Al parecer este 2015 será nuevamente un año muy movido y con diferentes reformas que terminarán afectando, para bien o para mal, a millones de chilenos. Como se había anunciado, a finales de diciembre el Ejecutivo ingresó el proyecto de ley de la "Reforma Laboral", la que durante estas primeras semanas de enero ya hemos empezado a analizar en profundidad. Esta reforma solamente trata temas relacionados con la negociación colectiva y la sindicalización. Por esto, nosotros, expertos profesionales y técnicos, la hemos definido como una reforma sindical. Quiero ser muy claro, esto no es sinónimo de algo malo, por cierto que es bueno avanzar en tener sindicatos más empoderados y organizados, pero desgraciadamente esta reforma se queda solamente ahí, en una reforma sindical. El gobierno, sobre la marcha, ha ido definiendo una agenda laboral que sería más amplia y abarcaría más temas, pero justamente esto es lo que me preocupa: Que esta "agenda" laboral no tenga la misma fuerza y prioridad que la reforma sindical. Chile necesita urgentemente una reforma laboral, pero una reforma del siglo XXI, priorizando a los cientos de miles de jóvenes y mujeres que por la rigidez de nuestro mercado laboral no pueden encontrar trabajo. Haciéndonos cargo de los miles de estudiantes que año a año desertan del sistema escolar perdiendo la opción de un desarrollo laboral real. Hacernos cargo de los millones de trabajadores que quieren seguir creciendo en el ámbito profesional, pero que hoy en día las instituciones de capacitación no dan el ancho para ayudarlos a cumplir sus sueños. Además, hacernos cargo de cerca de cien mil trabajadores del Estado que durante años han recibido sus remuneraciones a honorarios sin considerar seguros sociales ni imposiciones. Como Alianza, no solo hemos criticado, también hemos realizado nuestras propuestas. Primero, y de forma personal, trabajé en una alternativa de reforma laboral. Y sobre la base de esta propuesta, como sector presentamos una nueva denominada "Una Verdadera Reforma para el Trabajo en Chile", cuya meta es la creación de un millón de empleos.
Hoy esta reforma sindical deja fuera al 70% de los trabajadores (independientes, cuenta propia, micro y pequeñas empresas), quienes no verán ningún beneficio de forma directa. Más grave aún, el 75% de los trabajadores que se verán "beneficiados" perderán fuertemente su libertad y sus derechos de negociación.
Felipe de Mussy Hiriart Diputado de la República