Pastores combinan sus roles como guías espirituales y trabajadores
religión. A diario pastores evangélicos cumplen funciones que los llevan fuera del mundo religioso. Recientemente en el congreso se aprobó un proyecto de ley que permitirá que puedan seguir cumpliendo sus funciones laicas, las que pueden compatibilizar con sus obligaciones laborales.
Pablo Rosales llega temprano a su oficina ubicada en el sector de Ovejería. Allí realiza labores de administración para una empresa de transportes. Y si bien su trabajo le implica ocupar varias horas del día, por las tardes se las arregla para dedicarse a otra de las grandes labores que desempeña en su vida: la de ser pastor evangélico.
Pablo hace poco se enteró acerca del proyecto de ley que se analiza en el Congreso, donde se busca modificar el Artículo 38 del Código del Trabajo, en materia de otorgar protección al trabajador que se desempeña como pastor religioso, disponiendo la distribución de la jornada laborar ordinaria para que sea compatible con las respectivas actividades religiosas.
Frente a ello, Pablo piensa que se beneficiará a todas las congregaciones cristianas.
El hombre, de 50 años de edad, es ministro de la iglesia evangélica "Centro Cristiano Avivamiento" de calle Los Carrera y semanalmente comparte con su esposa Violeta Villanueva, quien también es pastora, las responsabilidades de dirigir una congregación de aproximadamente 40 feligreses y en la que lleva poco más de un año liderando.
Afortunadamente para él, no existe mayor problema en compatibilizar el oficio religioso con su vida secular, pues tiene un jefe que le permite combinar ambas actividades.
Eso a pesar de que en su congregación las actividades se extienden en promedio cuatro días a la semana. "Afortunadamente mi jefe, Pablo Villegas, entiende lo que hago y sabe que me dedico a la labor pastoril; me entrega las facilidades para realizarla y deja que maneje mis horarios, siempre cumpliendo", recalca el pastor.
Generalmente luego del trabajo, a eso de las 18 horas, Pablo concluye su labor como administrativo de la empresa Transportes TPV, para comenzar sus labores como pastor en la iglesia.
"Por supuesto que no es todos los días, pero generalmente debo estar presente los miércoles, viernes, sábados y domingos", agrega.
En su congregación, el pastor es el encargado de atender y trabajar junto a matrimonios, jóvenes, niños en riesgo social y, por supuesto, un gran número de feligreses. "Como congregación pretendemos aportar un granito de arena con aquellas personas que más lo necesitan", indica el pastor evangélico.
Eso sí, admite que a la iglesia hay que dedicarle mucho tiempo, pues asegura que "ser pastor es un oficio de mucha pega. En estos días existe una diversidad enorme de personas y, por lo mismo, necesidades distintas en las cuales tenemos que trabajar y aconsejar. En este trabajo debe existir mucho de vocación sincera", dice Rosales.
Profesor
A primera vista es difícil creer que David Carrillanca, con sólo 29 años, tiene experiencia como pastor, debido a su corta edad en la que ya dirige una iglesia; no obstante, admite que si bien aún no cumple las tres décadas, existen pastores todavía más jóvenes.
Como profesor de matemáticas en el Liceo Industrial y como guía de la Iglesia de la Reconciliación, David conjuga sus dos vocaciones: por un lado enseñanza números y por otro la religión.
Pese a que el joven pastor no es el único de la congregación, es el encargado de trabajar junto a decenas de jóvenes a quienes instruye, enseña y aconseja luego de salir de su rol de docente, función que lleva a cabo todas las tardes y es un trabajo intenso.
"Cuando comencé a entregarle más tiempo a mi rol de pastor, los tiempos se me hacían escasos y me costaba combinar ambas actividades", dice Carillanca.
Sobre todo porque "el trabajo de un profesor nunca acaba con los horarios de trabajo. Uno muchas veces se lleva la pega para la casa. Como docente, corriges pruebas y preparas clases y como pastor de jóvenes, los atiendes, los aconsejas y los acompañas en sus casas o a través del teléfono", sostiene.
