Según cifras oficiales, en los últimos 25 años la demanda por agua en Chile se duplicó, tanto por el aumento de la población como por las actividades económicas asociadas a su consumo. Paralelamente a ello, la disminución de las precipitaciones, más concentradas en ciertos periodos del año, y la paulatina disminución de las reservas de agua en el país, han acentuado el problema de la escasez hídrica en el territorio, convirtiendo el asunto en estructural.
Sólo en el último año, 32 comunas de las regiones Cuarta y Quinta fueron declaradas como zonas de escasez de agua, facultando al gobierno para intervenir directamente en el manejo del líquido, ya sea racionándolo, reordenando su extracción y asegurando el abastecimiento para la población. Recientemente, de forma adicional el Ministerio de Agricultura decretó Zona de Emergencia Agrícola a 194 comunas del país, debido al complicado abastecimiento para la agricultura, sumado a las contingencias de incendios forestales. Entre éstas, se cuentan todas las comunas de nuestra Región de Los Lagos.
Al conmemorarse esta semana el Día Mundial del Agua, consagrado así por la Organización de las Naciones Unidas, es necesario reflexionar primero sobre el rol del Estado para garantizar el abastecimiento para la población y sus actividades económicas. En esa línea, es valorable el anuncio de la Presidenta, Michelle Bachelet, de un plan integral de 105 mil millones de pesos para ayudar a enfrentar la sequía en Chile. Dentro de las medidas a tomar se contempla el apoyo a los agricultores, la rehabilitación y construcción de embalses, la instalación de casi 6 mil 500 sistemas de captación de aguas lluvia en domicilios que se abastecen por camiones aljibes, entre otras. Habrá que ver, en los próximos días, cuantas de estas medidas se aplicarán en nuestra zona.
Pero también es relevante analizar la responsabilidad individual en torno al uso de este vital elemento para la vida. Al tener asegurado el consumo en zonas urbanas, muchos habitantes no sopesan su importancia, y malgastan el agua.
Como contraparte, quienes más pueden valorarlo, son los residentes de zonas rurales que luchan día a día con la escasez hídrica para el consumo humano, abasteciéndose en muchos casos gracias a los camiones aljibe que disponen los municipios.