Bolivia y el conflicto por el mar
El 2 de octubre pasado, nuestro país presentó a través de su Cancillería el video "Chile y la aspiración marítima boliviana: mito y realidad", en el que expresaba gráficamente sus argumentos que apuntan a que el vecino país ya tiene una salida al Pacífico a través de las costas nacionales. Ahora fue Bolivia que respondió a través del expresidente Carlos Mesa, quien también es vocero internacional para la demanda marítima, quien adelantó que su país también prepara un video que contra argumentaría al chileno.
El anuncio se hizo algunos días después de que la Cancillería boliviana respondiera de manera formal a la objeción preliminar que presentó Chile y que consistió en impugnar la competencia de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, en el marco de la demanda marítima. La respuesta del agente altiplánico Eduardo Rodríguez Veltzé, "pide a la Corte Internacional de Justicia que declare que la demanda se encuentra dentro de su jurisdicción y en consecuencia se fijen los plazos para las futuras actuaciones".
La historia de la demanda marítima boliviana está entrando a un terreno distinto y mucho más concreto en cuanto acciones. Tras el litigio chileno-peruano por la delimitación marítima, Bolivia recurrió a una instancia jurídica similar en busca de los resultados que por décadas no ha conseguido. Sin embargo, la estrategia del gobierno de Evo Morales no ha logrado sensibilizar al ciudadano chileno medio.
La Encuesta Bicentenario, estudio anual que realiza la Universidad Católica junto a Adimark GFK, mostró que en 2014 la opinión de los encuestados que se inclinan por "no dar una salida soberana al mar ni beneficios económicos para sus exportaciones" alcanzó el nivel más alto en los últimos 8 años, llegando al 58%. En 2006, sólo un tercio opinaba así.
A eso, se suma el descenso de quienes creen que se debe dar sólo "beneficios económicos para que ocupe puertos chilenos", de un 47% a un 30%. Sin duda, Chile y Bolivia tienen un largo y fructífero camino por recorrer, pero las condiciones y estrategias que hasta ahora encabeza el gobierno altiplánico no suman mucho para alcanzar ese objetivo.