Secciones

Teléfonos públicos sobreviven por uso de adultos mayores y urgencias

Comunicación. Personas de la tercera edad que no utilizan celular son los principales usuarios de las escasas cabinas que aún existen en el perímetro céntrico. También hay quienes los ocupan para llamar a líneas no permitidas desde la telefonía móvil.

E-mail Compartir

Transcurren quince minutos y nada. Media hora y lo mismo. Pero pasada poco más de hora y media de espera Eduardo Chávez es el primer usuario en levantar el auricular del teléfono público ubicado frente a la oficina de Correos de Chile de calle O'Higgins y desde ahí habla por cerca de cinco minutos. Con rostro preocupado tras una charla en la que estuvo más atento a los que le decía su interlocutor, Eduardo cuelga el aparato y se aleja a través de la plaza de Armas.

Esa es parte de la realidad actual que se observa en los escasos teléfonos públicos que se encuentran aún presentes en el radio céntrico de la ciudad, que tienen un uso muy esporádico por parte de los osorninos. Un panorama que contrasta absolutamente con lo que ocurría hace unos 25 años, cuando incluso había filas para poder acceder a estos aparatos y su utilización era vital para gran parte de los transeúntes, tanto en las calles del centro como en los barrios.

Y hoy, por cierto, no sólo ha ganado terreno la comunicación de voz a través de los teléfonos celulares -ya que en Chile hay más aparatos de este tipo que personas- sino también sistemas como Whatsapp y el chat de Facebook, que permiten comunicarse vía texto de forma rápida, gratuita y sin esperas ni riesgo de "perder la moneda" como alguna vez ocurrió en los servicios ubicados en las calles.

Frente a este panorama, no sorprende que sean muy pocos quienes aún utilizan este servicio en el centro de la ciudad.

USUARIO

Eduardo Chávez confiesa que fue algo extraño para él usar un teléfono público, pero explica que las circunstancias prácticamente lo obligaron a hacerlo.

"Tuve que llamar a una línea 800, porque estaba llamando a una tienda y mi celular no tenía acceso a ese servicio. Como era algo urgente, debí usar el teléfono fijo más cercano que tenía, que era éste. La verdad es que no sabía si me iba a resultar, pero por suerte sí aceptó la llamada", dice este joven de 27 años.

Eso sí, Eduardo indica que no se trata de una acción que lleve a cabo frecuentemente, ya que siempre prefiere su teléfono celular para hacer llamadas. "Siempre está la desconfianza de pensar de que te puede tragar la moneda", señala.

Eduardo esgrime que otra de las razones para no ocupar con mayor frecuencia este servicio, se encuentra en la poca privacidad que presentan.

"Llamar desde un celular puede hacerse desde cualquier lugar, por lo tanto uno escoge dónde hacerlo, es más privado. En cambio aquí en la calle pasa gente y cualquiera puede oír lo que hablas", señala.

Chávez admite que además hay otras formas de comunicarse, como el Whatsapp o el chat de Facebook, por lo que reconoce que cada vez este servicio se ha vuelto menos necesario. "Aunque en esta ocasión debo reconocer que me salvó", concluye.

Su caso no es aislado ni solo local. De hecho, según la consultora inglesa Ovum, los operadores móviles de todo el mundo perderán (o dejarán de ganar) entre 2013 y 2016 hasta US$54.000 millones por el uso de Whatsapp y Facebook.

La situación se podría complicar aún más para las empresas en Chile, ya que la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel) emitió hace poco una nueva normativa que obliga a las compañías a ofrecer planes de celulares separados entre voz y datos. Así, por ejemplo, una persona podría contratar sólo internet para su celular, dejando de lado el servicio de voz.

Recorrido

Realizando un recorrido a pie por el radio céntrico de la ciudad -entre Manuel Rodríguez y Los Carrera (desde sur a norte) y entre Manuel Bulnes y Arturo Prat (desde poniente a oriente)- es posible constatar que son muy pocos los teléfonos públicos que pueden contabilizarse y no sobrepasan la docena.

La gran parte de ellos se encuentran ubicados en calles estratégicas del centro, como Ramírez y O'Higgins, donde funcionan cuatro y tres aparatos respectivamente, siendo éstas las arterias que presentan un mayor número de cabinas. A estas calles se suma la galería Cuatro Vientos, que posee tres de estos aparatos en su interior y todos pertenecen a la empresa Telefónica del Sur.

