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Internos cuentan su experiencia en la educación técnica superior

oportunidad. Son 17 los reclusos de la cárcel de Osorno que actualmente cursan algún programa en diversas casas de estudio de la ciudad, instancia a la cual accedieron gracias a su buen comportamiento y en especial debido a las ganas de poder reinsertarse laboralmente en la sociedad.

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El mes de marzo -que hoy llega a su fin- no sólo marca el inicio del año escolar 2015 para miles de estudiantes de enseñanza prebásica, básica y media. Este periodo es también el que da inicio a las clases de los distintos niveles que considera la educación superior, tanto en centros de formación técnica, como institutos profesionales y universidades.

Y así como son miles los jóvenes y adultos que comienzan a cursar sus estudios, en el Centro de Cumplimiento Penitenciario de Osorno hay 17 internos que integran el Centro de Educación y Trabajo (CET) de dicho recinto y que comenzaron en este mes de marzo con el importante desafío de iniciar o continuar sus estudios técnico superiores. Es así porque se trata de una experiencia nueva para algunos y no tanto para otros.

Se trata de una oportunidad a la que no todos pueden acceder y por lo mismo representa un gran paso dentro del camino hacia la reinserción.

Uno de los internos que inició su año académico es Juan Castillo, quien se encuentra matriculado en la carrera de Técnico en Construcción en el Instituto AIEP, gracias a la oportunidad que tuvo al interior del CET de terminar sus estudios medios. Tras ello decidió dar un paso más en su formación como persona, ya que según confiesa se encuentra arrepentido de todo lo hecho anteriormente. Por eso, reconoce que está pagando sus errores del pasado.

El joven de 26 años ingresó al recinto penitenciario en 2009, luego de ser acusado de robo con intimidación, tras lo cual recibió una pena de 16 años. Fue hace 10 meses que se insertó en el CET, estamento al que se unió luego de superar el proceso de evaluación sicológica y sicosocial que realiza personal de Gendarmería.

"Este centro es lo mejor que existe para poder llegar a ser otra persona en el futuro. Te permiten estudiar y trabajar en las diferentes áreas que poseen. Aquí aprendí a trabajar en mueblería, saqué mi cuarto medio y obtuve 600 puntos en la PSU, lo que demuestra que sí se puede, recibiendo un trato diferente en comparación al sistema cerrado", comenta el joven.

La semana pasada fue su primera visita al Instituto, donde ya compartió con quienes serán sus compañeros.

Tanto a ellos como a sus profesores ya les comentó acerca de su condición de interno y de las ganas de salir adelante, tras lo cual confiesa que fue muy bien recibido por el grupo.

Para Juan, el hecho de estudiar no sólo significa aprender una carrera y obtener un título, sino que también representa una etapa de crecimiento personal, donde han comenzado a cambiar varios aspectos de su personalidad, junto con mejorar la manera de comunicarse, tener más paciencia y dejar de lado las mentiras.

INICIANDO SU SEGUNDO AÑO

Además de Juan, existen internos que también se encuentran próximos a iniciar las clases en sus correspondientes casas de estudios, aunque ya no representa una experiencia nueva para ellos.

Este es el caso de H.N.A, de 37 años, quien llegó hasta el régimen cerrado del Centro Penitenciario en 1999, para cumplir una pena de 20 años por robo con intimidación.

Su arribo a la cárcel fue una experiencia traumática para este interno, ya que explica que fue la primera vez que cometía un delito, lo cual lo hizo reflexionar acerca de su actuar y decidió reorientar sus objetivos en la vida. Por ello, se propuso hacer lo imposible para poder ser aceptado en el CET, y lo logró hace tres años.

"Más allá de los permisos y licencias que se dan en el CET, de poder ver más seguido a la familia, que se puede salir, etcétera, mi anhelo era poder sacar una carrera, lo cual descubrí que podía ser posible, ya que me di cuenta de que tenía las habilidades y las actitudes para ello", comenta este puertomontino de origen.

Fue así como aprovechó la oportunidad y comenzó hace dos años a estudiar electricidad y electrónica en un importante instituto de la ciudad, carrera que le ha permitido incluso realizar trabajos particulares y participar de proyectos vinculados a su área de estudios.

"Al interior de mi instituto fui muy bien recibido, todos saben de dónde provengo y se lo tomaron muy bien, incluso hasta con bromas", relata.

Su régimen de estudios es vespertino, pero aquello no quita de que participe de diversas instancias de perfeccionamiento, incluso los fines de semana. "He podido ir a seminarios y actividades extracurriculares, presentando los certificados que acreditan cada una de ellas, e incluso realizando trabajos en otras comunas como San Juan de la Costa", comenta.

