que lleva viviendo el matrimonio de Marta Castro y Rudy Rivera en el sector de Ensenada, distante a 15 kilómetros del volcán Calbuco.

2 noches

ya han pasado los residentes de los albergues fuera de sus hogares. Los afectados esperan poder volver pronto a sus casas para ver el estado en que se encuentran.