"Antes de que comenzara a funcionar la telefonía celular,se registró el auge de los teléfonos públicos. Y en aquella época fue cuando llegamos a presentar el mayor número en la ciudad. Yo diría que eso sucedió entre los años '90 y principios de la década del 2000, cuando todavía la telefonía celular era costosa", indica Doris Muñoz, agente zonal de la empresa de telefonía.

Pese a ello, indica Muñoz, la empresa todavía mantiene a lo largo del radio céntrico local un número de cabinas telefónicas que, según sus estudios, sirve para dar continuidad a un servicio que todavía presta una gran utilidad a sus usuarios.

"Existen casos de personas -aunque parezca increíble- que todavía están acostumbradas a usarlos, a pesar de lo masivo que se ha vuelto el celular. Sobre todo gente perteneciente a la tercera edad, a quienes les cuesta mucho acostumbrarse a los aparatos móviles. Por eso prefieren los teléfonos públicos", señala la agente.

Y entre las señales que indica que este servicio tuvo un pasado mejor que el actual, se encuentran aquellas estructuras que en algún momento sirvieron para soportar uno o más equipos telefónicos.

En el mismo sector recorrido de calles, se pueden contabilizar espacios hasta para 18 teléfonos, que con el tiempo han sido retirados y que ahora sólo sirven para que unos arriba de otros, se peguen avisos de trabajo o afiches de algún evento.

"En el auge de los teléfonos públicos, llegamos a obtener hasta 250 mil pesos en recaudación en cada uno de estos aparatos por semana. Ahora la cifra es drásticamente menor", dice Muñoz, quien ejemplifica que a tanto ha bajado la recaudación de este servicio, que ni siquiera los delincuentes los intervienen como sucedía en otros tiempos, cuando utilizaban diversas técnicas para quedarse con las monedas que depositaban los clientes.

Pese a ello, la agente de la sucursal osornina indica que todavía como empresa mantienen una disponibilidad acorde a la demanda osornina y que es debido al tamaño de ésta que se ha reducido drásticamente el número de aparatos en los últimos años. Pese a ello, enfatiza que el servicio sigue siendo de calidad, ya que de los 12 aparatos contabilizados en el sector centro de la capital provincial, 11 funcionan sin inconvenientes, sólo registrándose uno donde el aparato retenía la moneda.

"Nosotros realizamos un chequeo y mantención semanal de nuestros aparatos, por ello es que la mayoría de ellos funciona perfectamente y tenemos un equipo específico que se encarga de su mantención y de la recaudación que se hace en ellos", aclara la agente, quien agregó que como ejemplo del retiro paulatino de estos aparatos, "antes contábamos con un gran número de ellos en despensas y negocios de barrio, que los veían como buen negocio. Actualmente la mayoría de ellos ha preferido retirarlos", recalca Muñoz.

Centro de llamados

Marcia Pérez es dueña desde hace un año de un centro de llamados ubicado en calle Freire 577 y está consciente que cada uno de los clientes que llega hasta su negocio lo hace por la seguridad que entrega al usuario en diversos aspectos.

"Al día llegan cerca de 50 personas, los cuales llegan porque necesitan la seguridad de comunicarse a veces al extranjero y otras a nivel nacional, algo que se dificulta si se hace a través de un teléfono público", señala.

Además Pérez indica que a los clientes se les facilita realizar sus llamados si lo hace desde un centro de llamados, donde existe mayor privacidad que si lo hiciera desde la calle, donde está constantemente pasando gente o se escucha el ruido de los vehículos.

"Tampoco tienes el riesgo de que tu dinero sea tragado, tal como puede suceder en un teléfono público", indica Pérez.

Por último Marcia Pérez señala que existe la ventaja para el cliente de saber lo que está gastando, ya que pronto instalarán unos visores que irán mostrando el costo que se está generando al momento de efectuar la llamada.

18 espacios destinados a teléfonos se encuentran vacíos en el centro, siendo Ramírez la calle con más de ellos.

Un teléfono de los doce que se encuentran en el centro, presentaba un problema a la hora de depositar las monedas para realizar un llamado.

12 teléfonos públicos

se contabilizan en el radio comprendido entre las calles Manuel Rodríguez y Los Carrera (sur a norte) y de Arturo Prat a Manuel Bulnes (oriente a poniente).

129% es la tasa

de penetración de los teléfonos celulares en Chile. Esto quiere decir que en el país hay unos 23 millones de abonados a la telefonía celular, mucho más que el número de habitantes.

50 clientes

al día recibe en su centro de llamados Marcia Pérez, quien indica que los clientes llegan por la seguridad que entrega, versus la relativa incertidumbre al operar un teléfono público.