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Comulgar con ruedas de carreta

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El nombramiento de Juan Barros Madrid como nuevo obispo de Osorno ha suscitado una inédita oleada de malestar en parte importante de la feligresía católica. Sacerdotes, diáconos y más de medio centenar de legisladores decidieron hacer pública su incomodidad frente a una designación que estiman altamente inapropiada.

No se trata, por cierto, de condenar sin más al obispo Barros ni a ningún otro por haber tenido la desdicha de conocer al sancionado Fernando Karadima. Lo que ocurre es que se trata de alguien cuya identidad episcopal se encuentra indisolublemente atada a uno de los hombres que más daño le ha hecho a la fe de los católicos. Y hay evidencia incontrovertible que lo señala en distintas etapas de su ministerio -como secretario privado del cardenal Fresno, primero, como obispo de Iquique, más tarde- esmerándose en obstaculizar la investigación canónica que culminó con la sentencia condenatoria de su mentor.

Los hechos a los que se le vincula son graves. Frente a ellos, él no ha hecho otra cosa que guardar público silencio. Esa actitud, en una sociedad que promueve la transparencia, se encuentra al filo de lo tolerable. En efecto, hoy en día, cualquiera que detente algún grado de poder (o una dignidad eclesiástica) se ve inevitablemente sometido al escrutinio minucioso de la comunidad. Si con razón pensamos que un diputado que se saca un parte no está a la altura de sus obligaciones, ¿por qué no sería razonable reprochar este tipo de comportamiento en el pastor de una diócesis?

Las opiniones que se han esgrimido en su favor, atendiendo al hecho que monseñor Barros no ha sido condenado penal ni canónicamente tampoco resultan razonables. ¿Desde cuándo la ausencia de condena judicial es prueba suficiente de virtud? Eso es poner la vara a ras de suelo.

Así pues, de cualquier forma que se quiera ver, todo esto ha repercutido negativamente en la unidad eclesial, de la cual el obispo debe ser "principio y fundamento visible" (Lumen Gentium 23) nunca motivo de escándalo.

Si se mira con cuidado entre los que han tomado la palabra para manifestar su congoja con la esperanza de revertir esta nominación, no encontramos rebeldía ni odiosidad. Simplemente amor a la Iglesia y amor a la verdad.

Xavier Echiburú

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Millonarias pérdidas por 12 incendios en Osorno

Millonarias pérdidas arrojaron 12 incendios registrados entre las 11 y 20.30 horas de ayer en las áreas urbanas y rurales de la ciudad, siete de los cuales fueron intencionales. Los siniestros afectaron principalmente a pastizales, además de la destrucción de una bodega y el amago en una vivienda de calle Rodríguez.

Mil millones en multas cursó Conaf el '96

Mil millones de pesos en multas pidió la Corporación Nacional Forestal (Conaf) a los Juzgados de Policía Local de la Región, como consecuencia de infracciones cursadas a aquellas personas sorprendidas efectuando tala ilegal de bosque nativos. No obstante, de esa cantidad de dinero, en el 95% de los casos no se ha declarado sentencia.

Dieciséis colegios adelantan su vuelta a clases

Comenzó la cuenta regresiva para el inicio del año escolar. Ya no sólo se observa a los papás y niños completando la lista de útiles, también se ven las vitrinas atestadas por uniformes. Hasta ayer se habían confirmado 16 solicitudes de inicio del año escolar en la provincia, establecimientos que abrirán sus puertas el 1 de marzo.

El descarte de las bolsas plásticas

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Dejar atrás el uso de materiales que al ser desechados se convierten en desperdicios de difícil eliminación, con el consiguiente daño a la naturaleza, es una tarea que se desarrolla en prácticamente todo el mundo y que en nuestra región se ha convertido en prioritaria, a la luz de que en otros puntos de Chile han tomado medidas radicales que ha chocado con una resolución de la Contraloría General de la República que dejó sin efectos los afanes de prohibirlos.

El problema toma la forma de las bolsas de plástico, que tanto se utilizan en el comercio, especialmente en el retail y los supermercados donde se hizo habitual que la mercadería saliera mediante ellas, muy apreciadas en el comienzo por lo fáciles de transportar, su ductilidad y su aparente limpieza, que permitía trasladar incluso alimentos.

Sin embargo, también arrastraban sobre sí su condición de prescindibles, y así como sirven para el traslado de productos hacia el hogar también se les utiliza para desprenderse de lo que ya se usó. El resultado ha sido considerablemente desastroso y la cuenta la está pagando la naturaleza, a través de daños de todo tipo en los lugares que terminan siendo los receptores de estos recipientes imposibles de integrar al medioambiente.

Se ha hecho necesario, por lo tanto, pensar en el reemplazo, una misión nada fácil si se considera que en el país circulan alrededor de siete millones de bolsas plásticas en un solo día.

Por ello es que se apunta a su eliminación, aunque sea de forma pausada, porque es imposible llegar a la meta final con un esfuerzo de un solo tramo. Algunas comunas del país optaron por la prohibición de su uso, medida que ahora choca con la resolución de Contraloría. Es por ello que las municipalidades que encabezan la cruzada han apuntado hacia soluciones intermedias, que igualmente signifiquen una disminución evidente del uso de estas bolsas.

Para lograrlo, es necesario ofrecer alternativas. Después de todo, son parte de nuestra cultura y eso obliga a ir paso a paso.