La progresiva entrada de la mujer al mercado laboral y la forma cómo se masifica el concepto de estimulación temprana en la sociedad, han incentivado la asistencia de los niños a los jardines infantiles en todo el país. Más de 700 mil pequeños están en la educación preescolar (jardines y sala cuna).
Mientras la reforma educacional terminaba su trámite legislativo y la discusión estaba centrada en la selección, el lucro y el copago, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (Ocde) dio a conocer un estudio en el cual Chile aparece entre los últimos lugares en cobertura preescolar, evidenciando un grave problema en el segmento educativo que mayor cantidad de recursos y atención requiere.
En promedio en los países de la Ocde hay cobertura para un 70,2% de los niños de 3 años, mientras que en Chile llega solo al 44,7% y concentrado en los sectores de mayores ingresos.
Este índice resulta preocupante, pues a nivel internacional y según los estudios especializados, la primera infancia es fundamental para estimular las funciones cognitivas básicas sobre las cuales puede continuar la educación posterior. Si ellas no reciben adecuada atención en esta etapa, la brecha en los niveles de aprendizaje se agranda y tiene incidencia posterior hasta en la vida laboral, inclusive.
Si se quiere derrotar la pobreza y la desigualdad, la formación inicial es fundamental. Por lo mismo, este tema forma parte de la reforma educacional y está en trámite la creación de una subsecretaría e Intendencia de Educación Parvularia. Paralelamente se ha hecho obligatorio que los niños y niñas cursen kínder y existe un plan nacional para aumentar la cantidad de salas cunas y jardines infantiles.
Sin embargo, no es suficiente. Faltan recursos para la adecuada implementación de los recintos y para que las condiciones laborales de las educadoras sean favorables. No se trata solo de crear un jardín, sino también dar las condiciones óptimas para su funcionamiento.
Es de esperar que la concentración de energías políticas en otras reformas no haga olvidar ésta, que es realmente el primer y fundamental peldaño para una educación de inclusiva y de calidad.