Según describe, con el paso del tiempo se ha vuelto más fácil compatibilizar ambas actividades. Eso sí uno de los puntos positivos de sus labores, es que recibe remuneración por ambas actividades, ya que el tiempo que les dedica, ocupa la mayor parte de su día.
"En la iglesia existe una administración bien establecida y las cosas funcionan de esa manera. Sin embargo, antes de ejercer mi rol como pastor remunerado, desarrollaba una labor muy parecida, pero con menos tiempo, junto a los jóvenes de la congregación", cuenta David.
Por todo ello y el tiempo que debe repartir en ambas labores, confiesa que mentiría si no dijera que en alguna oportunidad ha pensado en dedicarse de lleno a uno de los dos trabajos que ejerce, aunque está lejos de saber cuál de los dos debería continuar.
"No es fácil tomar una opción, pues si dejo de trabajar para la iglesia, ¿dejaría de ser pastor por ello?. Y lo mismo me pregunto si fuese al revés", reflexiona el joven pastor.
flores y Biblia
Elizabeth Hernández es una de las pocas pastoras mujeres que existen en Osorno, según confiesa.
En el living de su casa ubicada en el sector Francke, Elizabeth de 57 años mantiene una completa biblioteca relacionada sólo a estudios religiosos y títulos como "Haciendo lo que Jesús hizo", "Diccionario de la Biblia" o "El Antiguo Testamento", asoman en cada una de las estanterías.
Elizabeth ejerce como pastora desde hace 10 años en la Iglesia del Evangelio Cuadrangular, pero desde hace 33 es dueña de un puesto donde vende flores, en el cementerio Católico, con el que reparte su tiempo a diario.
Como ella misma señala, estar encargada tanto de un negocio propio como de su congregación, la hacen disponer de poco tiempo. Por lo que reafirma que para ser pastor, se debe tener una tremenda vocación y además designio de Dios.
"La verdad es que alcanzo a dormir muy poco y me levanto muy temprano. A eso de las 5 o 6 de la mañana ya estoy realizando mis oraciones en comunión con Dios y poco tiempo después me levanto a ejercer mis labores temporales. Hay que estar preparado para lo que viene en el día a día, ya que el trabajo religioso es una labor ardua", aclara la pastora.
Elizabeth se preparó por muchos años para llegar a ser una de las representantes de su congregación, debió estudiar por cuatro años en un instituto bíblico.
La mujer señala que estar a cargo de una congregación es un trabajo que implica estar ocupada toda la semana, con reuniones, atención de feligreses o el estudio del mismo evangelio.
Por lo mismo depende mucho de lo que le aportan tanto su esposo como sus hijos, quienes también se encuentran conectados con el trabajo que realiza.
En cuanto a la ley que permitirá que pastores puedan disponer de un tiempo para llevar a cabo sus actividades religiosas dentro de sus labores seculares, Elizabeth se confiesa satisfecha, ya que sostiene que esto es un reconocimiento a la labor que se hace y que no todos tienen la oportunidad como ella de manejar sus horarios.
Dos actividades en la jornada realizan la mayor parte de los pastores. Una en la parte religiosa y la otra en la secular.
El tiempo que se dedica a cada una de las actividades de su vida diaria, es un factor importante en la vida de los pastores.
4 días
a la semana Pablo Rosales se dedica a estar presente dentro de la iglesia que dirige, el Centro Cristiano Avivamiento de calle Los Carrera #1251.
Iniciativa busca
poder facilitar las labores religiosas a aquellos pastores o ministros religiosos que realicen labores de orden secular y tengan un tiempo determinado para eso.
Noviembre fue
el mes en el que se aprobó el proyecto de ley que busca modificar el Código del Trabajo, en materia de protección del trabajador que se desempeña como pastor religioso.