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Dos mil personas repletan catedral para recibir a obispo Rebolledo

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Nuevamente y tras ocho meses de espera, tal cual como fue con el obispo Alejandro Goic, monseñor René Rebolledo llegó a tomar el lugar reservado para el cuarto obispo de Osorno en su historia. Para la ceremonia de la catedral estaban preparadas las 1.500 invitaciones para el público y la de los 24 obispos de todo Chile que asistieron al acto.

El párroco de la iglesia San Francisco, Manuel Álvarez, indicó en la oportunidad que "los fieles están comprometidos con la labor que inicia monseñor, quien necesita de todo nuestro apoyo y colaboración".

Finalmente, fueron 2 mil las personas que alcanzaron a ingresar a la catedral aquel 19 de junio de 2004, quienes mientras Rebolledo avanzaba por el centro de la nave, le entregaban su mano para que se las estrechara y bendijera. El acto superó todas las expectativas, sobre todo porque desde la misma Araucanía llegaron fieles a despedirlo.

Tres horas duró la eucaristía donde la ordenación episcopal estuvo a cargo del -en ese entonces- presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, Francisco Javier Errázuriz.

En la oportunidad, René Rebolledo se sintió identificado con los fieles, por lo que señaló dentro de sus palabras: "Ya soy un osornino y se vienen muchas tareas. La más importante corresponde a las bodas de oro de nuestra familia, donde debemos trabajar unidos en el amor de Cristo".

2004

comenzó a liderar la diócesis René Rebolledo, hoy arzobispo de La Serena.

Monseñor Caviedes besó la tierra de Osorno a su llegada

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El día en que monseñor Miguel Caviedes Medina asumió como máxima autoridad de la diócesis -el 2 de enero de 1983- la comunidad local de católicos llegó en masa y con diversas muestras de cariño dio cuenta de la devoción por el acontecimiento. De hecho, salieron al encuentro en una caravana de vehículos que lo escoltó desde el límite norte de la provincia, hasta la parroquia San Francisco (primer lugar al que arribó) y desde donde finalmente se dirigió a la catedral. En el principal templo se llevó a cabo la ceremonia habitual. La hora en que monseñor Caviedes -actualmente radicado en Rancagua- llegó a la ciudad quedó registrada: las 16.29. En ese momento las campanas comenzaron a repicar, para que los fieles se enteraran de su arribo.

Antes de ello, el nuevo obispo de la diócesis se bajó en medio de su viaje a compartir con los feligreses justo a un costado del letrero en el que se leía provincia de Osorno. Así lo atestigua la prensa de la época, que mostró especialmente el tiempo y cariño que le dedica a un niño que se le acerca en medio de la multitud para recibirlo y el beso espontáneo que le dio a la tierra de Osorno a un costado del puente Pilmaiquén.

Una vez en pleno centro de la ciudad y antes de entrar a la catedral, Caviedes es recibido con aplausos y una ovación, ya que se formó una procesión que lo encaminó desde la plazuela Yungay, pasando por calle Ramírez, donde cada quien que lo reconocía le dedicaba una palabra de afecto o un aplauso. Lo mismo los bomberos, quienes en honor a su llegada le dedicaron un arco formado a bases de escalas. En 1994, y luego de 11 años, monseñor Caviedes fue trasladado hasta la diócesis de Los Ángeles.

San Pablo y el desfile de los pañuelos blancos

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En medio del laudo que finalmente le entregaba Laguna del Desierto a Argentina, el Papa Juan Pablo II confirmó en octubre de 1994 a monseñor Alejandro Goic Karmelic como nuevo obispo de la diócesis.

Pasaría menos de un mes para que el religioso concretara su llegada a tierras osorninas, donde cientos de escolares se prepararon para el tradicional trayecto que llevaba a los religiosos desde la plazuela Yungay hasta la catedral.

Y así sucedió un 25 de noviembre, cuando en una camioneta doble cabina monseñor Goic cruzó el límite provincial y besó el suelo de la nueva tierra que lo cobijaría por cerca de 9 años. Según quienes lo vieron bajarse del vehículo en aquella oportunidad, admiraron la estatura del religioso que en aquella oportunidad, "se veía más imponente que nunca".

Y tal como se había planificado, la fiesta para recibirlo fue completa, donde Goic vestido con túnica negra y púrpura, terminó con los ocho meses de espera por contar con un nuevo obispo para la provincia. "Estoy muy contento de llegar a esta tierra y en este momento me pongo a disposición de todos para servirles como pastor", decía cuando eran cerca de las 17 horas.

En la oportunidad fue recibido por autoridades de San Pablo primero, que fueron hasta su encuentro, entre ellos el alcalde Omar Alvarado. Allí Goic llegó hasta las calles de dicha comuna, que lo recibió con blancos pañuelos, que eran agitados sin cesar. A las 18.30 horas, monseñor hizo su entrada a la Catedral San Mateo Apóstol y con una sonrisa comenzó a ejercer como obispo, cargo que ocupó hasta 2003.

Obispos fueron recibidos por multitudes e incluso algunos besaron la tierra de Osorno

actos. Los jefes diocesanos Francisco Valdés, Miguel Caviedes, Alejandro Goic y René Rebolledo recibieron mayoritarias muestras de cariño de los feligreses. En el caso del primer obispo, uno de sus dichos causó controversia a su llegada.
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Mañana, en la catedral San Mateo situada frente a la plaza de Armas, el obispo Juan Barros Madrid asumirá oficialmente como obispo de la diócesis de Osorno. Con la concreción de este ritual litúrgico, se vivirá la quinta ceremonia de este tipo en la corta historia de la diócesis, que comenzó cuando el 15 de noviembre de 1955 el Papa Pío XII, mediante la Bula Christianorum qui in Diocesibus, la creara y dejase de depender de la diócesis de Ancud, tras 115 años de estar ligada a ella.

Los recibimientos en la toma de posesión de cada uno de los obispos que ha llegado a la diócesis llaman la atención, ya sea por lo multitudinario que han resultado dichos actos en cada oportunidad, por la entrega de cariño y devoción de sus fieles o por el carisma de aquellos que en algún momento asumieron el papel más importante dentro de la Iglesia Católica en la provincia.

El primero

Actualmente pocas personas recuerdan el 18 de octubre de 1956, cuando monseñor Francisco Valdés Subercaseaux tomó posesión de la diócesis como primer obispo en la historia de ésta. Aun así, el padre Juan Bauer reconoce que la llegada del religioso causó un gran revuelo y el pueblo osornino lo recibió con los brazos abiertos. No así por "la alta sociedad, donde cayó mal", precisa.

Las razones, según el sacerdote, se debieron a los dichos emitidos por Valdés en su discurso al momento de asumir en la catedral, donde señaló que "me han dicho que Osorno es un nido de radicales y masones". Pese a ello, poco a poco se fue ganando el cariño de todos los osorninos por igual debido a sus obras y a su carisma. "A tanto llegaba el cariño por monseñor Valdés, que el pueblo católico juntó dinero y le compró un terreno donde pudiera instalarse".

Actualmente, monseñor Francisco Valdés ostenta la condición de Venerable Siervo de Dios, otorgada por el Vaticano, paso previo para ser beato.