Nuestro país importa un 60% de su energía primaria. Esto nos hace vulnerables y dependientes de las fluctuaciones de disponibilidad y precios en los mercados internacionales, como ya lo hemos experimentado. Con esa realidad basal, el futuro no es promisorio en términos de desarrollo, y por eso, la generación urgente y prioritaria de fuentes de energías limpias y renovables, es una tarea fundamental y prioritaria que no admite postergación. Esto es especialmente urgente por el efecto que ya están sufriendo las familias que han sufrido incrementos importantes en sus cuentas de electricidad, las que desde el 2010 a la fecha aumentaron 20%.
Otro tanto ocurre con las empresas, que han visto duplicado los precios por sus consumos eléctricos en 10 años, incrementándose sus costos de producción y perdiendo competitividad en los mercados extranjeros. La Presidenta Bachelet ha impulsado una Agenda que busca que la energía sea un pilar de desarrollo económico del país y que impulse los esfuerzos de inclusión social que nos hemos propuesto.
Para eso se requiere construir una visión común, de largo plazo, que otorgue fundamento a una política energética para las próximas décadas.
El uso responsable y eficiente de la energía es otra de las piedras angulares de esta agenda.
Pero el gran desafío es abrir paso a una mayor participación de las fuentes de energía renovables no convencionales, que nos hemos propuesto como país que al 2025 aporten un 20% de la energía total producida en Chile.
Nuestra región tiene la oportunidad de ser un contribuyente significativo en este aporte. Contamos con fuentes de energía eólica importantes en toda la zona Oeste continental y en Chiloé. Tenemos fuentes de energía geotérmica significativas, derivadas de la presencia de numerosos volcanes y, ciertamente, contamos con relevantes fuentes de energía marina, como la undimotríz, producida por las olas y mareomotriz, producida por las corrientes que ellas generan.
En efecto, en los próximos años, los expertos apuntan a que la energía solar y las marinas son las que presentarán las más altas tasas de crecimiento en el planeta, acortando distancia con las hidroeléctricas y eólicas, entre las renovables. Ello abre al país una enorme oportunidad, por contar con una extraordinaria fuente de energía solar en el norte y fuentes derivadas de las olas y mareas del sur patagónico, que nos pueden llevar a liderar el desarrollo tecnológico en el aprovechamiento de estas fuentes y con posterioridad la generación basada en ellas.
Adolfo Alvial M.