Después de 25 años, Chile se encuentra a las puertas de desaparecer el discutido sistema electoral binominal, luego de que el Senado despachara a último trámite la reforma electoral, que busca dar en el Parlamento una mayor representación a la ciudadanía y presencia a los diferentes movimientos políticos.
Este cambio, de uno binominal a otro proporcional, aumenta el número de senadores de 38 a 50, mientras que en el caso de los diputados, de 120 habrá 155. Esto, porque además se modifican las circunscripciones y distribuyen el número de diputados que cada una elige, de acuerdo a su padrón electoral, con la idea de equilibrar la representatividad de cada uno de los parlamentarios.
De acuerdo a esta reforma, se fijan 15 circunscripciones senatoriales -una por región- y 28 distritos para la elección de diputados. Los cambios comenzarán a ver la luz a partir de las elecciones de 2017 y serán progresivos hasta 2021.
La fórmula de representatividad está dada por una distribución de votos en las listas, de acuerdo a las preferencias de cada candidato. Pero al final, no son las votaciones por listas las que definen, sino las que obtienen los mismos candidatos.
El largo debate que permitió el despacho de esta reforma, fue el corolario de un trabajo extenso y una discusión nacional en torno a la eliminación del sistema binominal.
Éste es un esfuerzo que se da en momentos en que la clase política se enfrenta a la crítica ciudadana debido a las investigaciones por los financiamientos de las campañas y el llamado caso Penta.
Sin duda que buscar mayor representatividad en el parlamento es un avance para nuestra democracia, pero junto a él, sigue presente el desafío de nuestra clase política de mejorar la percepción que hoy la ciudadanía tiene de ella, porque más no significa necesariamente mejor.
Esto es especialmente importante ahora, al considerar que el número de parlamentarios en el Congreso Nacional aumentará, y junto con esto también las exigencias y las expectativas de los electores.