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Pareja impedida de casarse en el Registro Civil cumple su sueño en una iglesia evangélica

matrimonio. Cristian Ortega, más conocido como "el menta" pudo dar el sí ante Dios junto a su novia. Ambos están imposibilitados para casarse ante la ley por su condición de discapacidad.

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Cristian Ortega e Ingrid Pérez llevan más de diez años como pareja, luego de que se conocieran cuando estudiaban en la escuela especial Ana Aichele de Osorno, ya que ambos tienen una discapacidad cognitiva.

Ahí se pusieron a pololear y solidificaron una relación que lleva más de una década, donde han debido luchar contra los prejuicios y la falta de oportunidades para las personas con capacidades diferentes.

Ambos trabajan junto, se ganan la vida en el centro de la ciudad como comerciantes ambulantes de confites y se han hecho conocidos -especialmente él- por la venta de pastillas de menta. Por ello, es conocido como "el menta".

A fines del año pasado decidieron casarse ante la ley, por lo que pidieron hora al registro civil, quedando a la espera para el viernes 6 de marzo, tiempo que aprovecharon para organizar la fiesta que ofrecerían a sus familias y la comunidad evangélica que los acogió hace seis meses.

El pasado viernes la pareja llegó hasta la oficina del Registro Civil de calle Mackenna de Osorno para por fin contraer el vínculo. Pero en el acto, el oficial a cargo debió suspender la ceremonia ya que al consultar al novio sobre el significado del matrimonio civil éste no supo contestar, situación que según la ley obliga al ministro de fe a suspender la realización del acto solemne y solicitar un certificado médico que respalde su capacidad de discernimiento.

No obstante, los jóvenes osorninos siguieron adelante con lo programado y pese al impedimento que no permitió su unión legal, se presentaron en la iglesia que los acoge desde hace seis meses y en una ceremonia a cargo del pastor Johnny Oliver finalmente pudieron casarse.

momento inolvidable

La tarde del domingo pasado, la ceremonia religiosa y la posterior celebración se llevaron a cabo en el sector de Rahue Alto.

Esa tarde, Cristian esperaba nervioso a Ingrid en el templo de la Iglesia del Señor Autónoma de la Villa Panorámica. El novio lucía impecable e impaciente escuchando la prédica previa a la unión religiosa.

En el lugar el joven era acompañado por la comunidad perteneciente a la pequeña iglesia de Rahue Alto, quienes esperaban ansiosos la llegada de Ingrid, en el templo donde cada semana se congregan.

"Estoy feliz. A Ingrid la quiero mucho y por eso nos vamos a casar. Nosotros pololeamos desde la escuela", contó el novio minutos antes de comenzar la ceremonia.

A un costado del recinto se preparaba un asado de cerdo al palo que los mismos novios compraron para compartir junto a sus invitados, en una recepción en la casa del pastor, lugar en el que además viven y se emplaza el templo.

Al interior de la casa la novia se vestía y arreglaba los últimos detalles antes de salir y presentarse frente a los ojos de su futuro marido.

Patricia Cárdenas, la dueña de casa y esposa del pastor la ayudó y pocos minutos antes de las cinco de la tarde Ingrid salió de la casa del brazo de su madre e ingresó al templo seguida por varios niños.

A la espera estaba su novio, quien aguardaba con la cara llena de alegría, mientras los demás miembros de la comunidad evangélica los contemplaban con orgullo. Luego escucharon las palabras del pastor, quien con paciencia y una mirada paternal los hizo repetir cada una de las frases que contempla el ritual del matrimonio.

Cristian se aceleraba en sus dichos, demostrando las ganas de ser rápidamente el esposo de Ingrid. Ella, escuchaba y repetía lo que le iba guiando su pastor con nerviosismo y sus ojos inundados en lágrimas de alegría.

Una vez que ambos dieron el sí, la ceremonia fue sellada con la postura de argollas de los novios, un beso en medio de aplausos, alegría, abrazos y bendiciones de sus pastores y miembros de la iglesia. En medio de la emoción, los novios salieron de la mano para fotografiarse con el fondo de la vista panorámica de toda la ciudad junto al volcán Osorno.

"Estaba muy nerviosa. Nosotros organizamos la fiesta. Estoy muy contenta porque llevamos mucho tiempo juntos", confesaba alegremente Ingrid al salir de la iglesia en el momento en que era fotografiada.

Comunidad solidaria

Nada de lo anteriormente descrito hubiese sido posible sin el coraje de esta pareja, empujados por el amor y las ganas unir sus vidas en el sagrado vínculo.

Ellos a través de su trabajo, juntaron dinero para casarse y brindar una cena para quienes ahora son su familia y amigos. El grueso de los alimentos fue adquirido por ellos, ayudados por la iglesia y el pastor que aportó con las bebidas, según relató su hija Yesenia Olivera.

La gratitud y bondad que los caracteriza no contempló las vestimentas que usarían ese día, porque el dinero no les alcanzaba.

Fue así como a través de las redes sociales comenzó a generarse una campaña en que muchos osorninos aparte de enviar sus buenos deseos hacia la pareja, armaron una cruzada para conseguir los trajes.

"Una señora ofreció el vestido para Ingrid y lo fuimos a buscar. Otro caballero donó el traje para Cristian con los zapatos. La gente conoció la historia por Facebook e incluso muchos los acompañaron el día en que se iban a casar en el Registro Civil y los apoyaron cuando supieron que no se podían casar, acusando discriminación", explica Yesenia, quien lideró la campaña.

Ley de matrimonio

Desde el Registro Civil indicaron que toda pareja que desea casarse ante la ley debe tener claro en qué consiste el matrimonio civil y por ello se le hace esa pregunta de rigor.

Lo que ocurrió en este caso es que Cristian no supo cómo contestar claramente a esta pregunta, por lo que el matrimonio se tuvo que suspender.

En este sentido, la ley chilena de matrimonio civil contempla tres puntos por los cuales la pareja no cumplía las condiciones para contraer el vínculo, relacionados a problemas psíquicos, discernimiento y razón.

Así el reglamento detalla por ejemplo que no podrán contraer matrimonio civil las personas con "carencia de suficiente juicio o discernimiento para comprender y comprometerse con los deberes y derechos esenciales del matrimonio", entre otros motivos.

Ahora, para poder concretar el matrimonio ante la ley chilena, Cristian e Ingrid deberán presentar un certificado médico, ya que pese que el criterio de varios de quienes los apoyan ellos merecen acceder a este derecho, este servicio se ve imposibilitado por la ley existente, la misma que hizo que hace algunos años tampoco pudieran casarse.

Sin embargo y pese a lo que dice la ley, la pareja es "ante los ojos de Dios" marido y mujer y podrán vivir juntos bajo esa bendición.

Civil Basta con que uno de los novios no cuente con el discernimiento, o razonamiento suficiente como para imposibilitar el vínculo.

Religioso En este caso en particular los novios pertenecen a una comunidad evangélica que los unió ante Dios.

10 años

de relación llevan Cristian e Ingrid. Hace algunos años trataron de casarse, pero fue imposible.