En un casino de juegos, que pasaría a ser uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad, se convertiría el ex Club Osorno, de culminar exitosamente las gestiones que con este propósito serán emprendidas en el seno del Consejo de Desarrollo Comunal. La posibilidad fue planteada en reunión del Codeco con el alcalde Urzúa.
La directora del Departamento de Salud Municipal de Osorno, Ximena Acuña, confirmó que el Postinor 2 o "pastilla del día después" como se conoce coloquialmente al fármaco, está disponible en la comuna y que los jóvenes mayores de 14 años pueden retirar el medicamento sin consentimiento de sus padres.
Durante los próximos meses se debería llamar a licitación para realizar el "Estudio y plan de descontaminación del río Damas", así lo informó el encargado de la Oficina de Medioambiente municipal, Jorge Tejeda. El fondo para realizar este plan es de $50 millones y contará con la participación de grupos ambientalistas.
Para fomentar medidas destinadas a reducir la carga mundial del cáncer, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras instituciones recuerdan cada 4 de febrero el Día Mundial contra el Cáncer.
Este es un problema creciente en todo el mundo, por varias razones, entre las que figura el envejecimiento de la población y los cambios en los estilos de vida que aumentan la prevalencia de riesgo. Los principales factores detonantes son el tabaco, la obesidad, el bajo consumo de vegetales y frutas, la falta de actividad física, el abuso del alcohol y la infección con el virus del papiloma humano por transmisión sexual.
La OMS ha dicho que la cantidad de casos aumentará más de dos tercios en todo el mundo en los próximos 20 años. La mayoría de los que se proyectan ocurrirán en países de bajos y medianos ingresos. También los estudios del organismo revelan que los tipos de cánceres que lideran en América son pulmones, próstata y colorrectal, en los hombres, y el cervicouterino y de mamas, en las mujeres.
De hecho, algunos analistas piensan que en el 2020, el cáncer podría transformarse en la primera causa de muerte en Chile.
Este es un problema de salud pública, porque se trata de una verdadera epidemia.
Según los especialistas, demasiada gente es diagnosticada tardíamente, cuando la enfermedad es mucho más difícil de tratar y es más posible que lleve a la muerte del paciente. Los investigadores estiman que para el año 2030, serán diagnosticados 1 millón 700 mil casos en Latinoamérica y el Caribe, y habrá más de un millón de muertes debido a la enfermedad cada año.
En consecuencia, la prevención es importante de igual manera para quienes viven en naciones ricas como en las de menos recursos, y todos los países necesitan invertir ahora en mejorar los servicios de salud para manejar la cantidad en aumento de pacientes con el mal.
Me despierto una mañana, reviso mis redes sociales y veo pasar varias, demasiadas veces el video de la persecución policial y posterior disparo a un delincuente. Estoy descolocada y no precisamente por la lamentable escena, porque no puedo tener opinión en cuanto al actuar del carabinero involucrado en una situación de tanta complejidad.
Lo que me abruma es ver la reacción de la gente: celebración transversal de la muerte de un otro. Y no cualquier otro, sino un menor de edad, además. Entiendo que estemos agotados de la delincuencia, de nuestra permanente sensación de vulnerabilidad, de que continuamente seamos víctimas a las que se vienen afanando tanto desde directorios de grandes grupos empresariales como desde barrios marginales. Pero alegrarse por un balazo en la cabeza o justificar un linchamiento ciudadano no es búsqueda de justicia, sino un síntoma de absoluta inhumanidad. Junto a las felicitaciones al policía, la frase que más se repite en comentarios alusivos al video es "uno menos". Cuando decimos uno menos -muy probablemente delante de nuestros hijos cuando vemos las noticias- con la misma liviandad que hacemos un trámite en un banco, es signo de que la violencia está tan naturalizada en nuestro discurso como lo está en el de esos flaites (<--- alerta de prejuicio) que orgullosos publican selfies con sus pistolas y sus propios hijos.
No es difícil suponer que miembros del Estado Islámico también piensan algo parecido a un uno menos en cada decapitación que luego nos horroriza hasta la médula. O para qué buscar referencia tan lejos, si la tenemos en nuestro propio país: en el 73 también decían uno menos cuando una militante comunista, un dirigente sindical, una familia de campesinos, una estudiante embarazada o un niño sucumbían a la tortura. Han pasado más de cuarenta años y en Chile sigue siendo igual de relativo el valor de la vida que cuando el monstruo grande de la dictadura nos pisó muy fuerte. Basta de barbarie.
Nada va a cambiar tampoco en los próximos cuarenta si no comenzamos a hacernos más conscientes, responsables y cuidadosos de nuestras palabras. Como me dijo una sabia amiga, estamos todos juntos en esto llamado sociedad. Tiene que haber alguna forma de aprender a reconocer primeramente la humanidad y dignidad en el otro antes que lo que nos divide.
De otra manera, el panorama seguirá así, desolador.
Paola Andrade Escribano