La tendencia de este siglo XXI es buscar continuamente sensaciones de placer. Todos anhelan ser felices, pero en realidad son pocos lo que realmente lo son.
Nada de malo tiene el realizarse en la vida. Sin embargo, buscar la felicidad como una finalidad en sí puede nublar la visión del camino correcto hacia un profundo regocijo.
El salmista David decía: "Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre" Salmos 19: 11. La vida dichosa siempre está en armonía a la voluntad de Dios. ¿Cuál es mi prioridad para ser feliz?, ¿cuál es la meta para lograrla?.
Buscar la felicidad como un fin es una meta equivocada, sino que la prioridad correcta es responder bíblicamente a cada circunstancia de la vida.
Jesús dijo : "Mas buscad el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas" Mateo 6:33. Debo rechazar la meta de ser feliz y adoptar ser como el Señor; el resultado será mi felicidad.
La Biblia dice: "Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, frutos de labios que confieses su nombre. Y de hacer bien y de la ayuda mutua, porque de tales sacrificios se agrada Dios" Hebreos 13:15-16.
La meta para el escritor era agradar a Dios en todo momento. Sacrificando su propio juicio, su propia evaluación de lo que considera correcto y bueno, y alabar a Dios siempre. Fruto de labios significa que el sacrificio es incompleto hasta que es expresado verbalmente. Todo sacrificio implica muerte al egoísmo.
La forma como resolver los problemas está en una correcta relación con Dios y con mi prójimo. La realización debe ser el resultado de agradar a Dios. Debo glorificar a Dios y por hacerlo voy a disfrutar de Él.
El problema mayor es que el ser humano no está acostumbrado de rendir pleitesía a Dios, sino centrar su atención en sí mismo y eso conlleva a la frustración. Pero cuando Dios encuentra a un ser humano que le ama, le adora y le sirve de corazón, éste se torna en un vehículo de su amor.
Carlos Martínez G.