La impensada muerte del juez argentino Alberto Nisman, el hombre que acusó a la presidenta argentina, Cristina Fernández y a su canciller, Héctor Timerman, entre otros dirigentes oficialistas, de acordar "la impunidad de Irán", vuelve a poner un manto de dolor sobre ese país hermano.
Nisman (51) se encontraba realizando la investigación del atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (Amia), ocurrida en 1994 y que costó 85 muertos y más de 300 heridos. El juez fue encontrado muerto la madrugada del lunes en su departamento, precisamente horas antes de presentar los detalles de su denuncia ante el Congreso trasandino.
Doloroso lo ocurrido en un país tan cercano, tan rico y que tanta influencia ha generado por décadas en nuestra América del Sur.
Pero hace años que Argentina no es la misma. De ser la séptima potencia económica mundial, ser referente en ámbitos como la educación, la salud, tecnología, la cultura, ha pasado a ser noticia permanente de situaciones anómalas, cuestionables y nefastas para su pueblo.
Sólo hace algunos años tuvieron un descalabro enorme tras la salida de Fernando de la Rúa. Una época de descontrol, de anarquía política y de destrucción de los valores y fortalezas de un país con enormes ventajas y potencialidades.
Lamentablemente, Argentina no es hoy un modelo de desarrollo, lo que es malo para el continente, considerando el peso que tiene. Los problemas de ese país, de Brasil o México se sienten negativamente alrededor.
Resulta inquietante, e incluso hasta penoso, observar la persistencia en la destrucción de la institucionalidad de ese vecino país. Los cuestionamientos hacia su clase política, económica, hacia el poder judicial, la policía, los empresarios, los dirigentes gremiales, hablan de una sociedad fragmentada a la que le costará años recuperarse.
Una sociedad culta y educada como la trasandina no se merece vivir situaciones de esta naturaleza; sin embargo, queda la convicción que este tipo de hechos oscuros son sólo consecuencias de un cúmulo de ataques previos a su nación. Lamentable.