La última Encuesta Barómetro de la Política, elaborada por el Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea (CERC) y MORI, correspondiente al mes de marzo de 2015 no sólo reflejó una nueva caída de 9 puntos en la aprobación ciudadana al gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet (de 46% al 37%, entre enero y marzo 2015), sino que evidencia una menor confianza de los chilenos hacia distintas instituciones y partidos políticos, que es una respuesta a los casos de corrupción destapados en el último tiempo en el país.
La oposición llega a un mínimo histórico de aprobación con un 11%, lo que muestra que el impacto de estas investigaciones se extiende al mundo político en general.
Sin embargo, también instituciones como el Ministerio Público, el Poder Judicial, el Poder Legislativo pierden confianza y credibilidad a los ojos de la ciudadanía.
De esta manera, la encuesta refleja que la corrupción se ha instalado como el segundo tema que genera mayor preocupación entre los chilenos (subió 4 a 26 por ciento la percepción pública), superando incluso al desempleo (25%).
Por ello, tampoco deben extrañar los juicios emitidos durante la reciente Cuenta Pública del Contralor General de la República, Ramiro Mendoza, al expresar con dureza: "No podemos cerrar nuestros ojos, la corrupción ha llegado, pero es también cierto que tenemos fortalezas institucionales para prevenir el crecimiento del flagelo y su control".
Hoy, más que nunca, los partidos políticos e instituciones públicas no sólo deben dar una exitosa "prueba de la blancura". Se requiere más que ello. Se deben crear normas más estrictas para supervigilar con mayor celo la transparencia en los actos públicos y también privados (como lo demuestra el Caso Caval, Penta y SQM), pero también las instituciones deben dar muestra de una clara intención de autoregularse. En este sentido, uno de los análisis más acertados lo entregó ayer el presidente de Chile Trasparente y ex ministro, José Antonio Viera-Gallo, quien ante los dichos del contralor Mendoza, pronunció que "la corrupción hay que combatirla no solo con normas legales, sino que con actitud moral y buenas prácticas". La tarea está planteada. Habrá que ver quién recoge el guante.