un hombre con parálisis vuelve a caminar gracias a células madre
terapia. "Es más impresionante que un hombre caminando sobre la Luna", dicen los médicos sobre este revolucionario tratamiento.
Un hombre que sufría parálisis de la cintura para abajo ha vuelto a caminar tras someterse a una terapia pionera en la que se le trasplantaron células de su cavidad nasal dentro de la médula espinal.
Después de ser tratado en Polonia por cirujanos polacos y científicos británicos, el búlgaro Darek Fidyka, que sufría parálisis tras ser acuchillado en 2010, logró caminar de nuevo con la ayuda de un andador, y hasta puede conducir.
Los detalles del tratamiento se explican en la publicación "Cell Transplantation", mientras que la BBC hizo durante un año un seguimiento de la rehabilitación del paciente.
"Cuando apenas puedes mover la mitad de tu cuerpo te sientes impotente, pero cuando comienzas a sentirlo de nuevo es como si volvieras a nacer", explicó el búlgaro, de 38 años.
implante de células
El revolucionario tratamiento empleó las llamadas células olfativas envainadas (OECs), que forman parte del sentido del olfato y actúan como camino que posibilita que las fibras del sistema olfativo se regeneren continuamente.
Esas células contribuyen a la reparación de nervios dañados que transmiten mensajes olfativos, al abrirles los conductores que van hacia los bulbos olfativos en el cerebro anterior.
Recolocadas en la médula espinal, permiten que los extremos de fibras nerviosas que están dañadas crezcan y se unan, algo que hasta ahora parecía imposible.
En la primera de las dos operaciones que se le practicaron a Fidyka, los especialistas extirparon uno de los bulbos olfativos para plantar un cultivo de las citadas OECs.
Dos semanas después, según la BBC, los médicos trasplantaron las células a la médula espinal, dañada tras haber sido atravesada por la navaja.
Los médicos emplearon unos 100 microinjertos de esas células olfativas envainadas, tanto por encima como por debajo de la herida en la espalda y utilizaron cuatro tiras finas de tejido nervioso, extraídas del tobillo del paciente, que colocaron sobre un espacio de 8 milímetros en el lado izquierdo de la médula espinal.
Antes del tratamiento, el polaco llevaba casi dos años sin haber mostrado ninguna señal de recuperación pese a haberse sometido a muchos meses de sesiones intensivas de fisioterapia.
Tras el trasplante de células, Fidyka realizó un programa de ejercicios de cinco horas diarias, cinco veces por semana, en el Centro de Rehabilitación Neuronal de Breslavia (Polonia) y los resultados se empezaron a sentir a los tres meses, cuando su muslo izquierdo comenzó a desarrollar músculo.
Seis meses después de la cirugía, Fidyka pudo dar sus primeros pasos ayudado de barras paralelas que le servían de soporte y de aparatos en las piernas y gracias al apoyo de un fisioterapeuta.
Dos años después, el hombre puede caminar ayudado de un andador fuera del centro de rehabilitación y ha recuperado parte de las sensaciones en la vejiga y el intestino, así como la función sexual.
"Es increíble ver cómo la regeneración de la médula espinal, algo que hace años se pensaba que era imposible, se está volviendo una realidad", dijo el neurocirujano Pawel Tabakow, del Hospital Universitario de Breslavia.
En los últimos años, el empleo de las células madre para reparar los tejidos dañados ha surgido como una esperanza que incluso podría solucionar la baja donación de órganos. Por ejemplo, Takanori Takebe, perteneciente a la Universidad de Yokohama en Japón, consiguió producir in vitro y a partir de células pluripotentes inducidas (iPS) un fragmento tridimensional y vascularizado de hígado humano que, tras ser trasplantado en el cráneo y el abdomen de ratones, realiza funciones propias del órgano completo.