EXPERIENCIA EXITOSA

A lo largo de sus 19 años de funcionamiento, el Centro de Estudios y Trabajo ha tenido gran éxito en la reinserción laboral y estudiantil de sus internos, los cuales alcanzan las 77 personas actualmente. Allí prevalece un sistema semiabierto que permite a los beneficiarios gozar de ciertos privilegios gracias a su buen comportamiento y ganas de salir adelante.

Héctor González es una de las personas que aprovechó con creces la oportunidad que se le dio de continuar estudios fuera del recinto penitenciario, ya que bajo el régimen del CET ha logrado terminar la carrera de Informática en el Instituto Iprosec, aunque aún le resta un año para cumplir los cinco años y un día a los que fue condenado, por el delito de tráfico.

"La acogida que tuve por parte del Instituto fue muy buena, teniendo en cuenta la situación por la que me encontraba. Nos tratan de igual a igual, sin diferencias, aunque solo con algunos compañeros compartí mi situación", recalca Héctor, quien actualmente se dedica a la producción de materia grasa para la panadería del centro, trabajo muy demandante debido a las importantes cantidades de producción que se manejan día a día.

Este osornino de 38 años pretende incluso seguir estudiando una vez cumplida su condena, aunque esta vez su área de estudios será la construcción.

"A quienes cumplen alguna condena se les cierran muchas puertas, por lo que tener estudios es muy importante para lograr reinsertarnos en la sociedad", puntualiza.

El suboficial de Gendarmería y jefe (s) del CET, Bruno Jiménez, explica que este tipo de centros fueron creados para tratar de hacer una reinserción con los internos, siendo sistemas que no poseen una seguridad tan extrema, así como tampoco hay rejas ni permanecen encerrados todo el día, siendo la confianza la base de este trabajo.

"El centro posee diversas áreas de trabajo y talleres, como lo es la panadería, la cual abastece a colegios, jardines, negocios e instituciones de la ciudad, talleres de mueblería, soldadura, fábrica de cecinas y chicharrones, invernaderos y una sala de ventas donde ofrecemos los diferentes productos que aquí se producen", comenta el uniformado, quien agrega que también existe una explotación forestal de 18 hectáreas , venta y producción de huevos en Puaucho e incluso un criadero de jabalíes.

Como centro de educación, esta iniciativa permite a los internos terminar su escolaridad y rendir la PSU, además de brindar la posibilidad de que puedan estudiar alguna carrera de índole técnico superior. Las áreas más demandadas son informática, construcción, electricidad, entre otras, dependiendo de los oficios que venían desarrollando ya sea antes de entrar al penal o bien que aprendieron durante su estadía.

En relación a las carreras profesionales, no existen internos que estudien este tipo de enseñanza en la actualidad, debido principalmente a que muchos de ellos llevan años sin tener un régimen de estudios que les permita sortear con éxito tal desafío. Existen eso sí casos que en su oportunidad hicieron el intento, pero que no lograron sobrellevar la exigente carga académica que ello significaba.

Para ser parte de este centro, los reclusos son seleccionados por parte de un consejo conformado por autoridades del penal, quienes además exigen la realización de exámenes sicosociales, informes laborales y educacionales, lo que permite elegir a las personas idóneas para el centro, sin tener en cuenta el delito por el cual fueron condenados o la pena que se encuentran cumpliendo en el recinto.

"Sabemos que estamos desarrollando un trabajo muy importante, por lo que el balance de la gestión de este centro es más que positivo, donde hemos podido ver a internos que hoy tienen trabajo y son un aporte para la sociedad", concluye Jiménez.

Semicerrado está constituido por condenados que han optado a cumplir su pena privativa de libertad en Centros de Educación y Trabajo.

La selección se efectúa de acuerdo a ciertos requisitos y criterios, para seguir cumpliendo condena con seguridad aminorada.

Fernando Hidalgo

17 internos

del Centro de Educación y Trabajo se encuentran realizando estudios técnicos profesionales en diversos centros educacionales de la ciudad.

1996 es el año

en que comenzó sus funciones el Centro de Educación y Trabajo, unidad dependiente de Gendarmería de Chile y el cual integran los internos con buena conducta.

600 puntos

en la Prueba de Selección Universitaria (PSU) obtuvo el joven Juan Castillo, quien entró a estudiar Técnico en Construcción en el Instituto AIEP de la ciudad.