Un helicóptero de Carabineros está colaborando en las faenas de rescate para encontrar a los tres jóvenes israelitas que se extraviaron hace tres días en el volcán Puyehue, distante a 90 kilómetros de Osorno. Desde tempranas horas Carabineros reanudaron la búsqueda que salieron desde el sector El Caulle.
Se ha iniciado el proceso de matrículas para el año 2015 y la Superintendencia de Educación informa que a 981 alumnos a nivel nacional no se les renovará la matrícula y que la principal causa esgrimida por los establecimientos es la disciplina (67.3%), seguida de rendimiento académico (18,6%), problemas con apoderados y antecedentes económicos, en un porcentaje menor.
Los últimos tres casos claramente son discutibles. Para resolver estos conflictos se ha lanzado un Proceso de Mediación para restablecer la relación a través de un ente imparcial y objetivo.
Se arguye que todo niño o niña tiene derecho a educarse y que el establecimiento tiene el deber de procurar la permanencia en los recintos.
La pregunta inmediata que surge a los docentes que han debido tolerar faltas de respeto en clases, agresiones y permanente indisciplina de estos alumnos durante su labor es: ¿y los derechos de los profesores a desarrollar su trabajo en un clima de armonía y de responsabilidad con el logro de los aprendizajes dónde se mencionan? ¿o acaso los derechos de los otros alumnos que sí mantienen conductas propias de su condición dentro de las aulas no existen?
Nadie es tan burdo dentro del magisterio para decidir que por faltas mínimas un alumno debe irse. Los reglamentos de cada unidad educativa sancionan de manera ascendente la gravedad de las faltas y para llegar a esta instancia es porque ya se han dado muchas oportunidades sin obtener resultados.
Es aquí donde volvemos a reiterar la importancia de la familia como el sustento principal del proceso de educación, los hábitos y valores que se aprenden en el hogar son decisivos para el desarrollo y crecimiento posterior de los niños y jóvenes, y creo que todos ellos el más importante es el respeto hacia el prójimo. Esto se reflejará en todas las acciones: en su convivencia diaria y desempeño personal.
Cuando hoy vemos que hasta los padres se permiten ser irrespetuosos con quienes educan formalmente a las nuevas generaciones y que muchos de ellos omitieron establecer reglas claras a sus hijos ¿Es oportuno llorar sobre la leche derramada y denunciar que ya nadie tolera su propia obra? Yo recibiría la carpeta con algo de vergüenza.
Elba Vargas Fuentes
Una banda de audaces monreros, cuyas características de operación no son habituales en Osorno, ingresó el fin de semana al policlínico de Rahue Bajo, en Calle Victoria y violentó su caja de fondos, desde cuyo interior se robaron la suma de $20.500. Se estima que los delincuentes trabajaron varias horas par abrir la caja fuerte.
Los hogares se preparan para celebrar una fiesta eminentemente cristiana, que ha sobrepasado ese mundo para convertirse en una oportunidad que puede encontrar lo mejor de las personas.
Hay pocos momentos de recogimiento tan significativos como Navidad. Tiene una impronta que ha cruzado la religión para instalarse como un símbolo de los valores humanos.
La fecha recuerda el nacimiento de Jesucristo en Belén. El Hijo de Dios vino al mundo con el objetivo de redimir los pecados de las personas y entregar su vida. Creyentes o no, es indudable que el mensaje de Cristo ha marcado la historia occidental con un legado de respeto por el otro, y mucho más que eso, de amor por todos nuestros pares.
Parece indudable que esa entrega se ha tergiversado muchas veces, olvidándose del sentido más profundo del ideario para caer en ganancias de corto plazo, o para conseguir otro tipo de objetivos. Pero esta historia nos muestra la esperanza de que este mundo puede ser mejor.
La Navidad no es ciertamente una fecha para acumular regalos, sino una oportunidad para pensar en los otros y regalarles esperanza. Esa ofrenda nos ofrece la oportunidad de ser mejores y avanzar como seres perfectibles.
La Navidad puede ser un momento de encuentro, de amistad, de compartir el dolor, de acompañar al desamparado, entregar una palabra de aliento al que lo pasa mal, o aconsejar a quienes no han tomado el mejor camino.
En eso no debe perderse el foco, incluyendo a los menores, quienes, muchas veces, replican la fiebre consumista, dejando de lado el verdadero sentido de estas fechas, porque sus padres no les han enseñado su real significado.
Cuando ya cerramos el año les enviamos nuestro más sincero agradecimiento y un mensaje de bienaventuranza, a cada uno de ustedes, nuestros lectores y a toda la población, especialmente a aquellos que más sufren, a quienes extrañan la pérdida de un ser querido o que viven en condiciones precarias y pasan necesidades.